En su vivienda Víctor busco la totuma, orino en ella, como le había enseñado su abuelo, le puso una pluma de cuculote, y luego ató la totuma al manubrio de su bicicleta.
- Ahora ya puedo encontrar al Cipactli –pensó Víctor en silencio.
Víctor empezó a seguir, en su bicicleta, el camino que le indicaba la pluma en la orina, hasta que llegó a una solitaria playa. Allí Víctor vio unas huellas que no pudo identificar, al seguirlas se encontró con una criatura mitad cocodrilo y mitad pez.
- Este debe ser el Cipactli –pensó Víctor en silencio.
Víctor sacó un dardo, lo humedeció con la sangre de cuculote que había guardado en el frasco de mayonesa, y lo lanzo con la cerbatana que le había dado su abuelo. Pero la criatura se volteo rápidamente y derribó a Víctor con su cola.
En el suelo Víctor recordó las técnicas de Mantekate, y se levantó de un salto. La Criatura intentó derribarlo de nuevo, pero Victor hizo un salto con bote sobre la cola de la criatura, y le lanzó un segundo dardo directo en el ojo. La Criatura empezó a chillar y a moverse de forma descontrolada. Víctor humedeció otro dardo en la sangre de cuculote, y se lo lanzo a la criatura. Víctor quedó asombrado por la forma en la que la criatura se desvanecía sin dejar rastros.