El chico que salvó mi vida

Capítulo 1

El timbre de la casa sonó una vez, y luego otra, pero nadie se movió para abrir la puerta. Ni mamá, ni yo. Estábamos ambas sumidas en un abismo de tristeza y parecía que nada podía sacarnos de allí. Soy bastante consciente de que estamos hundidas en un pozo sin fondo, pero también sé que no podemos quedarnos allí. No tengo ganas de vivir, ni ánimos para seguir adelante, pero sé que debo hacerlo. Debo encontrar la fuerza para cuidar de ella, aunque no tenga la energía para cuidarme a mí misma. Es un peso que me siento obligada a llevar, aunque me esté consumiendo por dentro.

—Aida, ¿no vas a ver quién es? —mi madre se asomó por la puerta de mi habitación, su cabello estaba despeinado y descuidado y su piel se veía pálida y demacrada. Su mirada era vacía, y su voz sonaba débil y sin energía.

Me encontraba acostada boca arriba en la cama, con la cabeza colgando por el borde y mi cabello cayendo hacia el suelo como una cascada oscura. Mi voz era apenas un susurro cuando dije:

—Ve tú.

—No quiero ver a nadie, Aida.

—Yo tampoco, mamá —repliqué.

—Bien, voy a dormir —declaró con una voz débil y apagada.

Me acomodé a regañadientes en la cama, mi cuerpo parecía moverse por sí solo, como si estuviera en piloto automático. No sentía conexión con mis acciones, como si mi mente y mi cuerpo estuvieran desconectados.

—Todavía no, tengo que hacer la cena —le avisé, poniéndome de pie con un suspiro.

Ella me ignoró y se dirigió a su habitación con una lentitud que me pareció inquietante. Mis ojos se llenaron de lágrimas repentinamente al verla caminar como si fuese un fantasma desvanecido. Me agarré el pecho instantáneamente cuando sentí aquellas puntadas de dolor que se sentían como una puñalada en el corazón. Según mi psicóloga, a la cual había dejado de asistir tiempo atrás, aquellos dolores eran un síntoma del estrés y la ansiedad que me consumían.

Aun así, me dirigí a la puerta de entrada con una sensación de resignación, y cuando la abrí vi algo que me dejó atónita, pero no sorprendida, porque se trataba de algo que venía sucediendo hace tiempo, algo que se había convertido en una triste rutina.

«Hola cariño, soy yo de nuevo. Llevo cuatro meses escribiendo estas cartas, sabiendo que no sabes quién soy, pero eso no importa. Lo que sí importa es que sé por lo que están pasando, y quiero contribuir de alguna manera, en honor a lo que se ha perdido. Tú sabes de lo que hablo... Es un dolor que no se puede explicar, pero que se puede sentir. En fin, espero que aceptes este pequeño gesto.

Con amor, Danna».

Ella llevaba cuatro meses enviándonos dinero de manera anónima, un gesto que al principio me pareció extraño, pero que con el tiempo se convirtió en un salvavidas. Aunque yo trabajaba, mi sueldo era escaso y no alcanzaba para cubrir todos los gastos. La primera vez que recibí el dinero, me costó aceptarlo. Lo guardé durante un mes, luchando con mi orgullo, hasta que llegaron las facturas de la luz, el agua y el Internet. Fue entonces cuando me di cuenta de que no podía hacerlo sola, que necesitaba ayuda. El dinero anónimo se convirtió en un respiro, en un alivio que me permitió seguir adelante.

Agarré la caja con las manos temblorosas y forcé una pequeña sonrisa, agradecida con ella desde lo más profundo de mi corazón. Danna no lo sabía, pero se había convertido en mi heroína. Anhelaba conocerla, descubrir quién era la persona detrás de aquella generosidad y bondad.

Llevé la caja a mi habitación y la guardé bajo la cama, con el pensamiento de que tenía que ahorrar para hacer reparar la calefacción de la casa, que había estado fallando durante semanas. El frío se estaba acercando, y la idea de pasar el invierno sin calefacción era aterradora. Debía arreglar eso lo más rápido posible, antes de que la temperatura bajara demasiado.

Preparé espaguetis a la carbonara y cuando terminé, se lo llevé a mamá con su jugo correspondiente. No me apetecía nada cocinar, pero sabía que ella necesitaba comer algo. Encendí la luz de su habitación y dejé la bandeja en la mesa de luz, esperando que se animara a comer algo. La miré por un momento, viendo cómo yacía en la cama, débil y cansada. Me sentí un poco abrumada por la responsabilidad de cuidarla, pero sabía que tenía que hacerlo.

—Mamá —la llamé suavemente, pero no hubo respuesta.

Mi corazón comenzó a latir con una fuerza desesperante en mi pecho, y mi mente se llenó de pensamientos oscuros y temores. La sacudí con suavidad, pero tres veces, sin obtener ninguna reacción. Mi respiración se agitó y se volvió superficial, y justo cuando estaba a punto de llamar a emergencias, ella despertó con un suspiro débil.

—¿Qué pasa? —preguntó en un susurro débil.

—¿Cuántas tomaste? —pregunté, preocupada.

—No entiendo... —respondió con su mirada confundida y perdida.

—Sabes de lo que hablo, mamá —dije, mi tono de voz era cortante y firme, pero también llena de desesperación—. No puedes tomar antidepresivos de más, lo sabes. Es peligroso.

—Solo tomé algo para dormir mejor —respondió, su voz llena de inocencia como si no entendiera el peligro que corría.

—¡No puedes mezclar pastillas! —me exasperé—. No me hagas esto, mamá. No puedes hacerme cargar con esto. Ya estamos pasando por mucho. No puedo perderte a ti también.

Ella se sentó en la cama, comprendiendo mi preocupación y mirándome con ojos tristes y arrepentidos.

—No lo volveré a hacer, lo prometo... —dijo con una voz débil y llena de remordimiento.

Me sentí mal por haberle levantado la voz, pero el estrés y la ansiedad me habían ganado. Respiré profundamente y me esforcé por calmarme.

—Come —le dije con suavidad, entregándole la bandeja y tratando de sonreír para animarla.

—Lo siento, hija... —se disculpó en un susurro—. Sé que tú también tienes tus problemas, no quiero abrumarte.

—Tranquila —acaricié su cabello con suavidad, tratando de consolarla y hacerla sentir mejor—. Estoy aquí para ti, mamá. Siempre estaré aquí para ti.



#984 en Joven Adulto
#7745 en Novela romántica

En el texto hay: romance, drama, streamers

Editado: 27.03.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.