El chico que salvó mi vida

Capítulo 15

—No debes comer nada, Aida —me advirtió mi madre.

—¿Ni siquiera puedo tomar un té?

—Nada.

—Pero si es solo agua…

—No importa, por si acaso, no bebas ninguna infusión.

Suspiré, resignada.

—Está bien —respondí, mientras me ponía una chaqueta.

Salimos de mi casa, mi madre y yo, juntas después de tanto tiempo. ¿Y para qué? Para ir a ese maldito hospital, un lugar que siempre nos había dejado con un amargo sabor de recuerdos, sin importar cuántos años hubieran pasado.

—El Uber no tardará en llegar —dijo mi madre, mientras se acomodaba a mi lado.

—¿No vamos a arreglar jamás el coche?

—No —respondió de inmediato, sin dudar.

—Pero mamá, es esencial, lo necesitamos —insistí, intentando hacerle ver lo importante que era—. ¿Sabes cuántos malos ratos he pasado en el bus o, simplemente, caminando? Las personas, en su mayoría hombres, son asquerosos... No me siento segura, no puedo seguir así.

Mi madre se quedó en silencio, pensativa, como si mis palabras la hubieran golpeado de manera inesperada.

—Si vamos a tratar de salir adelante, tiene que ser por completo, mamá —dije, buscando que entendiera que no se trataba solo de un coche, sino de nuestra calidad de vida, de nuestra dignidad.

—Si se trata de eso, entonces compraremos un coche nuevo —dijo mi madre—. ¿No es eso lo que quieres? ¿Cerrar ciclos?

—Nos va a costar una fortuna…

—No me importa —contestó, sin titubear—. No pienso subirme nunca más a ese coche. Todavía siento su presencia ahí dentro, Aida. ¿Puedes entender eso?

Su voz se quebró al final, como si el recuerdo de aquel coche fuera algo mucho más que un simple vehículo. Era un símbolo de algo que aún no habíamos logrado dejar atrás. Miré su rostro, y su mirada distante me hizo comprender lo profundo de su dolor.

No importa lo que cueste, ni lo que tenga que sacrificar, si mi madre quiere un auto nuevo, tarde o temprano lo conseguiremos. La decisión estaba tomada, y aunque la idea de los sacrificios me inquietaba, sabía que, en el fondo, sería lo mejor para ambas.

Minutos después, el Uber llegó y nos trasladó hasta el hospital, un lugar que ya conocía demasiado bien. Al llegar, nos encontramos con una multitud de personas, lo que hizo que el ambiente se volviera aún más denso. El tiempo parecía arrastrarse, y cada minuto se sentía más largo que el anterior. La gente entraba y salía sin cesar, pero yo solo podía concentrarme en una cosa: que dijeran mi nombre, para poder marcharme de ese lugar lo antes posible. Sentía una necesidad urgente de escapar de todo eso, de regresar a la tranquilidad de mi casa.

—¿Aida Carson? —me llamaron, y por fin pude sonreír después de tantas horas de espera.

—Te espero aquí, cariño —dijo mi madre, dándome un rápido beso en la mejilla antes de quedarse atrás.

Me encaminé al laboratorio, y una chica me indicó que me sentara en una silla y acomodara el brazo en un reposabrazos. Con manos firmes, me hizo un torniquete con algo que parecía goma, pero que en realidad era látex, y comenzó a tantear la zona en busca de las venas.

—Uf, qué difícil es encontrarla… —murmuró, con un leve suspiro.

—¿Les pasa eso con todos?

—No, solo contigo —respondió la chica, sonriendo con amabilidad—. Es normal cuando estás nerviosa o cosas así.

Yo no estoy nerviosa, ¿o sí? La duda me invadió por un momento.

—Bien, aquí está… —dijo ella finalmente, como si hubiera encontrado lo que buscaba.

Con destreza, agarró un algodón y desinfectó la zona que iba a pinchar. Luego, con rapidez y precisión, extrajo la cantidad necesaria de sangre. Después de quitarme el torniquete, colocó el algodón con cinta adhesiva sobre la punción y me sugirió que lo mantuviera apretado para evitar cualquier posible hemorragia.

—Los resultados estarán listos para mañana por la mañana —me informó mientras me levantaba.

Asentí con la cabeza, agradecida por la rapidez, y me dirigí hacia la salida. No sin antes, claro, pasar por caja y pagar. Sabía que no quedaba mucho más por hacer allí, pero aún sentía un nudo en el estómago, como si algo estuviera a punto de cambiar, aunque no supiera el qué.

#

—¿Y qué hace ese chico? —preguntó mamá al llegar a casa.

—¿No sabes? Pensé que cuando vino lo habías interrogado.

—No tuve tiempo.

Sonreí con sarcasmo.

—Es streamer.

—¿Stre qué?

—Streamer, mamá —respondí pacientemente—. Hace contenido en vivo por Internet.

—¿Contenido? ¿Qué tipo de contenido? —preguntó, alarmada.

—No el tipo de contenido que imaginas… —me reí un poco—. Él juega videojuegos, reacciona a videos, y hace otras cosas.

—¿Y por eso es famoso?

—Sí.

—¿La gente lo ve haciendo eso?

—Sí, mamá.

Mi madre se quedó pensativa por un momento, como si intentara procesarlo.

—¿Y por qué no haces eso? —preguntó.

—Porque no soy como él.

—¿Qué dices? ¡Todo el mundo puede hacerlo, hasta yo podría! —exclamó, casi ofendida, como si la idea de ser streamer fuera algo tan sencillo.

—No, mamá —respondí con calma—. Somos completamente opuestos en ese sentido. Él es un chico extrovertido, le encanta estar en el centro de atención, y yo soy una chica tímida. No podría nunca sentarme frente a una cámara y dejar que millones de personas me miren.

Mi madre me miró como si aún no pudiera entenderlo del todo, pero me quedé en silencio, consciente de que mis palabras no necesitaban más explicación.

—Simplemente es suerte, él nació con ese talento. Yo no.

—Está bien —dijo ella, con una sonrisa—. Igual eres excelente en la cocina, harían una bonita pareja, ¿no crees? ¿Te imaginas cocinarle algo delicioso mientras él hace su trabajo?

—¡Mamá! —me sonrojé hasta las orejas—. Deja de decir tonterías…

—No digo tonterías —replicó ella—. Vi cómo te mira, y un amigo no te ve así.

Si supieras, mamá. Si tan solo supieras que ya nos hemos besado. Pero, aún así... No quiero revelar demasiado porque ni yo misma sé qué somos en realidad.



#506 en Joven Adulto
#5877 en Novela romántica

En el texto hay: romance, drama, streamers

Editado: 30.12.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.