El club de los raros

Capitulo XVIII - Al cine

 

 

Me levanto y ya es tarde, extremadamente tarde. No sé, cómo me pude arreglar tan rápido, solo sé que corrí hasta el cansancio. Me pongo un pantalón ancho y una camisa corta. Llego a la puerta principal y tocan el timbre, continúo haciendo lo que mejor se me da, correr.

 


Tomo aire y golpeo la puerta, mi suerte aumenta al ser el maestro de matemáticas — Señorita, es tarde...

 


—Si, lo sé... Es que, lo que pasó fue que... Tuve una lucha con mis cobijas, no me querían dejar salir de mi cama y...

 


—Tendrá un castigo... A menos que...— Se sienta en su escritorio, todos tienen la mirada puesta en mí.

 


—¿A menos que...? — Quiere algo y lo sé, tiene esa mirada, inconfundible, de frialdad y convencimiento

 


—Le pondré un ejercicio y si lo resuelve, no solo le levantaré el castigo  sino también le pondré diez en el examen... ¿Acepta?

 


—No pensé que fuera tan fácil... Ponga el ejercicio que sea...

 


Empieza a escribir y rápidamente identifico que es una matriz, es un caso complicado, aunque la máxima operación numérica en una sección del ejercicio es sumar, tiene un grado de complejidad alto. Comienzo a desarrollarla y susurro para mí los números. Esto me ayuda a concentrar y me mantiene en lo que estoy, porque si no mi mente empieza divagar.

 


—Listo... ¿Algo más? — No entiendo la razón por la que su expresión es de asombro, pero me dirijo a mi asiento en vista que no dice algo.

 


—¿Cómo pudiste resolver algo así? — Pregunta Julián cerca de mi oído

 


—Pues...— ¡¿Como se te ocurre resolver un ejercicio universitario?!... Y hasta ahora te digas a decirme, yo solo reaccioné...— No sé, suerte creo...— Es mejor dejar de hablar, empezamos mal.

 


—El ejercicio tiene un error...— Señala casi al final— Justo al final...

 


Repaso cada número en mi cabeza y tiene razón— Es correcto, no es un dos, sino un tres. Aceptaré el castigo...

 


—Por supuesto— Acomoda falsamente su corbata— Aquí está el castigo— Me da un papel y me dirijo a un salón al final del pasillo

 


Una chica, un maestro y yo; son las únicas personas en ese gran salón. Todo está en silencio, cada vez que intentamos emitir algún sonido se oye un "Shhh", por parte del maestro.

 


Y así pasó la que se supone era mi clase de matemáticas, no cabe en mi cerebro el hecho que cometí uno de los errores más bobos en la historia, aunque el resultado estaba bien, el proceso está mal. Y una de las cosas de la matemática que amo, es que es exacta y se puede comprobar. Pareciera que utilicé una bola de cristal para obtener la respuesta por arte de magia, me preocupa cometer errores de esa índole, necesito repasar más las matrices aumentadas.

 


Por fin siento la libertad, es como si hubiera escapado de cautiverio, mi estomago ruje, por falta de comida. Voy a la cafetería y Lauren está sentada comiendo, compro un sándwich y una botella de agua. Me acomodó junto a ella y no se ve muy alegre.

 


—¿Me incumbe? — Pregunto dándole una mordida al exquisito sándwich, que delicioso sabe cuando lo has comido nada.

 


—No— Dice cortante

 


—Lo tomaré como un sí, ahora habla...— Suena más a una orden que a una petición.

 


—Es que... Thiago me desespera, con sus amiguitas. Tengo límites y no quiero que me traicione...

 


—Si ya no lo hizo...— Interrumpo

 


—¿Qué? — Pregunta sorprendida

 


—¿Qué? — Respondo con ingenuidad

 


—Hey, buenos días...—Saluda cordialmente Manuel

 


—¿Qué tienen de buenos? — La molestia es evidente en Lauren. Sale de la cafetería.

 


—¿No irás tras ella? — Pregunta Manuel, señalando la dirección en la que se fue.

 


—No, esperaré a que se calme... Es muy peligroso hablar con una persona molesta. En fin... —Tocan la campana— Tengo clase y ya falté las primeras horas... Bye...— Me despido

 


—Bye— Escucho a mis espaldas.

 


El resto del día transcurrió en los que se puede catalogar como normal. Hoy como no tenía un plan para hacer en el club, fuimos a ver el entrenamiento del equipo del colegio, no son muy buenos. Pero tomando en cuenta que el futbol es un deporte de precisión, van por buen camino.



—A mí esto no me gusta— Se queja Lauren

 


—Shhhh, intento observar lo que hacen...— Digo sin apartar la vista del campo

 


—No sabía que te gustaba el fútbol— Añade Julián

 


—Me gusta porque es un deporte de contacto y un tanto agresivo, y aún más cuando pelean... Es tan cool...— Suspiro

 


—¿Y si jugamos a hacernos preguntas?— Espeta Lauren, su aburrimiento se ve a metros.

 


—Ok, si con eso te callas, por mí excelente

 


—Primer pregunta...— Me concentro en el juego e ignoro lo demás —Hey— Dice Lauren molesta

 


—¿Si?— Le ofrezco una sonrisa de "No me mates"

 


—¿Que cuál es tú color favorito?

 


—Vomito de arcoíris...— Respondo con simpleza

 


—Eso lo es un color— Dice Julián con indiferencia

 


—Si, si lo es— Asiento efusivamente

 


—Si lo es, a ver dime ¿Cómo se ve?— Cuestiona Manuel

 


—No lo sé, tú dime— Digo arqueando una ceja

 


—¿Relación más larga?— Pregunta Lauren, evitando más confrontaciones — La mía casi dos meses...

 


—Cuatro meses— Dice Julián

 


—Tres semanas— Espeta algo avergonzado Felipe

 


—Una noche— Dice con orgullo Manuel

 


—Tres horas...— Mantengo la vista fija en el balón

 



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En el texto hay: diversion, locuras, raros

Editado: 21.06.2021

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