Marsias no podía dar crédito a lo que veían sus ojos. Su esposa no lo reconocía, había perdido la memoria al igual que él cuando le dispararon. Iuola se encontraba acomodándole las almohadas para que Becky pudiera sentarse.
—Mi nombre es Iuola—le dijo ésta a Becky—sé que tienes muchas preguntas, pero antes te daré algo de comer
Becky asintió mirando las paredes—¿Hicieron alguna remodelación en el burdel?
Iuola miró a Marsias—iré a tocar la campana para que traigan algo de desayunar —y al decir esto se fue
Marsias no sabía qué hacer ante la mirada curiosa de Becky. Lo único que tenía ganas de hacer era de abrasarla y comerla a besos.
—¿Es usted algún cliente, señor? —le preguntó ésta
Marsias respiró hondo y se sentó en punta de la cama.
—No. Yo soy tu esposo—le dijo
—¡¿Mi qué?! —exclamó esta
En ese instante entraron Lucy y Lilian—¡Becky! —exclamaron ambas
Marsias se levantó—tiene una amnesia parcial, es posible que no las reconoz...
—¿Lucy? ¿Lilian? —lo interrumpió Becky—¿Quieren explicarme que sucede aquí? ¿Dónde está Josh?
Marsias quedó lívido y miró a Becky—¿Las recuerdas?
—Por supuesto. Trabajan para mí, el que no logro recordar es a usted y a la chica que acabó de salir ¿Quiénes son ustedes?
Lucy y Lilian abrieron los ojos como platos—Becky...—comenzó a decir Lucy—¿No recuerdas a Marsias?
Esta la miró confundida—¿Quién demonios es Marsias? —Becky miró hacia la ventana y frunció el ceño—Esperen... Lilian corre las cortinas.
Esta lo obedeció—ya está. ¿Tienes calor?
—Joder...—susurró Becky—Es la torre de Big Ben... Alguien que me explique ¡¿Qué demonios estoy haciendo en Londres?!
Lilian y Lucy miraron a Marsias. Este sentía que su cabeza iba a explotar en cualquier momento y para colmo Wolfram decidió hacer partícipe de su presencia entrando a la habitación.
—Iuola acaba de informarme que Becky no recuerda nada—le dijo este al entrar.
—No nos recuerda a nosotros—le corrigió Marsias—todo lo referente a su vida pasada lo recuerda perfectamente
Ambos miraron a Becky—¿Y a hora quien es este? —le preguntó a Lilian y esta no le dijo nada
Marsias miró a Becky y esta echaba chispas por los ojos, se veía hermosa. A continuación Wolfram lo miró—tenemos que hablar
***
Becky sentía un ligero ardor el abdomen, pudo notar que tenía vendas y se inquietó. ¿Dónde rayos se encontraba? ¿Por qué Lilian y Lucy la miraban como si estuviese loca? ¿Quiénes eran aquellos hombres tan guapos? ¿Por qué uno de ellos le dijo que era su esposo? ¿Qué demonios hacía en Londres?
A continuación miró a Lucy la cual se encontraba sentada justo en frente de ella—Lucy ¿Qué está pasando? ¿Por qué estoy herida? ¿Qué hago aquí? ¿Acaso esto es un hospital? ¿Qué me pasó?
—Becky tranquilízate...—le dijo esta mientras le apretaba la mano y Lilian se sentó a su lado
—¿Por qué ese hombre dice ser mi esposo? Él no puede ser mi esposo, yo soy una...
—Eras—la interrumpió Lilian y Lucy asintió—ahora eres una mujer reformada
<<¿Mujer reformada?>>-¿a qué te refieres con eso?-le preguntó
Lucy suspiró-te lo contaremos todo luego, ahora tienes que comer algo
Becky la ignoró—Ese hombre el que dice ser mi esposo ¿Él sabe que yo soy una...?
—Si. A pesar de eso se casó contigo porque te ama
Becky no daba crédito a lo que decía Lucy—¿y yo lo amo a él?
—Más que a nada en este mundo
Becky lo miró—No siento nada al verlo
Lucy le colocó una mano en el hombro—Tu amnesia es parcial, recordarás todo después
Becky asintió mientras miraba en dirección al que se suponía que era su esposo y suspiró. <<Por lo menos es bonito>>.
***
Marsias sentía que estaba entre la espada entre la espada y la pared. Estaba feliz porque Becky estaba viva pero había perdido la memoria al igual que él cuando le había, disparado aquella mujer. Lo más triste era que Becky no recordaba su actualidad pero sí su pasado y eso lo inquietaba.
Marsias se encontraba cruzando la biblioteca de Wolfram. Este no tenía ni pizca de ganas de hablar con Westhampton-casi nunca las tiene-pero sentía que este tenía que decirle algo importante.
Wolfram se sentó tras su escritorio, como era de esperar este no lo invitó a sentarse pero Marsias lo hizo de todos modos.
—Alguien quiere matarte—le informó. Ese era su hermano mayor, sin rodeos ni palabras de consuelo; simplemente establecía un hecho.