El chico que salvó mi vida

Capítulo 16

—¡¿Qué?! ¡¿Estás loco?!

—Puede ser —respondió él—. ¿Aceptas o no?

—Pero yo no los conozco…

—Y ese es el propósito, que se conozcan —dijo Rex.

Estábamos hablando por llamada, como lo habíamos hecho tantas veces desde la última vez que nos vimos en el parque. Mi mente aún estaba dando vueltas a la propuesta, confundida, mientras las palabras de Rex resonaban en mi cabeza.

—Te juro que me da mucha vergüenza…

—Aida, por favor, te prometo que mis padres no comen humanos —bromeó, intentando aligerar la tensión.

Su tono relajado me hizo sonreír, pero la incomodidad seguía ahí, en el fondo, acechando. ¿Realmente estaba lista para dar ese paso?

—Lo hablaré con mi madre, ¿de acuerdo?

—Está bien —respondió él, y se notó que estaba realmente feliz—. Sé que mi suegra aceptará.

Ignoré lo último que salió de sus labios y decidí cambiar de tema, tratando de que la conversación pasara desapercibida. No quería profundizar en lo que acababa de decir. Después de una larga charla, se despidió porque tenía muchas cosas que hacer, al igual que yo. Hoy se acababan nuestras vacaciones, lo que significaba que tenía que regresar al trabajo.

—Adiós, mamá —la saludé mientras salía de la cocina—. Oh, espera, debo decirte algo...

Mi madre estaba sentada en el sillón, tejiendo algo con atención.

—¿Qué pasó ahora? —preguntó sin levantar la vista de su labor, como si ya supiera que algo estaba por venir.

—No es nada malo —dije, y luego agregué—: Creo.

Finalmente, levantó la mirada.

—¿Qué?

—Rex… —empecé a decir, titubeando, sin saber cómo continuar.

—¿Tu novio qué? —interrumpió.

—¡No es mi novio! —exclamé, irritada.

—¿Cómo que no? ¿Y entonces para qué tuvieron esa "cita"? —preguntó, alzando una ceja con aire de quien ya tiene la respuesta clara.

—No fue una cita… —me apresuré a aclarar—. Fue una… salida entre amigos.

—Ajá —respondió ella con tono distraído, volviendo a concentrarse en su tejido—. Bueno, sigue hablando.

—Rex quiere que pasemos la Navidad con su familia.

Mi madre, que apenas reaccionó, siguió tejiendo con la misma calma de siempre, sin mostrar ni una pizca de sorpresa.

—Bueno —respondió.

—¡¿Bueno?! —mi voz se elevó involuntariamente.

—Sí, vamos a ir —respondió, aún sin dejar de tejer, como si ya hubiera tomado una decisión sin necesidad de discutirlo.

—Mamá…

—Si va a ser tu novio, tienes que conocer a su familia.

—Eres increíble —respondí, un poco exasperada, porque parecía que no entendía, o tal vez se hacía la desentendida con la situación.

Rex no es mi novio. No me lo ha pedido, y, para ser honesta, ni yo me atrevería a dar ese paso. La vergüenza me invade cada vez que intento imaginarlo. Soy incapaz de pedirle algo así. Soy una cobarde.

El día había comenzado de manera frenética. La gente no dejaba de llegar al restaurante, y no era para menos, estábamos en pleno corazón de las celebraciones navideñas. La mayoría de los clientes se encontraban haciendo sus pedidos para la Nochebuena, lo que provocaba que Giuseppe, Alessandro y sus colaboradores estuvieran desbordados de trabajo, corriendo de un lado a otro, tratando de cumplir con todas las solicitudes. El bullicio y la actividad constante no daban tregua, pero todos sabían que la magia de la Navidad siempre traía consigo este alboroto de emociones y responsabilidades.

Entré rápidamente a la cocina y, al ver el caos de un lado a otro, decidí darme media vuelta y salir.

—¡Aida! —me llamó Giuseppe.

Me giré lentamente, resignada, pero sabía que no podía ignorarlo.

—¿Qué pasa? —respondí, tratando de mantener la calma a pesar de la presión en el ambiente.

—¿Puedes llamar a Boris? —me dijo, mientras decoraba algunas cosas con mayonesa o crema, no estaba segura de cuál de las dos—. Mi hermano lo ha estado llamando y no responde, falta uno y no damos abasto con tanto trabajo.

Asentí y comencé a buscar mi celular. Tenía varios mensajes de Rex, pero la verdad es que no podía verlos ni responder, ya que la situación aquí estaba completamente alocada. Llamé a Boris varias veces, pero no contestó hasta el último intento.

—¿Qué? —respondió, algo molesto.

—Primero que nada, hola, maleducado —le dije—. Y segundo, los chicos preguntan por qué no has venido, te necesitan urgentemente, Boris. Tienen demasiado trabajo y no pueden con todo.

—No puedo ir.

—Pero, Boris…

En ese momento, Olivia apareció de repente, me quitó el celular de las manos y lo puso en altavoz sin previo aviso.

—¿Qué carajos, Boris? —vociferó, claramente enojada—. Nuestros problemas personales déjalos fuera del trabajo, ¿okey? No puedes no venir porque…

—¡Cariño, pásame la toalla! —se escuchó la voz de una mujer al otro lado del teléfono, interrumpiendo la conversación.

Olivia palideció al instante. Su expresión cambió de enojo a algo mucho más sombrío.

—¿Esa… esa es Stella? —balbuceó, con la voz entrecortada.

Stella era su ex mejor amiga, la misma con quien había tenido una fuerte pelea años atrás.

—Sí, pero déjame explicarte… —intentó decir Boris, pero Olivia no le dio oportunidad.

—No, vete a la mierda —respondió sin dudar, y le colgó de inmediato.

—¿Qué pasó? —pregunté, preocupada.

—Nada, los hombres son todos unos idiotas —dijo, y sin decir una palabra más, se dio la vuelta y se fue.

Después de resolver todo el alboroto, finalmente terminamos nuestro turno y salimos a tomar aire afuera. Imaginé que Olivia estaría furiosa, pero para mi sorpresa, reaccionó de manera completamente diferente. Se lo tomó con una calma sorprendente, como si ya estuviera completamente resignada a este tipo de situaciones.

Ella enciende un cigarro y, tras inhalar una profunda bocanada, me ofrece uno, pero luego lo guarda rápidamente, como si hubiera cambiado de opinión.

—Mierda, lo siento —se disculpa, con una expresión de molestia en el rostro—. Siempre se me olvida…



#506 en Joven Adulto
#5877 en Novela romántica

En el texto hay: romance, drama, streamers

Editado: 30.12.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.