El color de tu Recuerdo

Capitulo 7

AURA

Cuando salí de la pasteleria, ya eran casi las diez de la noche. Realmente quería terminar la masa de las donuts para el día siguiente y preparar los postres, porque me encantaba cocinar. Aquí era el único lugar donde me sentía libre para hacerlo. Esa pequeña pasteleria era mi refugio; nadie me juzgaba, nadie me maltrataba.

Tuve que caminar hasta casa porque estaba muy corta de dinero y el que me había dado el señor Mauro era para mi mamá. No era la primera vez que caminaba a estas horas, pero aun así me daba miedo andar sola tan tarde. Desearía poder llegar de la escuela y quedarme en casa estudiando, viendo televisión o haciendo cosas que los chicos normales hacen. Incluso desearía tener mi primer novio y ser una chica como cualquier otra. Pero esta era la vida que me había tocado, y ya la había aceptado.

Mientras caminaba, sentí un auto acercándose por detrás. Mi instinto me dijo que acelerara el paso. Caminé lo más rápido que pude, pero el vehículo siguió mi ritmo. “Oh, Dios mío, no permitas que me pase nada”, pensé con el corazón latiendo aceleradamente.

—¡Aura!— escuché su voz. Esa voz que, en silencio, me gustaba.

Me di la vuelta y lo vi bajando de su auto de lujo, llamándome.

—¿Qué te pasa?—me dijo con enojo.—¿Por qué andas sola a estas horas de la noche? ¿Eres estúpida o qué?

—Lo siento— murmure, bajando la cabeza con vergüenza.

—Sube— ordenó con voz irritada.

—Está bien, tomaré un bus— respondí, evitando su mirada.

—No hay buses a esta hora— dijo con aún más molestia.— ¿Por qué se pone así? No lo estoy molestando solo por caminar, ¿qué le pasa a este chico?—pensé.

—Sube— repitió.

—Lo siento, me iré caminando…— intenté decir, pero de repente tomó mi mochila y la metió en el auto.

—¡Sube!— exigió, sosteniendo la puerta abierta.

—Está bien— susurré y me subí.

Era la primera vez que me montaba en un coche, y más aún en uno tan lujoso como ese. “Wow, al menos ya tengo una primera vez en algo nuevo que no sean los golpes y las burlas”, pensé.

Asher se dio la vuelta y subió al auto. Parecía enojado. Lo estaba. Lo conocía bien, aunque fuera de lejos. Después de tanto tiempo observándolo, ya podía notarlo.

Condujo por unos minutos sin siquiera mirarme. Luego, finalmente habló:

—¿Por qué caminas sola por esta calle tan tarde?

—Estaba trabajando— respondí.

—¿Trabajando?— preguntó con sorpresa en el rostro.

—Sí. Trabajo en la pastelería del señor Mauro, medio tiempo, de lunes a viernes, después de la escuela.

—Mmm… ¡Entonces eres la de las donuts!

—Sí, las hago yo— comenté con una pequeña sonrisa.

—Todos los chicos del equipo de baloncesto están locos con ellas. Realmente son buenas, aunque a mí no me gustan. Solo me gusta el cheesecake.

—Sí, lo sé— dije sin pensar.— Solo te gusta el de chinola.

Él frunció el ceño.

—¿Cómo lo sabes?

¡Oh, por Dios! ¿Cómo fui tan tonta de decirlo?

—Solo he notado que siempre lo pides en la cafetería… aunque casi nunca lo hagan— intenté justificarme.

—Ahhh, entiendo— dijo, aunque no parecía muy convencido.

No volvimos a hablar, solo para indicarle cómo llegar a mi casa. Al llegar, Asher observó el barrio con expresión seria.

—Nunca había venido por este lugar— comentó.

Lo imaginé. Era un barrio marginado al otro lado de la ciudad.

—Gracias por traerme— le dije mientras abría la puerta.

—No hay de qué.

Bajé del auto, pero antes de entrar a casa, su voz me detuvo:

—¡Aura!

—¿Sí?

—Sé que tu cheesecake favorito es el de avellanas.

Me quedé congelada. Lo miré sin saber qué decir. Asher cerró la puerta de su auto y se alejó, dejándome sumida en un mar de pensamientos.

¿Cómo lo sabía? ¿Acaso me había estado observando todo este tiempo?

Te lo tenias bien callado Asher.... jijijijij




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.