El chico que por amor vendió su alma al diablo

El colapso, el calipso, la cita, la caída, el inminente final.

Mientras trataba de comentarte mi (o mis) sueño(s), pasó algo incómodo y curioso, recibí incontables llamadas de gente que ocupaba algo de mí, primero fue mi madre, que quería saber cómo estaba; eso no me molestó en lo absoluto, de hecho, le comenté de la noche anterior y me sirvió para acomodar mis ideas, luego fueron mis amigos, son bastante inoportunos cuando se lo proponen, luego llamó María que quería platicar y como ya es costumbre, últimamente no tenía tiempo, aun así la distraje un par de minutos con lo que estaba haciendo. “Deberías enseñarme tus escritos algún día”, No creo que sea la mejor idea que se entere de lo que escribo, nadie debería de hacerlo porque no es políticamente correcto..., ¿verdad? Después de María llegaron unos testigos de Jehová a la puerta, los despaché tajantemente y ellos se retiraron de mi puerta para seguir tocando puertas. Para ese punto ya estaba estresado y con ganas de silencio para obtener concentración en lo que estaban haciendo, luego interrumpió la voz de la chica del pacto diciendo que me cuidara de lo que estaba por ocurrir, yo la mande por un tubo y me senté a seguir escribiendo, y desafortunadamente tuvo razón la voz de la chica del pacto, puesto que, unos minutos después me llamó la chica X, preguntándome qué días podemos vernos, yo pregunto “Para qué” con un poco de fastidio, y ella hace una insinuación sexual, ese punto de mi desesperación me recordó una escena de “The shining”. Básicamente en este pasaje el esposo loco, Jack Torrance, discute con su mujer porque ella no lo deja en paz para escribir, y le dice que cuando ella lo distrae el tarda mucho tiempo en volverse a concentrar, ella se muestra sumisa y después de indicar que esta todo entendido él le dice: “Bien, ¿por qué no empiezas ahora mismo y dejas ya de joderme?”, particularmente es esa parte del pasaje lo que hace que sea delicioso, porque en yo en lo personal empatizo con el marido y la chica es una pesada que se está volviendo loca junto con el esposo. ¿No será eso lo que nos está pasando a María y a mí? 

 

Después de finalmente escribir todo correctamente incluyendo lo anterior, me comuniqué con María y le pedí disculpas, ella dijo que no había problema y comenzamos a hablar normalmente, cuando terminamos de conversar ella se despidió y luego se retractó para comentarme de algo que le había pasado en su casa durante una reunión familiar, ciertamente es algo pesado e inapropiado que no creo poder comentar aquí, ella lloró y yo sentía impotencia por querer desquitar lo que ella sentía con el responsable y no poder. Logré tranquilizarla, no te voy a mentir, yo también sentía un nudo en la garganta que comenzó a tener gusto a azufre... Prefiero dejarlo así, recordarlo me produce los mismos efectos y si a eso le añades la culpa que traigo... reitero es mejor dejarlo así. 




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