— ¡Adam quería besarme! —estoy intentando no gritar.
Rossy se cubre la boca y Melanie abre los ojos. — ¿Por qué no nos dijiste antes? —hoy es lunes y pasé todas estas horas aguantándome las ganas de decirles a mis mejores amigas todo lo que había sucedido.
Despertarme fue como volar en una nube, fue mágico y muy especial. Mi corazón ya no late injustificadamente por Adam, ahora sí hay razones para tener esperanza y creer que las cosas van a cambiar.
Creo que el plan está funcionando, solo tenía que ser paciente.
Me coloco las manos sobre el pecho. —Porque no podía decírselos por teléfono, tengo que contarles cada uno de los detalles.
Y eso hice, les conté desde la mañana del sábado hasta el segundo que estábamos cerca de besarnos, mi cara mantenía un gran sonrisa y mi corazón se aceleraba tan rápido como en ese momento.
Tan solo recordar la manera en qué él se acercó y la forma en que sus labios estaban tan cerca de los míos me sonroja, no puedo creer que realmente sucedió.
Bueno, no sucedió mucho, no nos besamos pero si no lo hubieran llamado estoy segura que sí hubiera ocurrido.
El domingo no lo vi, seguramente estaba ocupado con sus cosas. Sí me topé con Trevor y él me avisó que su hermano salió y bueno, ya no tuve tiempo de verlo.
Mientras me apresuraba con las palabras para que me diera suficiente tiempo de decirles todo, Raquelle pasó en medio de Rossy y Mel, golpeándolas en el brazo y empujándome a un lado.
Me volteé rápidamente. — ¡Raquelle! —le grito y ella se detiene—. ¿Cuál es tu problema?
Algunas personas nos voltean a ver, ella se da la vuelta y ríe. — ¿Me estás hablando a mí?
—No tonta, a la otra Raquelle que no tiene nada de modales y actúa como una idiota —suelto muy molesta.
Sé que Raquelle ha molestado a mis amigas desde que ellas se tomaron de la mano por primera vez en los pasillos. A la mayoría no le importó, pero Raquelle sigue con el cerebro desactualizado y sus ideas tontas la convierten en una persona muy grosera, entonces las vio con mucho asco y le dijo a una de sus amigas que las lesbianas estaban enamoradas de ella.
Solo otra persona muy tonta podría enamorarse de Raquelle.
Escucho unas risas de las personas alrededor que se han detenido a observar la situación. Rossy está llamándome por mi nombre al igual que Mel, ellas no quieren que me meta en problemas pero alguien tiene que detenerla.
Raquelle sonríe de lado — ¿Desde cuándo la fea sacó garras?
— ¡Desde que tu naciste! —le grito.
Raquelle me mira de arriba hacia abajo. Hoy no tengo mis trenzas pero no llevo nada de ropa bonita, solo mis pantalones viejos y mi camiseta negra simple y aburrida. Me apliqué un poco de corrector y mascara de pestañas, solo eso.
Intento no verme vulnerable por la manera en que analiza mi aspecto. Ella siempre se ve bien.
No soy de las que creen que las bonitas son malas automáticamente, la mayoría de las porristas con quien he hablado son bastante amigables y agradables, Rossy y Mel son muy lindas también. Las hermanas de Mason son otro ejemplo más, y María igualmente.
Las chicas lindas no son malvadas ni enemigas de las que no lo somos tanto, pero lo que arruina sus rostros de modelos súper famosas, es la actitud de poca empatía y nada de tolerancia que algunas tienen.
Yo creo y apoyo la idea de cómo entre chicas debemos apoyarnos pero no puedo estar del lado de alguien que no respeta a otras chicas simplemente porque están en una relación.
No apoyo a nadie que viva con odio en su corazón, sea hombre, mujer o como sea que se identifique. Lo único que tienen que ser es respetuosas, no es tan difícil.
Raquelle sonríe de lado. —Me das pena, Charlie.
Ruedo los ojos, sé que sabe mi nombre y solo finge que no es así. — ¿Cuándo vas a dejar de fastidiar a mis amigas?
Ella coloca una mano en su cadera. — ¿Amigas? ¿Acaso no eras lesbiana? Tienes toda la apariencia de una, pensé que eras su novia también.
Es una idiota. —Eres un asco de persona, Raquelle.
Se encoje de hombros. — ¿Crees que me interesa lo que piensas de mí? eres una invisible y me das pena, ahora, deja de quitarme el tiempo.
Empuño mis manos. —Si le vuelves a hacer algo a ellas lo pagaras.
No sé qué significa que lo “pagará” pues no me veo intentando golpearla pero, tengo que hacer algo. Necesito que deje a mis amigas en paz.
Levanta una ceja. —Mira Karla —sigue confundiendo mi nombre a propósito—. No te metas conmigo, no tienes idea de lo mal que te puede ir.
Resoplo. — ¿Crees que te tengo miedo a ti? Tú no tienes idea con quien te estas metiendo.
Bueno, estoy exagerando un poco. No es como si sé artes marciales o pueda aparecer en esas escenas de acción con veinte tipos rodeándome, pero quiero que sepa que no le tengo miedo.
Raquelle entrecierra los ojos con una sonrisa llena de maldad, levanta su mano y arranca mis gafas de mi cara, intento quitárselas pero las deja caer al suelo y les pone un pie encima quebrándolas.
Todo sucedió tan rápido que no pude actuar con más agilidad.
¡Que idiota es ella!
— ¿Ves que fácil es detenerte, niña? —no tengo la peor visión del mundo pero si necesito mis gafas. Puedo ver las cosas desde cierta distancia pero no las que están muy cerca, ahora no sé qué haré, me falta estar aquí un día entero.
— ¿Por qué hiciste eso? —Melanie se acerca—. ¿Estás loca?
Raquelle se ríe y se aleja de nosotras.
Yo me inclino para recoger mis gafas aplastadas y rotas, las guardo en mi bolsa sin cuidado, ya están dañadas de todas formas.
—Genial —suelto.
Rossy se acerca —Ay no, Karlie, ¡Es mi culpa!
La miro entrecerrando los ojos. — ¿Qué? ¿Cómo es tu culpa?
Melanie suspira. —Siempre nos defiendes, es nuestra culpa.
Niego con las gafas en la mano. — ¿Creen que esto termina así? No amigas, aún tengo una venganza que cobrar —las señalo con dos dedos—. Ustedes vayan a clase, no me esperen.