El chico que quería ser un ave

5. Arderemos

—Te ves hermosa, en serio —Aris terminó de cepillar mi cabello y acomodar cada pelo de mis cejas antes de dejarme en paz.

—¿Tanta producción era necesaria?

Miré al espejo, no me había dejado abrir los ojos desde que empezamos con escoger mi ropa y las frases adecuadas para mi "no cita". Me veía bien, debo aceptarlo, no era competencia de una modelo de Victoria's Secret pero mi cabello parecía normal, era semejante al de una chica bonita que ves en la calle y piensas que su cabello tiene estilo, y el mío, el mío en ese momento lo tenía.

—Supongo —sonrió—... ¿Todo bien?

—Sí, yo... estoy genial.

—No parece. ¿Aún piensas en el tal Jimmy?

—No...

Elevó una ceja.

—Un poco —continúe—... Sí —miré hacia el suelo y ella tomó mi mentón levantándolo.

—Vas a ir y vas a pasarla genial, se van a casar y yo iré a tu boda, entonces lanzarás el ramo y lo atraparé, luego conoceré a un sueco vendedor de seguros que practica natación, también nos casaremos pero después de cinco años el matrimonio perderá su fuego, entonces seremos tú y yo en mi yate privado tomando tequila —fruncí el ceño— bueno, yo tomaré tequila.

Guardé silencio unos minutos.

—¿Sabes qué? Olvida todo lo de Jimmy, sólo es un chico y yo sólo soy una chica, no es como estar enamorada.

Sonreímos y chocamos puños, el plan "Dan" seguía en pie.

—Cuando entres a su casa, ¿qué va a pasar? —me preguntó— anda, dime —insistió cuando rodé mis ojos.

—Hola Dan, estoy lista para la diversión —respondí en el tono más sarcástico y falsamente animado que pude.

—Vaya —hizo cara de disgusto—, con esa actitud tan despampanante no sé cómo no se fijó en ti antes.

—Es que, creo que es una respuesta muy tonta y falsa, yo no diría eso.

—¡Exacto! Porque tú no dirías nada, ¿recuerdas tu tendencia a congelarte?

Era verdad, la respuesta de Aris —por más tonta y falsa que sonara—, era mejor que mis balbuceos extraños.

—Siguiente —le dije, resignada.

—Si te pregunta por tu banda favorita.

—Fácil, Guns and Roses. Obviamente.

—Nooo —negó con la cabeza dándose golpecitos— él no piensa de esa forma.

—¡Oh sí! Casi lo olvido, no tengo banda favorita, soy una chica que no se encasilla en nada. Alma libre.

—Muy bien. Ya sabes, a los chicos les gusta la idolatría por parte de las féminas. Mejora su autoestima. —nos encogimos de hombros— última pregunta... ¿Qué haces si quiere besarte?

Esa se suponía que era la más fácil, pero en serio, no sabía qué debía hacer.

—Pues... ¿Lo beso?

—¿Es una pregunta? —habló incrédula.

—¡No! Claro que no.

—Sonó como una pregunta.

—Voy a llegar tarde —miré el reloj en la pared— te quiero —abracé a Aris y tomé mi celular de encima de la cama antes de salir por la puerta evitando sus interrogantes.

Caminé hasta la casa de Dan, antes de tocar la puerta me tomé un momento para mí misma, dudando sobre si hacerlo o no, dudando si aún me gustaba el chico detrás de ella o no. Pero después de todo, sólo había visto a Jimmy una vez, a Dan lo conocía hace cinco años y bueno, aunque sabía más de Jimmy en un par de horas que de Dan en tanto tiempo, eso no importaba, de todos modos él no volvería y yo debía vivir el presente. Vivir sin recordar que lo había conocido. Además, si le interesara a Jimmy no se habría ido, no sin dejar al menos una nota, al menos su número telefónico o un "hasta luego, un gusto conocerte, lamento que pensaras que habría algo entre nosotros, sólo necesitaba un aventón".

—¡Tomasa! —exclamó Dan después de abrir la puerta con ánimo y una sonrisa.

—Tenesi —susurré intentando sonreír.

—¿Qué?

—Mi nombre.

—¿Qué hay con tu nombre?

—Es Tenesi.

—El mío es Dan —rió, a mí no me dio risa, así que no lo hice, pero entonces recordé que a los chicos les gustaba que te rieras de sus bromas por más malas que fueran y fingí mi mejor risa— pasa, pasa —me invitó adentro.

Su casa era terriblemente organizada y limpia, pulcra, resplandeciente. No era nada de lo que pude haber imaginado, siempre creí que sería un desastre total, que los músicos vivían al límite y sin responsabilidades.

—¿Quieres tomar algo? —me ofreció— hay agua, limonada y té.

—El té estaría bien, gracias.

—Listo, iré por él y te alcanzo en el jardín.



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En el texto hay: adolescentes, historia corta, amor

Editado: 19.12.2018

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