MASON
Estaba cruzando el pasillo junto a Erick cuando vemos Melanie sosteniendo algo entre sus manos, como una caja de cartón pequeña.
Erick y yo nos detenemos al mismo tiempo que ella, nos da una sonrisa. —Hola chicos, ¿Van al club?
Asentimos. —Sí, tú tienes arte, ¿no? —Erick haba.
Levanta la caja y sonríe. —Hoy mi proyecto es crear un universo aquí —la sacude—. Estará lleno de rosas de papel diminutas, para mi chica.
—Suena romántico —Erick afirma—. Ahora entiendo porque Karlie se la pasa hablando de lo tiernas que son.
Gracias a Karlie hemos conocido a Melanie y a Rossy, quienes son muy agradables y desde el principio nos han tratado como si fuéramos sus amigos desde siempre.
Antes de mudarnos estaba un poco preocupado por cómo serían las cosas, no necesariamente para mí sino para mis hermanas y para Erick. Quizás no lo demuestro pero sí me preocupo por él, es un chico alto y fuerte pero su corazón es como muy suave.
“Corazón de hámster” lo llama Miranda, mi hermana menor. Según ella los hámsteres tienen infartos todo el tiempo por cualquier cosa, me parece ofensivo que lo llame así, no quiero que Erick muera tan joven pero comprendo su punto. Erick cree que todas las personas tienen buenas intenciones y eso no es verdad.
También me preocupaba Lila, aún no ha venido aquí a la escuela pues sigue en sus sesiones de terapia pero cuando lo haga, sé que podrá acercarse libremente a las chicas. Sé que le agradará Karlie y estoy seguro que Karlie será muy buena con ella.
Ya sé, ni siquiera conozco a Karlie realmente pero algo dentro de mí me dice que ella es genuinamente buena. También he podido notar su comportamiento durante estos días, la forma en que defiende a sus amigas y en su actitud divertida.
Me agrada mucho.
Melanie suelta una risita regresándome a esta conversación. —Lo somos, es su culpa, me ayudó a conquistarla —luego su sonrisa desaparece—. Estoy preocupada por ella, Adam…
Es un tonto.
Erick exhala. —Ah, sí…
Melanie muerde su labio inferior. —Sé que apenas conocen a Karlie pero ella siempre tiene una sonrisa en su rostro, siempre bromea y cuando está decaída es principalmente por, bueno, él.
Cambio el peso de mi cuerpo, del pie izquierdo al derecho. —Vamos a animarla —afirmo—. Sé que los chicos en el club la harán sentir mejor, no te preocupes.
También estoy seguro de eso. Los chicos se ven extrañamente comprometidos en lograr que Karlie consiga a Adam pero se nota que no son sus admiradores más grandes. Quien sabe porque, aun me falta mucho por comprender sobre esta escuela y como se llevan todos con todos.
Mira su caja sin nada de decoraciones, solo ese aburrido color marrón. —Me alegra que esté ahí, con ustedes y los demás —dice—. La amo pero no sé, Karlie merece muchos amigos y a veces siento que está muy enfocada en Adam cuando no la valora como merece —suspira—. Lo siento, me estoy quejando con ustedes.
Erick se encoje de hombros. —No importa, somos buenos lidiando con los problemas de las chicas —contesta—. Bueno, tal vez yo no pero Mason sí, creo… tal vez no.
Empujo a Erick por el brazo. —Lo que Erick quiere decir es, está bien que te quejes de Adam con nosotros —bajo la voz—, yo lo haría también.
Detrás de Melanie se aparece Rossy corriendo, ella también lleva una caja en la mano para su proyecto. — ¡Chicos! —Coloca sus brazos sobre los hombros de ella y le da un beso en la mejilla—. Hola, ¿Qué pasa? ¿Están hablando del elefante en la habitación?
— ¿Qué elefante? —Erick pregunta, viéndome para que le explique.
—El que está a tu lado —respondo levantando el mentón, señalando.
Junta sus cejas y mira a su costado. —Mason, no entiendo.
Rossy suelta una carcajada. —No, digo, ¿estamos hablando de como Karlie merece unicornios y gatitos pero Adam le ha robado su luz interior?
—En realidad Melanie nos estaba hablando de ti —contesto—. Creo que le gustas.
Rossy suelta una risita, Melanie solo suelta aire por la nariz. — ¿No es obvio que se gustan? —Susurra Erick—. Ah, ya entendí, es una broma.
—Pues qué bueno que te gusto —dice ella acercando su nariz a la mejilla de Melanie—. A mi también me gustas, mucho en realidad.
Melanie sonríe. — ¿Sabes que me dijeron? Que somos muy cursis.
Se encoje de hombros. —Lo somos y me gusta.
Melanie la ve a los ojos y se siente como si estuviéramos interrumpiendo un momento entre ellas. —A mi también —se acerca a Rossy—. Me gusta ser cursi contigo.
Estas chicas no necesitan crear ningún universo en las cajas, solo por la manera en que se miran ya lo crean inmediatamente. Es como si nada las despegara de la vista de la otra y si fuera un poco más poético diría que puedo escuchar sus corazones latir coordinados.
—Vaya —suelto—. Ustedes dos son como los personajes cursis de las películas que miran mis hermanas.
Melanie entorna sus ojos. — ¿Envidia, Mason? —Sonríe de lado—. ¿Te gustaría ser cursi con alguien que conocemos?
Yo también entorno mis ojos, estoy seguro que no soy tan obvio. —Estoy bien siendo el espectador, no creo mucho en las historias de amor.
Rossy bufa. — ¿Cómo qué no? El amor es real, es lo más real del mundo —afirma—. Pero dinos, ¿no quisieras confesarnos algo? Prometemos no contarlo.
Erick suelta una risa que intenta disimularla tosiendo. —Mason es un rompecorazones, no se enamora.
Eso no es cierto pero está intentando sacarme de esta situación.
—Um, ¿seguro? —Melanie examina mi rostro en búsqueda de la verdad, creo que estoy respirando más rápido ahora—. ¿De casualidad no has encontrado el amor en estos pasillos últimamente?
Me toco la barbilla. —Me han atrapado —tomo la mano de Erick—. Bésame, amigo.
Él se suelta, negando. —Mason, ya no puedo contigo.
Rossy ríe de forma aguda. —Ustedes son geniales, me alegro que ya somos como un grupo de amigos —afirma—. Pero regresando a Mason, Mel tiene razón, yo tengo un radar del amor y se activa contigo.