— ¡Feliz año nuevo! —le digo a Mel y a Rossy cuando regreso a la escuela y las encuentro en el mismo lugar de siempre.
Ellas sonríen y me abrazan. —Hola Karlie, ¿Cómo va todo este nuevo año?
—Las cosas van bien —miro a Mel—. ¿Qué tal Nueva York?
Sonríe ampliamente. — ¡Genial! Tenemos que ir juntas ahí, será maravilloso —afirma y toma el teléfono para enseñarnos fotografías de su viaje con su mamá y sus abuelos.
Mel sonríe en todas las fotografías y siento mi corazón lleno, me alegra que mi amiga sea feliz a pesar de todo lo malo que ha vivido.
Rossy fue a España durante las vacaciones con su madre y también nos enseñó las fotos. Ella incluso dice que nos trajo regalos, que nos los dará cuando lleguemos a su casa.
No he podido hablar mucho con ellas, por la diferencia de horario y que estaban ocupadas paseando y conociendo lugares. Pero ahora que están de vuelta, finalmente sabrán todo lo que me ha ocurrido.
—Yo tuve unas largas vacaciones —les explico—. Tengo tanto por contarles.
Pero antes que pueda hacerlo, alguien se acerca para saludar. —Hola.
Su voz.
No lo he visto desde el día que fuimos al parque de diversiones, él fue de visita a la ciudad donde viven sus abuelos y no hemos podido hablar mucho tampoco.
Mi corazón late rápidamente incluso antes de verlo.
Giro y ahí está Mason, con un nuevo corte de cabello pero con su misma sonrisa, sus ojos y sus pestañas. —Hola Mason.
Erick levanta la mano. —Hola Karlie, ¿Cómo estás?
Lo miro y sonrío, también lo he extrañado a él. —Hola, bien, todo genial, no nos hemos visto desde el año pasado —hago mi chiste tonto y ríen, mi mirada regresa a Mason—. Tenemos clase, ¿no? —Muerdo mi labio—. ¿Vamos?
—Eh, ¿Tanto te emociona ir a clase? —pregunta Melanie, riendo.
Niego, sonriendo como tonta. —No, es algo más lo que me emociona.
Mason me mira entornando un poco los ojos, seguramente mi actitud lo confunde pero no me importa. Debe comenzar a acostumbrarse a esta Karlie, a la que no tiene miedo.
A la que lo ha extrañado más de lo que pensó que lo haría.
—Vamos —dice Mason y se despide de los demás al igual que yo.
Camino a su lado y lo miro. —Te queda bien ese corte, te miras bien.
Él sonríe de lado. —Gracias, no estaba muy seguro pero bueno, nuevo año nuevo estilo, ¿no?
Asiento, riendo nerviosa. —Oye Mason, el miércoles es mi cumpleaños, ¿estás libre?
Frunce el ceño. — ¿Es tu cumpleaños? ¿Por qué no me lo dijiste antes? Te tengo que comprar un regalo.
—No —me detengo y lo veo a los ojos, mi corazón no puede detenerse—. Solo quiero que estés conmigo, solo eso.
Mason vuelve a entornar sus ojos. — ¿En serio? ¿Solo eso? ¿Ni siquiera un millón de dólares?
Ninguna cantidad de dinero podría remplazarlo. —No, ni siquiera eso.
Mason ríe soltando aire por la nariz. —Eh, Karlie, ¿estás bien? Mi Karlie no rechazaría una buena suma de dinero.
Su Karlie.
Suelto una carcajada aguda. —Claro, ¿Por qué no debería estarlo?
—Um digamos que tú eres menos… —deja de hablar.
Inclino mi rostro. — ¿Menos qué?
Mason niega mostrando una sonrisa. —Nada, menos como yo. Soy yo el que te dice esas cosas, así no funciona nuestra relación.
—Deberías acostumbrarte —le digo, tirando del borde de mi suéter— algunas cosas han cambiado dentro de mí.
Mason levanta sus cejas. — ¿Debo tener miedo?
—Miedo —repito, respirando profundo—. No, Mason, no temas de esto.
Mason me observa unos segundos y luego sonríe de lado, extrañaba ver esa sonrisa. —No tengo miedo de nada, a excepción de las mariposas.
Pongo los ojos en blanco mientras mis mejillas se enrojecen.
Durante el almuerzo las cosas iban normales pero yo no podía dejar de sonreír. Soy una tonta pero no me importa, esta “tonta” no es tan mala como la del año pasado.
Nuevo año, nueva tonta.
— ¿Qué te pasa hoy, Karlie? —Pregunta Melanie—. Estas rara, ¿Qué pasó en vacaciones?
Suspiro y dejo salir una risita. —Nada, no pasó nada.
Erick entorna sus ojos. —Me das miedo, parecieras…
— ¿Qué? —río otra vez.
Rossy suelta una risa corta. —Pareces feliz, Karlie. Como, diferente —afirma—. Aunque me gusta verte así, mereces ser feliz.
Formo un corazón con mis manos en dirección a Rossy, ella lo hace también.
Mason me mira y suelta una risa corta. —Creo que Karlie fue remplazada durante las vacaciones y esta es un clon, presiento que, malvado.
Lo señalo. —No, claro que no —y luego río de nuevo.
Melanie entorna los ojos y se inclina hacia adelante sobre la mesa. —Ya me estás dando miedo, ¿Qué pasa, Karlie?
—Sí, suelta la sopa —Erick dice, esa expresión es tan anticuada pero lo perdono.
Mason toca mi meñique con su meñique. —Vamos, algo sucedió —su expresión cambia, junta las cejas—. ¿Tiene algo que ver con ese chico?
— ¡No! —Levanto las manos frente a mi rostro—. No, no eso, no es nada, lo prometo —tomo aire—. Nada.
Erick rasca su cabeza. — ¿Saben qué? Creo que Karlie está enferma o algo así, ¿tienes fiebre?
Mason acerca su mano y toca mi frente. —No, está todo bien.
Cada vez que él tiene contacto conmigo siento cosquillas en mi estómago. Lo miro y sonrío. —Sí, todo está bien Mason.
Rossy niega. —Es un día normal en la vida de Karlie.
—Eso parece —responde Mel.
Ellos siguen observándome así que decido confesarles una parte de la historia.
Junto mis manos y me inclino sobre la mesa. —Oigan, algo pasó en vacaciones. ¡Tuve una pelea con Adam frente a su familia!
Ellos fruncen el ceño. — ¿Y por qué estás tan feliz? —pregunta Erick.
—Porque fue genial —río—. Me hizo sentirme libre, ahora soy libre completamente. Fue como salir de la cárcel, después de una larga condena, ¡Soy libre!