El Chico Menos Probable

Él cree que soy increíble.

 

En la cafetería estaba con mis amigos comiendo tranquilamente cuando el techo se rompe y comienza a llover sobre mí.

Bueno, eso no pasó, lo que realmente ocurrió fue que Raquelle decidió vaciarme una botella de agua en la cabeza. Completa. Ni una sola gota quedó ahí.

Al menos fue agua y no basura.

— ¡Raquelle! —Melanie se levanta con el rostro lleno de enojo—. ¡Basta!

Mason, sentado a mi lado izquierdo, me mira con los ojos y boca abierta, luego sube su mirada a Raquelle. —Oye, ¿Cuál es tu problema?

Raquelle lanza la botella vacía sobre mi bandeja, coloca sus manos en mis hombros y se inclina —Nunca vas a ganar, idiota. No vuelvas a meterte conmigo.

Mason le retira su mano de mi hombro y se levanta de su asiento. — ¿Por qué hiciste eso? ¿Quién te crees para hacerle esto?

Ella bufa. — ¿Por qué te defienden, Charlie? ¿Te estas acostando ahora con chicos? ¿Te aburrieron las chicas?

El agua sigue cayendo de mi cabello, por mi frente y deslizándose sobre mis mejillas. Parpadeo varias veces, sacudiendo con mis pestañas las gotas sobre ellas.

—No sé quién eres —Mason le dice con un tono fuerte—. Pero no vuelvas a hacerle nada a Karlie, ¿Bien? No te metas con ella.

Ella chasquea sus labios. — ¿Quién eres tú? ¿Por qué caíste bajo con alguien como ella? No estás nada feo como ella.

Mason bufa, arruga su frente y levanta su mano. —Escucha, solo aléjate y ya —pasa la mano por su cabello—. Ni siquiera la mires.

Ella rueda sus ojos —como sea. —Y se aleja.

 Yo sigo con el cabello mojado y la ropa húmeda, mi espalda, hombros y parte de mis muslos les cayó agua. Todos en la mesa me miran preocupados, los ojos de Rossy están a punto de llenarse de lágrimas.

Entonces suelto una broma para evitar que eso suceda: —Bueno, ahora no tendré que tomar un baño.

Erick parpadea. — ¿Cómo puedes bromear después de algo así?

Mason no se ríe tampoco, siguen observándome con las cejas juntas y los labios apretados.

Rossy se cubre el rostro. —Lo siento tanto Karlie, perdón.

Rossy es demasiado buena para este mundo, nada de esto es su culpa pero es ella quien me pide perdón. —Basta Rossy, tú y Mel merecen ser felices y que nadie las fastidie, además, solo es un poco de agua.

—Espera —Mason se vuelve a sentar a mi lado—. ¿De qué hablas? ¿Qué tienen que ver ellas?

Rossy le explica: —Raquelle nos molesta por ser pareja, ese es su único motivo. Karlie solo intenta cuidarnos pero ahora está metida en un lío.

Erick niega. —Ten cuidado Karlie, personas como ellas pueden hacer cosas malas.

Me encojo de hombros. —No viviré con miedo y mucho menos miedo de personas como ella —empuño mi mano—. Si quiere guerra, guerra tendrá.

Mason toma una servilleta y limpia mis mejillas mojadas y mi frente. —Eres valiente, Karlie.

—O tonta —sonrío, dejando que él me ayude porque se siente bien que haga esto.

Um, ¿Por qué pensé eso?

Mason sonríe de lado. —No eres tonta —hace una pausa—, eres increíble.

Toco mi cabeza, justo donde ella dejó caer el líquido. —Pensé que dijiste que increíble era una palabra muy grande.

—Exacto —acomoda un mechón de mi cabello detrás de mi oreja—. Eres increíble.

Oh.

Rossy y Melanie me miran con las cejas levantadas. Espero que algún escritor de series para adolescentes esté tomando nota de este día porque sin duda me han pasado muchas cosas. Peleas, venganza, agua y ahora, un chico llamándome increíble mientras me mira como si realmente lo fuera.

Increíble.

—Ven conmigo —Mason se levanta de su asiento y extiende su mano hacia mí.

Por alguna razón, mi corazón pega un salto. — ¿A dónde? —pregunto frunciendo el ceño.

La comisura de sus labios se eleva. —Confía en mí, además yo debería ser quien tiene miedo de ti.

Me levanto y al hacerlo, termino cerca de él. —No te tengo miedo, solo que no sé a dónde quieres ir.

Mason mira a los demás —Ahora venimos, o sino, estaremos en el pasillo.

Rossy levanta sus manos. —Por mi pueden tardarse todo el tiempo que quieran.

Mel sonríe. —Sí, tómense su tiempo.

Les doy una miradas y ellas sonríen, no puedo creer que hayan dicho eso. Espero que Mason no lo malinterprete, no quiero que piense nada malo de mí.

Erick mira a Mason y mueve el rostro, Mason niega. No tengo idea qué se acaban de decir únicamente con gestos.

Mason me mira. —Ven, Karlie.

Pensé que no íbamos a poder salir pero el profesor que está cuidando la puerta está demasiado ocupado coqueteando con la cocinera de unos veintitantos años así que nadie nos nota.

Mason se detiene cuando atravesamos las puertas de la cafetería y se quita la camisa que lleva sobrepuesta la otra camiseta. Se queda únicamente con una camiseta de mangas cortas roja y la que se quitó, de botones, es negra. —Ponte esta, estas muy mojada de la parte de atrás.

Tomo su camisa y la veo. —Um, ¿Estás seguro?

Se encoje de hombros. —Te puedo dar esta si quieres —toma la roja—. Solo que todos me verán el torso y no sé si es apropiado.

—Oh, las chicas amarán eso —bromeo y veo su camisa negra, si la coloco dentro de mis pantalones se verá bien, como si fuera mía.

—Um, está limpia —dice Mason, tocándose el cabello.

— ¡No! —Levanto mis manos—. No es eso, estaba pensando en cómo usarla.

—Claro, ahora eres una chica con mucho estilo —sonríe y mi estómago siente unos chispazos—. Ven, vamos a los baños.

Mientras caminamos volteo a verlo, me gusta la forma en que su cabello está desordenado pero sigue viéndose bien. Quizás solo podría lucir bien en él, quizás es como todo en él encaja. Su ropa oscura, su mirada profunda y su personalidad relajada.

No entiendo por qué ha decidido ser mi amigo, incluso después de verme en mis momentos más vergonzosos.




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