El Cliché En Mi Vida

14. Magia

Dylan Pov.

El sabor es algo dulce pero amargo a la vez, Simón termina de explicar una tarea que tenemos en equipo mientras tomó los cuadernos que me deja y los colocó en el sillón de la sala.

— ¿Qué es esto? —pregunta Simón quitándome el vaso que me dio Ashly.

—Nada que te importe —contestó y en ese momento se me sale un gallo dejándome con la voz aguda.

Simón se empieza a burlar y Ashly se voltea a mirarme preocupada. — ¿Quieres más? —interroga preocupada.

Asiento con la cabeza porque siento que si hablo me quedo sin voz, me acercó a ella dejando el vaso a un lado de la estufa mirando lo que cocina.

—Acércate —susurra.

Estoy casi seguro de que Simón molestara después pero no me importa, toma mis hombros estirándose ligeramente y me pone frente a la olla que estaba moviendo hace unos segundos — Huele.

Con cuidado me acerco sintiendo como el vapor impacta en mi cara y por unos momentos siento que respiro normal, me quedo oliendo el caldo que increíblemente huele asombroso y no le puso ninguna hierba de olor o especie, creo que jamás ha usado pues según mi madre los botes se quedan gusto donde ella los deja. Ashly desaparece de mi lado por lo que tomó la cuchara empezando a moverle para que no se queme, unos minutos después ponen el vaso junto a una servilleta frente a mí.

—Te puedes quedar ahí mientras termina de estar para que sientas tu nariz más despejada 

Se recarga a un lado hablando con Simón al mismo tiempo que supervisa lo que estoy haciendo, sinceramente pensé que me iba a quedar solo y tocaría pedir algo de comer a domicilio o que Simón me iba a traer algo de comer, pero parece que no fue nada a lo que me imagine. Me quito de la olla porque empiezo a sentir mucho calor, ella apaga la estufa para tomar una tabla y ponerla en la mesa junto a los platos.

— ¿Te quedas a comer?

—Claro que sí, jamás rechazaría un plato de comida —responde Simón sentándose.

—Mínimo ayuda cabrón —reclamo aventándole un trapo que estaba cerca.

Saque unos cubiertos llevándolos a la mesa y Simón entre risas toma una jarra del refrigerador junto a los vasos, Ashly nada más negaba con la cabeza aguantando la risa., nos sentamos mientras ella seguía sirviendo la comida.

—Te va a ayudar —menciona con una sonrisa.

—Creo que me dieron ganas de enfermarme para que me cuiden como a ti, limón —se burla Simón haciendo que lo mire mal.

—Tienes novia.

—Yo me refería a mi novia, no en quien piensas.

Ashly solo se quedaba riendo, dejamos el tema de lado empezando a comer y como siempre Simón que no se callaba y ella seguía su plática, aunque realmente no presté mucha atención además de que me daba un poco de miedo quedarme sin voz, toda la mañana estuve genial, pero en este momento me dio mucha tos, ellos me miraban preocupados, pero no decían nada. Terminamos de comer y Simón se fue porque tenía pendientes, Ashly estaba al pendiente del reloj y de mi persona, lo cual me ponía curioso, encendí la televisión dejándola en un canal al azar.

— ¿Te sientes mejor?

—Parece que hiciste magia, aunque tengo miedo de quedarme sin voz.

—Creo que ahora vas a ser el limón dramático —susurra dejando la olla en la estufa.

—Eres creativa para los apodos. 

 —Lo sé, soy una genio.

Niego con la cabeza, me sorprende que a pesar de ser sarcástica no se ofende cuando alguien más lo es pues hubo un tiempo donde a mí me molestaba que fueran sarcásticos por lo que aprendí a serlo y de alguna forma se convirtió en mi escudo, aunque ahora que lo pienso no es la única que aguanta mi sarcasmo pues los chicos a pesar de como he sido siempre están para mí y no me dejan solo. 

(...)

Estoy en mi cuarto porque me había empezado a doler la cabeza así que quería descansar un rato, cubro mis ojos con mi brazo sintiéndolos calientes. Escucho la puerta abrirse lentamente evitando hacer mucho ruido.

— ¿Estas despierto? —pregunta con cautela.

—Si.

—Tengo que ir a recoger a Cathi, ¿Quieres acompañarme o te quieres quedar? 

—Me duele la cabeza.

No veo su reacción, pero siento como se acerca más a la cama sentándose en la orilla de esta, quita mi brazo y pone su mano en mi frente.

—Tienes un poco de fiebre —susurra con su mano en mi frente— ¿Quieres que te deje solo o le aviso a tu mamá para que vaya por ella? 

—Quédate —susurro estamos lo suficientemente cerca como para que me escuche.

Sale de la habitación y regresa a los pocos minutos con su celular, un vaso de agua y unas pastillas. — Me digo tu mamá que te diera esto.

Me siento en la cama y la tomo dejándolo en la mesa de noche y me vuelvo a acostar mirándola, se nota lo preocupada que está siendo que no nos conocemos de mucho, a pesar de eso lo trata de disimular, pero sus ojos siempre la delatan.




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