El Chico Menos Probable

Después del beso

 

—Hola —digo yo, acercándome a Rossy y Mel.

Ellas se voltean y me abrazan al mismo tiempo. — ¡Feliz cumpleaños! —gritan ambas.

Nos separamos y yo sonrío. —Gracias chicas, de verdad.

Rossy me toma de los hombros. —Te daré tu regalo después de la escuela, ¿vamos a comer, no? Tenemos que celebrar.

Asiento dos veces. —Claro, corre a mi cuenta.

Mel ríe. —Yo también tengo tu regalo, sé que te gustará.

Entrecierro los ojos. — ¿Es acaso un poni? Sabes que siempre quise un poni, me parece una falta de respeto que ignores mis deseos, Melanie.

Ella rueda los ojos. —Pensé que cuando tuvieras dieciocho años madurarías, pero no —suelta una risita—. Está bien, me caes bien.

—Un alivio —contesto, llevándome la mano al corazón.

Rossy mira a Mason y entorna los ojos. —Eh, hola Mason, ¿Qué tal? —Me señala—. ¿Te trajo él?

Niego e inmediatamente, mi corazón se acelera. Tengo que contarles lo que acaba de ocurrir, se pondrán tan felices ya que ellas han sido “Equipo Mason” desde hace mucho tiempo. —No, solo lo encontré por ahí —le doy una mirada—. Estaba perdido.

Mason muerde su labio para no sonreír. —Sí, estaba cazando fantasmas.

— ¿Le diste un regalo a Karlie? —pregunta Rossy, emocionada—. ¿Le compraste algo tierno? ¿Flores? ¿Un oso de felpa?

Esos son el tipo de regalos que Mel le da a Rossy y aunque admito que las flores son lindas y los osos de felpa son abrazables, el regalo de Mason me parece más especial.

Hablo de la pintura, pero sobre todo, su carta.

Mason aclara su garganta. —Bueno, creo que hoy sí le di un regalo, depende como quieras verlo —me mira, elevando una comisura de sus labios. Está hablando del beso—. Puede que haya sido un regalo para mí.

Yo asiento bajando la mirada, pensé que Mason dejaría su actitud “coqueta” cuando ocurriera lo que ocurrió pero no, sigue siendo todo un chico muy… Mason.

Logra sonrojarme tan rápidamente.

 — ¿Qué se traen ustedes dos? —pregunta Melanie, juntando sus cejas.

En ese momento, gracias a Dios, llegan Lila y Erick.

Lila me abraza y me desea feliz cumpleaños, luego Erick se acerca y también me da un abrazo rápido.

—Felicidades —Lila sonríe—. Ven a la casa el fin de semana, hornearemos un pastel para ti.

—Buena idea —Erick asiente—, podemos organizarte una fiesta.

— ¿Estamos invitadas? —Rossy pregunta—. Amo las fiestas de cumpleaños.

—Por supuesto —Lila contesta—. Todos están invitados.

Mason resopla. —Lo lamento pero Karlie ya tiene planes, pero si hacen una fiesta, guárdenme pastel.

Erick le da un codazo. — ¿Planes contigo?

Antes que respondiera algo, Jason se acerca también y me preguntara si hoy es mi cumpleaños, le dije que sí y me abrazó por encima de los hombros.

— ¿Cómo sabes que hoy es? —le pregunto a él—. ¿Te lo dijo mi hermana?

Ahora que sale con Hannah…

Mira a Mason. —Él nos dijo —toma su teléfono y sonríe a la pantalla—. Lo siento, tengo que irme ahora, nos vemos después.

Jason se despide de todos sacudiendo la mano y se aleja. Yo miro a Mason. — ¿Les dijiste? ¿Por qué?

Se encoje de hombros. —Porque sí, es una fiesta nacional, ¿no?

Quiero acercarme y besarlo. —Fiesta mundial, diría yo.

Mason sonríe de lado. —Tienes razón, la princesa Karlie es una adulta, todos deberíamos festejar.

—Entonces —Lila habla—. ¿Le diste la pintura? —levanta y baja los talones, actuando como una pequeña niña inocente.

— ¿Qué pintura? —pregunta Rossy, viéndome con ojos acusadores.

Sí, sí, debí decirles a mis mejores amigas sobre todo eso pero mi mente estaba planeando muchas cosas a la vez y quería verlas de frente para explicarles cada detalle.

Lila explica: —Mason estaba haciendo una pintura para Karlie, me dijo que se la daría antes que los demás le dieran los regalos para que fuera algo más especial.

—Lila —Mason la regaña, viéndola como si acabara de cometer la traición más grande de la historia.

Erick suelta una carcajada. —Mason nunca regala sus pinturas —me mira, asintiendo varias veces—. Vaya Karlie, has conquistado a mi mejor amigo.

Mason le golpea el brazo a Erick. —Cállate tú también.

Yo sonrío y veo a Mason. — ¿Ah, sí? ¿Tanto me quieres, Mason?

Él me ve a los ojos y levanta una ceja. — ¿Quién es la que hizo ejercicio para verme?

Abro la boca como si estuviera ofendida. — ¡Es mi rutina diaria! No te sientas tan especial —contesto, retorciendo un mechón de mi cabello entre mis dedos.

Él entorna los ojos. — ¿Esa rutina incluye lo que pasó después?

—Sigue hablando y no volverá a ocurrir —río, este chico sabe cómo llenarme de mariposas.

Mason mira mis labios. —No creo que hables en serio, algo me dice que te gustó mucho.

Ruedo los ojos. —Mason, ¿Cuándo vas a dejar de ser tan humilde? —pero la verdad es que sí, me gustó mucho.

—El día que tú dejes de ser tan sarcástica —responde, acercándose un poco a mí.

Ahora mismo podría solo acercarme y…

—Lo están haciendo de nuevo —habla Rossy y dejo de sonreír, retrocedo y recuerdo que estamos en el pasillo de la escuela con nuestros amigos alrededor.

Erick nos mira con el ceño fruncido. —Ustedes… ¿Qué ocultan?

Melanie rueda sus ojos y suelta una exhalación. —Solo bésense ya.

— ¿Beso? —Mason y yo preguntamos al mismo tiempo—. ¿Qué beso?

Lila se cruza de brazos. —Mason, ¿Qué ocultas? ¿Por qué te ves así?

Él pasa su mano por su cabello. —Nada, yo no oculto nada —me mira—. ¿Ocultas algo Karlie? Porque yo no oculto nada.

Hago un círculo con mis dedos. —Cero, soy tan transparente como un… lo que sea que sea transparente.

Erick toma el rostro de Mason con una mano. — ¿Por qué estas sonrojado?

Bufa, empujando su brazo. —Claro que no Erick, es el clima.




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