El claustro de Isa.

Capitulo 4

Volví a despertar sobresaltada pero esta vez ya había amanecido, los rayos de sol se filtraban por las cortinas.

Me levanté cansada, sentía que no había podido dormir nada, la voz en mi sueño, no sólo la escuché una vez, fueron varias veces.

Luego que me duché y me vestí, me puse delante de mi espejo, me encantaba.

- Isa?- tocaron suavemente la puerta.
  
- pasa mamá - sin apartarme del espejo.

Mi madre entró muy sonriente.

- mi niña, me tenías preocupada, tu siempre te levantas temprano- dándome un abrazo.

- anoche no dormí madre pasé con pesadillas - acariciando mi cabello.

Mi madre me observó.

- Idara tampoco durmió, me dijo que tuvo muchas pesadillas.

Frunci el ceño, que yo recuerde mi gemela y yo, nunca tuvimos ninguna conexión especial.

No le di importancia, mi estómago comenzaba a hacer ruidos extraños.

Mi madre sonrió al escuchar mi estómago. 

- vamos cielo, ya tu padre y Andrew están en la mesa.

Sentí que me sonrojaba al pensar que volvería a ver a Andrew, me mire por última vez en el espejo.

Bajé despacio al primer piso, me sentía torpe, era la primera vez que sentía una atracción tan fuerte por alguien del sexo opuesto.

Entre al comedor y la sonrisa inmediatamente se me borró al ver a Idara sentada junto a Andrew, ninguno se percató que entré ni respondieron mis buenos días, estaban tan concentrados el uno con el otro.

Enid entraba y salía del comedor pero su mirada se concentraba en Andrew y Idara, podía ver una sonrisa disimulada.

-  Señorita Isabelle - sirviendo mi plato - ¿desea jugo ó café? - 

- Dime Isa - mirándola a los ojos, me percaté que se puso tensa.

- Sí no le molesta prefiero llamarla Isabelle - la rigidez en su rostro se hizo más notable.

- claro que me importa, seré Isa ó mejor Issa, como la casa - sonriéndole.

Enid no sonrió, sólo inclinó el rostro y me sirvió el jugo adivinando que era lo que quería beber.

- Enid, ¿llevas mucho tiempo de trabajar aquí? - preguntó mi curioso padre.

- desde siempre señor, mi familia a servido a la familia Ainsworth, en esta casa por generaciones, aquí nacían, morían y los jóvenes asumían el puesto del padre o la madre- apretaba fuerte la jarra del jugo.

Andrew por primera vez desde que entré al comedor, levantó el rostro con la sonrisa más bella, pasé mi mano disimuladamente por mi boca para verificar que no la tenía abierta.

- mi tía - murmuró Andrew- cree en la maldición.

Me quedé en blanco al saber que Andrew era familia de la loca..Enid que diga y lo otro al escuchar de una maldición.

- ¿así que creen en leyendas urbanas?- preguntó Idara.

Enid miró a mi gemela muy molesta

- Es real señorita Idara - pensé que la manera en que apretaba el agarradero de la jarra, iba a quebrarla. 

- no quiero que hablemos de leyendas ni maldiciones ni nada, es hora de desayunar - habló mi querida madre.

Idara se quedó observando detenidamente a Enid, parecía un duelo de miradas.

Tenía que averiguar de que maldición hablaba, aunque dudaba que Enid me lo comentará porque parecía que no era de su agrado.

No podía creer que en esta casa tan maravillosa existiera una maldición.



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En el texto hay: fantasia, romance, amor

Editado: 10.07.2018

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