El Cliché En Mi Vida

13. Sucidio

Ashly Pov.

Llego a mi parada correspondiente por lo que me bajo pensando en que es lo que pudo tener para que faltara a clases ¿Vómito? ¿Diarrea? Mejor me callo antes de empezar con mis tonterías. El autobús parece ir más rápido de lo normal y eso me pone ansiosa, claramente que mis momentos a solas con Dylan mi cerebro decide hacer un apagón dejando a mi ser irracional salir a la luz.

Traigo algunas pequeñas cosas que podrían servir para lo que sea que tenga hasta tengo pensado en hacer el caldo de pollo que mi madre me hacía siempre que me enfermara, no importará si tenía gripe o me había roto el pie ella siempre me daba un buen caldo de pollo.

¿Están todos los ingredientes?

Bajo del auto despidiéndome del chofer y abro la bolsa para empezar a contar... 6 zanahorias... 3 calabazas... 2 chayotes... ¿Será alérgico a algo? Creo que no siempre lo veo comiendo de todo así que lo dudo... Tengo miel y un par de limones, creo que mi madre se sentiría orgullosa de mí porque si me puedo cuidar sola. Saco las llaves de mi mochila por la cercanía en la que estoy cuando veo a Dylan parado en el borde de su techo.

Piensa...

¡Dios! ¿Qué se supone que debo de hacer? No quiero que muera hay mucha gente que se preocupa por él además de que la muerte no es una solución. Siento su mirada sobre mí y lo único que se me ocurre es acércame a donde está.

—Sabes que esta no es la única solución, ¿verdad? —me mira inclinando la cabeza— Quiero decir puedes hablarlo con la gente hay mucha gente que te quiere y aprecia demasiado como tu mamá, Cathi, Simón hasta Darcy se nota que te quiere, pero no debes de hacer esto —hablo buscando las palabras adecuadas.

— ¿De qué hablas?

—Pues... ¿Qué haces ahí arriba?

—Observar el lugar.

Pero que tonta estoy como no se me había ocurrido.

— ¿Quieres bajar de ahí? Por favor —sonrió mientras me agacho a recoger las bolsas.

— ¿Qué sino bajo?

—Te vas a quedar ahí arriba.

— ¿No vas a subir por mí? Acuérdate que estoy enfermo —hace un puchero.

—Ni borracha me subo a tu techo —suelto mientras recojo unas naranjas que se salieron.

—Entendido —dice con una sonrisa malvada.

Veo como se sube cerca de su chimenea y desaparece de mi vista, tomo las llaves entrando a la cocina para dejar todo en la barra y empezar a lavarlo.

— ¿Pensaste que me iba a suicidar? —habla recargándose a un lado de mí.

—Puede ser.

— ¿Por qué?

—Porque es normal encontrarte en el techo de tu casa como si nada —le doy la espalda para empezar a lavar las zanahorias— Además, ¿No se supone que tu estabas enfermo?

—Y lo estoy.

— ¿Enserio? Yo te veo normal.

—Tengo gripa —sonríe como si fuera un niño pequeño.

Lo miro incrédula dejando las zanahorias en el fregadero. —A penas y tienes la nariz roja o los ojos llorosos y faltas a la escuela —me cruzo de brazos, de verdad todos los hombres que me encuentro son unos dramáticos.

—Pero estoy enfermo.

—Pero puedes ir a clases.

—No tengo porque, estoy enfermo —refuta cruzándose de brazos.

No es delito sí parece accidente.

Ignoro lo que dice y sigo en lo mío con las verduras, escucho como abren las bolsas y sacan lo que contiene. Escucho mi teléfono así que dejo las zanahorias secándose, es Paolo por lo que salgo al patio para contestar.

—Hola.

— ¿Estas ocupada?

—No mucho —respondo mirando a través de la puerta sin encontrar a Dylan.

—Bueno señorita la quiero invitar a salir.

— ¿Hoy?

—Si hoy, como en una hora.

—No puedo, estoy de niñera.

—Puedes traer a Cathi contigo, le gustara el lugar.

—No es precisamente a ella a quien estoy cuidando.

—Oh.

—Exacto.

—Supongo que te veré luego —escuchó el ruido de la puerta abriéndose.

—Nos vemos mañana en clases —cuelgo mirando a Dylan cruzado de brazos.

— ¿Ya terminaste de coquetear?

¿Qué mierda?

Ignorando su pregunta entro otra vez a la sala sentándome en el sillón, realmente mi cerebro deja de trabajar cuando estoy sola con él, o sea si estoy con él, pero hay más gente no como ahorita que cada uno está en una punta del sillón sin saber que hacer ni que decir. Recuerdo que traje algunas cosas para cuidar a este dramático por lo que me paro yendo a la mesa causando que él me mire y también se pare.

— ¿Para qué es todo esto? —pregunta abriendo la bolsa donde están algunas verduras.




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