Neutro y Minerva. Hay que salvar la princesa. Las figuras están en el reinado. Vamos todos por ella.
Desde el primer momento que la vi supe que era de la realeza, pero una que solo se esconde en el corazón. -
Minerva no contestaba los mensajes y realmente era preocupante. Mientras escribía en mi notebook mi novela, cavilaba las posibilidades de que por ciertas razones no podría dar con su paradero. Era simple. El secuestro del duque, el secuestro de su familia, el secuestro de ella misma para escapar, ¿El secuestro de una de las figuras? No eso es una tontería.
Aunque luego de una hora de escribir sobre mi ordenador la casilla de email tenía un correo sin remitente.
Coloqué el antivirus y no captó nada el análisis al comprobar el mensaje.
Al abrirlo había una frase de Chejov.
Querido..sé que me extrañarás, pero debo cumplir mis deberes. Espero que sigas tan bien y alegre como lo eres. Y sarcástico.
Hice una pausa. ¿Quién será? El remitente desconocido. El email era viejo. Como si nunca lo hubiera leído
Recordé…algunas palabras de Minerva. Fue luego del accidente. Esa misma noche por mensaje
Gracias por darme alegrías. Quería hacer mi último colsplay y lo pude lograr gracias a ti. Te quería mencionar. Tengo sueños extraños. Un tanto, reales. Tu, y yo en medio de un campo y un monstruo nos ataca. Tal así que despierto y presiento que realmente pasó. ¿Hay algo que está mal?
No importa. Lo que importa es que deseaba con muchas ansias escribirte. Eres como mi príncipe. Solo que aquí no tiene final feliz en lo referente a mi vida.
Y allí termino.
Regresando al email…
Ojala en otro momento nos crucemos. Otra vida, mejor, con más libertades y solo tú y yo. Otro planeta alejado del universo mundano que conocemos. Mi escritor favorito…plásmame en tus palabras e inventa una vida en la que estemos unidos. Eternamente para ti…..alguien para ti.
Minerva se encontraba descansada en el palacio. Abrazaba a su lado un oso que adquirió gracias a una persona especial, y no lo soltaba por nada en el mundo.
Allí concluía la carta. ¡Rayos! ¡Rayos! Esto no está bien – me remordía el sentimiento de desazón. –¿era Minerva? ¿Había regresado a su patria? No era como debía concluir. No la forma que quieren. Para nada. ¿O seguramente un desconocido? ¿Quién?
Mensaje de Pandora
No sabía cómo contestar. No creí necesario narrarles sobre las cartas que ella enviaba por email. Era absurdo. Del pasado y la historia de Minerva yo sabía algo. Ellas no saben nada de nada. ¿Si les dijera tendría sentido?
Ahora el mensaje es de Iris.
Luego Pandora de nuevo
Nos habíamos armado un grupo para ella, entre nosotros.
Y luego un mensaje particular. Pero esta vez era de Mikonos.
Coloqué el móvil en la mesa de living y fui directamente a prepararme un té para calmar la ansiedad. Debía pensar. Me tenía preocupado Minerva. ¿Y si realmente es cómo supongo?
Fui de la cocina al ordenador y me dispuse a escribir algo. Una historia más de esas que no concluyen. Una dama en apuros. Un casamiento trunco. Y un héroe que no es héroe, sino un asustadizo individuo que queda atrapado entre el rescate y la princesa.