El club de los raros

Capitulo XVII - Crisis Existencial

 

Nos subimos al auto de mi padre y arrancó. La tención se siente, ya se volvió incomodo. Charlie mira sus manos, yo bajo la ventana y dejo que el aire entre. Está molesto y lo sé, porque desde el retrovisor me mira de vez en cuando con decepción, esto tiene que parar.

 

—¿Puedes poner una canción?— Pregunto de lo más amable, pero no contesta —¿Ignorarás a tú propia hija?— No obtengo respuesta— ¿Ahora me aplicaras el silencio sepulcral? Dejame decirte que me parece espantoso que me ignores... No fue para tanto... Ya me disculpé y aprendí la lección... Prometo cumplir con el castigo, bueno no el que me pusiste, porque toda la vida es bastante tiempo. Pero estoy dispuesta a no salir por una semana y eso es mucho...— Me mira y vuelve a diriguir la vista al camino— Entonces yo también me molesto— Me cruzo de brazos y empiezo a hacer pucheros

 

Charlie rie— Fue mi culpa, señor. Si yo no...

 

—No estoy molesto únicamente por está vez... Han sido muchas Amelia...

 

—Hasta que por fin hablas...— Siento un alivio escalofriante por su tono de voz— No sé, por qué lo hago, solo sé que sucede y ya... Además no fue para tanto, la policia no me llevó otra vez con ese psicologo barato...

 

—No pensaba ir otra vez por tí, a la estación...

 

—Wow— Añade Charlie, lo mira confundido— Siempre parece que no tienes problemas y eres muy feliz...

 

—Parecer, no significa ser... —Digo aún con los brazos cruzados

 

—Es cierto, ella es la persona más inestable e inconciente que se puede conocer...— Abro la boca indignada y mi padre sonrie por su afirmación— Pensé que está vez sería diferente, prometiste cambiar...

 

—No lo prometí, solo asumiste que así lo haría... En realidad fue difícil y aún lo es, pero eso no importa ahora...— Frena bruscamente en el semáforo— Fue un simple... Ehhh...— Golpeo con el codo a Charlie para que me ayude, pero no dice nada— Lo bueno fue que no pasó a mayores y todos estamos bien, gozando de exelente salud... ¿Cierto?— Recurro a mi mirada más tierna, es artilleria pesada

 

Mi padre suspira— No es suficiente...— Añade friamente— Solo no lo vuelvas a hacer y de castigo iras a psicólogo, otra vez y donde no vayas te llevo a un manicomio...

 

—Qué exajerado, ni porque estuviera loca... Es posible que lo este, pero si lo dices en voz alta suena feo... ¿Puedo hacer algo para no ir?

 

—No y fin de la conversación...

 

Llegamos a casa y Charlie se quedo a petición mia, no hablaron mucho conmigo. Aunque Mandy insistió que le contaramos lo que sucedio mi padre se negó rotudamente, prefirio dejarla con la duda. Ahora estoy en mi camita, a punto de dormir.

 

Fue un día muy loco, pero tú estás más loca...

Sí, debería dejar de arruinar su vida...

¿Somos un fenómeno?...

Aparentemente sí, uno que solo busca atención...

Nuestra intención, es evitar que nos noten...

Queremos ser invisibles, pero no nos funciona... 

Somos un desastre...

 

...

 

El la mañana estaba más calmado y eso me alegra bastante, tal vez me levante al castigo. Las clases fueron relativamente bien, excepto por el maestro de matemáticas que ya me está dificultando más la existencia. Insiste que de alguna forma no puedo saber todo lo que sé, me calumnea cada que puede.

 

Al llegar a los aposentos del club, están afuera esperandome. Están callados, mirandome mientras camino hacia ellos. Camino a la derecha y luego a la izquierda y me siguen con la mirada, que tenebroso.

 

—¿Hola?— Achino los ojos

 

—Iremos a un lugar no muy lejos y no te vamos a pedir permiso...—Dice Manuel serio

 

—¿Están molestos?— Caminamos hacia la salida

 

—No... ¿Por qué crees eso?— Pregunta Lauren sarcasticamente

 

—Ahhhh...— Ignoro su sarcasmo— Por un momento creí que sí, por lo que sucedió ayer. Pero me alegra que sean unos buenos amigos y no me juzguen por ayudar a quien lo necesita. Como lo he hecho con ustedes...

 

Veo la culpa en sus miradas— Vamos a un parque, es muy lindo...— Espeta Lauren

 

—Oh, genial... Realmente no conozco muy bien lugares aquí, es bueno que apoyen está estupidez... Digo... ¿Quién en sus cinco sentido dejaria que yo, dirija algo?— Hago énfasis en yo— Nadie, nadie, nunca en la vida, ni en un millon de años

 

El resto del camino estuvieron más reljados, como que cambiaron su actitud hacia mí. Llegamos y no es un parque, más bien es un bosque, con un lugar despejado como una pradera. Es lindo, hay varias personas, que nos miran raro...

 

—Ojalá y no nos roben... Mejor me relajo, porque ellos huelen el miedo...— Digo evitando el contacto visual

 

—No nos van a robar, solo no los mires mucho— Espeta Felipe mientras nos sentamos bajo la sombra de un árbol

 

Nos miramos los unos a los otros — No saben qué hacer ahora ¿Cierto?

 

—No lo pensamos muy bien— Añade Julian mientras rasca su cabeza

 

—Parense, vamos a caminar por el lugar un rato, eso ayuda a que las ideas fluyan...— Recorrimos el lugar y empezamos a correr unos tras de otro, el cansancio no se hizo de esperar. Se fueron por algo y yo decidí esperarlos, necesito un pequeño descando de unos tres días.

 

Y estando aquí sintiendo la suave brisa golpear mi rostro, sentada en el cómodo césped. Disfrutando de la paz y el silencio, que solo la naturaleza puede ofrecer. Nunca pude detenerme a disfrutar esta tranquilidad, tampoco a jugar cuando era pequeña con niños de mi edad. Nunca fui “Normal” ante la sociedad, creo que desearía ser considerada una más del montón, pero todo empeoró el 13 de abril, hace aproximadamente nueve años.

 

Antes de que mi madre me enlistara en “El proyecto géminis”, llevaba una vida normal, aunque mis padres siempre fueron sobreprotectores conmigo. Ese día estaba feliz y lentamente esa alegría fue desapareciendo, como si se me escapara de las manos. Cuando por fin, me dejaron libre; esperaba que todo mejorara. Así fue, una absurda victoria que no fue suficiente cuando Sahra se suicidó.



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En el texto hay: diversion, locuras, raros

Editado: 21.06.2021

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