El silencio en la enfermería del colegio era denso, solo interrumpido por el suave roce del algodón con la piel amoratada de Mateo. Sofía estaba sentada a su lado, con la mano entrelazada con la suya, la mirada fija en los cortes y moretones que cubrían su cara y brazos. Sus ojos reflejaban una mezcla de angustia y una rabia contenida hacia Sebastián.
"Lo siento tanto, Mateo," susurró Sofía, su voz quebrándose un poco. "Si tan solo hubiera... si tan solo no lo hubiera provocado."
Mateo apretó suavemente su mano. "No fue tu culpa, Sofía. Sebastián... él tiene un problema. Y Lucas llegó a tiempo."
En la puerta, Lucas hablaba en voz baja con Carla y Javier, su tono bromista de siempre cambiado por una seriedad sombría. Carla lo miraba con una mezcla de admiración y preocupación.
"Estuviste increíble, Lucas," le dijo Carla, con la voz llena de sinceridad. "Te lanzaste sin dudarlo. Sos un verdadero guerrero."
Lucas se encogió de hombros, aunque un leve rubor le subió a las mejillas. "Solo hice lo que tenía que hacer. Nadie toca a mis amigos."
Javier asintió solemnemente. "Sebastián y sus secuaces no se esperaban eso. Les diste una buena paliza."
Lucas suspiró. "Ojalá hubiera llegado antes. Mateo recibió muchos golpes."
Volviendo su atención a Mateo y Sofía, Lucas se acercó con una cara más suave. "El director ya está al tanto. Sebastián y su grupo serán suspendidos, probablemente expulsados."
Un suspiro de alivio salió de los labios de Sofía. "Se lo merecen."
Carla se acercó y se arrodilló junto a Mateo, examinando sus heridas con cuidado. "Necesitás hielo para esa hinchazón. Y asegurate de que no tengas una conmoción."
Mateo intentó sonreír, aunque le dolía la mandíbula. "Estoy bien. Solo un poco... magullado. Gracias a Lucas."
La mirada de Sofía se suavizó mientras acariciaba el dorso de la mano de Mateo. "Él siempre ha sido tu ángel de la guarda, ¿verdad?"
Lucas sonrió con suficiencia. "Es mi trabajo. Además, ¿quién más lo protegería de los cisnes malhumorados y los pretendientes obsesionados?"
La tensión en la habitación se alivió un poco con la broma, y una pequeña risa escapó de los labios de Mateo.
"Hablando de pretendientes obsesionados," dijo Carla, mirando a Lucas con una sonrisa pícara, "¿no noté a cierta chica rubia de otro curso mirándote con ojos de admiración después de tu entrada heroica?"
Lucas se sonrojó visiblemente, desviando la mirada. "No sé de qué hablás."
Javier se unió a la burla. "Oh, sí que sabés. Camila parecía bastante impresionada por tu valentía."
Sofía observó el intercambio con una sonrisa divertida, sintiendo una punzada de alivio al ver que el humor comenzaba a regresar al grupo. La valentía de Lucas no solo había salvado a Mateo, sino que también parecía haber fortalecido los lazos entre ellos.
"Así que, Lucas, ¿una nueva admiradora?" preguntó Sofía con un tono juguetón. "Quizás deberías considerar cambiar tu estrategia de 'chico que huye de las responsabilidades académicas' por la de 'héroe protector'."
Lucas se encogió de hombros con una sonrisa tímida. "Depende de si las heroínas en apuros invitan a helados después de salvar el día." Su mirada se cruzó con la de Carla por un instante, y ambos compartieron una sonrisa cómplice.
Mateo observó a sus amigos, sintiendo una calidez en el pecho a pesar del dolor físico. La preocupación por él los había unido aún más. La valentía de Lucas había sido un recordatorio de la lealtad inquebrantable que existía entre ellos. Y la forma en que Sofía lo miraba, con una mezcla de ternura y alivio, le decía todo lo que necesitaba saber.
"Gracias a todos," dijo Mateo con sinceridad. "Por estar acá. Por preocuparse."
Sofía apretó su mano con más fuerza. "Siempre vamos a estar acá para vos, Mateo."
En ese momento, la enfermera entró para revisar a Mateo. Mientras lo examinaba, el grupo permaneció en silencio, unidos por un sentimiento de solidaridad y afecto. La agresión de Sebastián había sido un acto oscuro, pero la respuesta de Lucas y la preocupación de sus amigos habían iluminado la fuerza de su vínculo. A pesar del dramatismo de la situación, había una sensación palpable de que este incidente, en lugar de separarlos, los había unido aún más, demostrando que juntos podían enfrentar cualquier adversidad. Y en medio de todo, la mirada dulce y protectora de Sofía era el mejor consuelo que Mateo podía pedir.