El Color de la Lluvia

La Chispa Inesperada

El timbre del final de la clase sonó, liberando a los estudiantes al barullo del pasillo. Yo estaba juntando mis libros despacio, todavía pensando en la paradoja de Schrödinger, cuando una chica alta y rubia se paró al lado de mi mesa. Era Camila, de otro curso, conocida por ser inteligente y participar mucho en el club de debate. Nunca habíamos hablado mucho.

"Hola, Mateo," dijo con una sonrisa amable. "Me preguntaba si podrías ayudarme con una idea del último trabajo de física. No estoy segura de haberla entendido del todo."

"Eh... claro," respondí, un poco sorprendido por su interés. Generalmente, la gente no me pedía ayuda con el estudio, a menos que Lucas los obligara.

Mientras le explicaba a Camila el principio de superposición cuántica, noté una figura conocida en la puerta. Sofía estaba ahí, charlando animadamente con Carla y Javier, pero sus ojos se desviaron hacia nosotros varias veces, con una intensidad que no pude entender bien al principio. Había algo diferente en su cara, una tensión suave que no era común en ella.

Cuando terminé de explicarle a Camila, me agradeció con una sonrisa brillante. "Sos muy bueno explicando. Quizás deberías pensar en dar tutorías."

"No creo tener la paciencia," respondí con una pequeña sonrisa.

En ese momento, Sofía se acercó a nosotros, con una sonrisa forzada que no llegaba a sus ojos. "Hola, Mateo. Hola, Camila. ¿De qué hablan?"

"Le estaba pidiendo ayuda a Mateo con física," respondió Camila con naturalidad. "Es muy amable."

"Ah, claro. Mateo es un genio para esas cosas," comentó Sofía, con un tono que sonaba un poco... apagado.

Camila asintió. "Bueno, gracias de nuevo, Mateo. Nos vemos." Y se despidió con otra sonrisa antes de irse.

Un silencio incómodo se quedó entre Sofía y yo. Ella no me miraba directo, sino que observaba el lugar donde había estado parada Camila.

"¿Necesitás algo, Sofía?" pregunté al final.

"No... solo... ¿todo bien con Camila?" respondió, con una pregunta que sonaba más a una afirmación.

"Sí, solo me pidió ayuda con física," expliqué, sintiéndome un poco desconcertado por su actitud.

"Ah," dijo simplemente, antes de girarse hacia Carla y Javier, retomando la charla que había interrumpido, aunque su tono seguía siendo menos alegre de lo normal.

Más tarde ese día, vi a Sofía sentada en una de las mesas del patio con Carla y otra amiga, Valentina. Me acerqué para saludarlas, pero la conversación se cortó de golpe cuando llegué.

"¿De qué hablaban?" pregunté, sintiéndome un poco excluido.

Carla me dedicó una sonrisa nerviosa. "De... de nada importante. Solo cosas de chicas."

Sofía evitó mi mirada, jugando con una hoja que se había caído de un árbol.

"¿Seguro?" insistí, notando la tensión en el ambiente.

"Sí, Mateo. No te preocupes," respondió Valentina demasiado rápido.

Me encogí de hombros, sintiéndome un poco confundido, y me junté con Lucas en otra mesa. Desde ahí, pude ver a Sofía hablando animadamente con sus amigas, haciendo gestos y susurrando. Su mirada se cruzó con la mía un instante, y noté un brillo que parecía... ¿molestia?

Mientras tanto, en la mesa de Sofía, la conversación seguía en voz baja.

"¿Estás segura de que no sentís nada por Mateo?" preguntó Valentina, con un tono curioso. "Porque la forma en que lo mirabas cuando estaba hablando con Camila..."

Sofía suspiró, revolviendo las hojas secas con su zapatilla. "No sé de qué hablás."

"¡Claro que lo sabés! Estabas echando humo por las orejas," bromeó Carla. "Parecías a punto de invocar un rayo para fulminar a esa tal Camila."

"No estaba 'echando humo'," se defendió Sofía, aunque sus mejillas se pusieron un poco rosadas. "Solo... me pareció que Camila le estaba robando mucho tiempo a Mateo. Tiene otras cosas que hacer."

"¿Como qué? ¿Descifrar el ADN de una hormiga? Dale, Sofi. Admitilo. Estabas celosa," insistió Valentina con una sonrisa cómplice.

"¡No estaba celosa!" exclamó Sofía, levantando la voz más de lo que quería. Varias personas cerca se giraron a mirarlas. Sofía bajó el tono rápido. "Solo... no me gusta que la gente lo moleste cuando está concentrado."

Carla arqueó una ceja. "¿Desde cuándo te preocupa tanto la concentración de Mateo?"

Sofía se encogió de hombros, evitando la mirada de sus amigas. "Siempre me preocupan mis amigos."

"Sí, claro," dijeron Carla y Valentina al mismo tiempo, con una sonrisa que claramente no creía ni una palabra.

"En serio," insistió Sofía, tratando de cambiar de tema torpemente. "¿Vieron el nuevo tráiler de esa película de terror? ¡Parece súper espeluznante!"

Valentina la miró con una sonrisa divertida. "Lindo intento de distracción, Sofi. Pero no te vas a escapar tan fácil. ¿Qué sentís de verdad por Mateo?"

Sofía se levantó de golpe. "Tengo que ir a buscar un libro a la biblioteca. Nos vemos luego." Y se fue rápido, dejando a sus amigas riéndose a sus espaldas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.