El Círculo en el Bosque

Capítulo 20: Ella

La enfermedad de Gianna no era lo que todos creían. Ella podía ver claramente lo que sucedía dentro de su cuerpo y sabía que le quedaba poco tiempo. Ella observó como los padres de la joven entraban al cuarto atropellándose con desesperación. La madre estaba aferrada a un teléfono celular, gesticulando con desesperación mientras el padre recogía el cuerpo delgado del suelo. Poco tiempo después una ruidosa ambulancia trasladaba a Gianna y a su madre hacia la clínica a toda velocidad.

Ella llegó al sanatorio observando lo que ocurría a través de los ojos entreabiertos de Gianna. Observó a médicos revolotear a su alrededor, colocarle tubos en las venas y objetos de medición unidos a aparatos que no dejaban de pitar y sonar como alarmas.

Ella sabía que aún tenía tiempo. Debía enviar un mensaje. Comenzó a explorar el lugar para orientarse y descubrir en dónde estaba. La sala de terapia intensiva estaba en el cuarto piso. En el tercer piso descubrió un pasillo cerrado. Muchos carteles sobre la puerta parecían indicar algo importante. Ella entró al corredor. Se deslizó en silencio, asomándose por las puertas entreabiertas de las habitaciones numeradas. Todas las puertas eran grises. Todas las camas tenían cobertores azules. Todas las personas en las camas carecían de color, porque estaban allí para morir. Ella observó con nítida claridad la chispa de vida extinguiéndose en cada par de ojos. Unos cuantos también pudieron verla. Algunos abrieron la boca desplegando gestos de asombro, otros cerraron sus ojos, pero nadie era indiferente. Todos sabían que Ella estaba ahí, pero nadie sería capaz de decir nada.

Recorrió todos los pisos hasta que al fin llegó a la recepción y a la sala de espera. Volvió a subir por las escaleras hasta el piso superior. A la puerta de la sala de terapia intensiva el padre de Gianna se estremecía en una silla. Apretaba un pañuelo de tela en una mano temblorosa. Dentro de la sala, Gianna se encontraba conectada a un tubo que respiraba por ella. Su madre apretaba su mano blanca y sollozaba en silencio. Ella se aproximó a Paula y la mujer se estremeció, tiritando de frío. Volvió a alejarse unos pasos, observando el instrumental médico en detalle. Se preguntó si estos sanadores serían capaces de despertar a Gianna. Estaba claro de que disponían de los medios para salvarla, pero contaban con poco tiempo para hacerlo. Un médico entró a hablar con la familia. Ella se asomó a su hoja de paciente y se dio cuenta de que había algo que no estaba bien. Los médicos tenían la intención de salvarla pero estaba claro que estaban muy desorientados con respecto a la verdadera naturaleza de la enfermedad de Gianna. Ella podía ver lo que sucedía dentro de su cuerpo y sabía que era algo diferente a lo que los doctores sospechaban. Sabía que le quedaba muy poco tiempo.

Volvió al pasillo y se asomó por una pequeña ventana. Desde allí tan solo alcanzaba a observar casas y calles grises. Un perro salió corriendo de un callejón oscuro aterrorizado, como si algo espantoso lo persiguiera. Ella no podía hacer mucho por los animales, lo que los afectaba era un desafortunado efecto secundario del desequilibrio de energías naturales. Pero la buena noticia era que apenas faltaban unos días para que el proceso terminase por fin. Gianna debía recuperarse cuanto antes.

Debía enviar el mensaje, pronto. Un mensaje lo más claro posible, ya que no había demasiado margen para errores.

Ella bajó las escaleras y se sentó en la sala de espera, aguardando su oportunidad.



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En el texto hay: misterio, fantasmas, bosque

Editado: 02.11.2020

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