Capítulo X
LA ÚNICA QUE CUMPLE sUs PROMEsAs
No puede ser. No. No era real. Ella realmente no estaba muerta. No. No. No. Porque aún no nos explicó por qué. Por qué nos abandonó. Por qué se fue. No, ¿o sí?
Sí. Porque me estaba preparando para el funeral. Uno real. Donde habrá un cajón y adentro estará la mujer que me trajo a la vida. La primera que me abrazó, la que me enseñó a hablar y la que me lastimó más que nadie. Papá nos dio la noticia y con mi hermano simplemente bastó una mirada para lo que sucedió después.
Siento la mano cálida de Sabine alrededor de la mía.
Del otro lado de ella, de igual forma, mi hermano.
Ambos mirábamos sin ver realmente. A unos pasos más allá, las pocas personas que había alrededor de un cura dando unas palabras que no escucho.
–La muerte como tal no es solo más que un paso… No quise escuchar más. La muerte era dejar atrás. Lo
malo y todo lo bueno. Era dejar conversaciones, abrazos
a medias, temas inconclusos. Nadie se muere en vísperas. Nadie, menos Sabine.
Mi hermano se había ido. No sé dónde. Y yo aún de
traje mirando un punto fijo.
–Si pienso un poco más, mi cabeza va a explotar.
–Y no pienses –me contesta.
–No puedo. No puedo dejar de pensar en la muerte.
–Yo tampoco, Liam. Yo tampoco.
–¿Cómo se sigue ahora? ¿Cómo convives con la muerte sin sentirte vacío?
–Te haces amigo de ella. Como yo. Al fin y al cabo, es
la única que cumple su promesa.
Pasó tan de repente que hoy pienso si fue real. Su cuerpo se adaptó perfectamente al mío. O quizá era que nuestros demonios no eran los mismo pero se reconocieron como dominantes. Ella, con sus problemas que nunca iba a conocer, con su Dios y su Diablo a flor de piel y yo queriendo atrapar un poco de esa oscuridad que la consumía. Besé cada parte de su piel, las pecas invisibles de su espalda y cada lágrima que surcaba su rostro la bebí como si fuese agua en un desierto. No había amor, más era un instinto animal de supervivencia. Lo necesitaba. Mejor dicho, la necesitaba. Necesitaba a Sabine completamente para no sentirme vacío. Y el orgasmo lo sentí como la pieza del rompecabezas que me faltaba.
Cuando se fue y me volví a sentir vacío, pensé que la idea de Sabine de marcar su final no era tan disparatada después de todo.
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Editado: 16.05.2021