Asher
De camino a casa, el silencio me acompañaba, pero mi mente estaba hecha un huracán.
Un sinfín de pensamientos me recorría.
¿La familia de Aura la maltrataba?
Esa imagen de sus brazos, marcados como si hubieran sido golpeados con furia y sin compasión, no se me iba de la cabeza. Y la forma en que reaccionó... esa excusa torpe de “me caí” que sonó más a un grito ahogado que a una mentira.
¿Por qué no decía nada?
¿Por qué no lo denunciaba?
Y entonces lo entendí. No era que no quisiera… tal vez no podía. Tal vez tenía miedo.
Y, aún peor, tal vez llevaba tanto tiempo viviendo así que creía que merecía ese dolor.
Tenía que investigar. Pero hacerlo con cuidado. Sin levantar sospechas. Y, sobre todo, sin que su padre o quien sea que le hiciera daño se enterara. Porque si alguien como él descubría que Aura me importaba… no dudaba que la haría pagar.
Apenas llegué a casa, subí directo a mi habitación. Me di una ducha larga, dejando que el agua cayera sobre mi espalda mientras intentaba calmar la rabia que sentía por dentro. Quería arrancarme esa impotencia del pecho.
Me vestí y bajé a cenar, intentando parecer tranquilo.
—Buenas noches —saludé mientras me sentaba en el comedor.
Mi padre me miró desde el otro extremo de la mesa. Sus ojos fríos como siempre. Su voz fue la primera en quebrar el aire:
—¿Quién es Aura?
Tragué en seco.
—¿Quién?
—Sabes muy bien de quién hablo —dijo. Su tono no admitía preguntas. Ni excusas—. No lo repetiré.
Inspiré hondo, sabiendo que cualquier palabra debía estar calculada.
—Es solo una compañera de la escuela.
—Según Katy —continuó, sirviéndose un poco de vino con tranquilidad falsa—, parece que te estás juntando mucho con ella. ¿No es así?
Mi estómago se revolvió.
¿Katy?
¿Desde cuándo ella hablaba de mí con mi padre? ¿Y por qué tenía que mencionar a Aura?
—Nada que ver, padre. Estamos trabajando juntos en un proyecto. Solo eso —respondí, forzando una voz serena.
Él dejó la copa sobre la mesa con un leve golpe.
—Eso espero. Ya sabes que no toleraré distracciones. Tú y Lary se irán a estudiar juntos, y serás el presidente de la empresa. Esa jovencita no está ni estará nunca a tu nivel. ¿Lo entiendes?
Mi mandíbula se tensó.
Sí, lo entendía.
Entendía que su plan para mi vida estaba escrito desde antes de que pudiera decidir por mí mismo. Entendía que Katy, la hija del socio de mi padre, era su elección perfecta para mí. Y que Aura… no encajaba en su mundo.
—Sí, padre. Lo tendré en cuenta —dije con una furia contenida, una rabia que hervía en lo más profundo de mí.
No podía llevarle la contraria. No ahora. Él siempre tenía la razón, o al menos eso creía. Discutir con él solo encendería una tormenta que no estaba dispuesto a enfrentar todavía.
Además, no quería profundizar el tema. No quería que nadie más supiera de Aura. No quería que su nombre saliera de mis labios frente a él nunca más.
Porque sabía lo que era capaz de hacer si descubría que me importaba.
Que ella significaba algo para mí.
Y eso era justamente lo que estaba pasando.
Aura estaba dejando de ser una simple compañera.
Estaba empezando a ser mi pensamiento constante, mi preocupación, mi necesidad de proteger.
Cada vez que la veía, era como ver mi color favorito hecho persona.
Era cálida. Dulce.
Era esa calma que no encontraba en ningún lado.
Era la única que no esperaba nada de mí. Que no me pedía que fuera perfecto, ni poderoso, ni hijo de nadie.
Y yo…
Yo no quería que esto terminara.
No sabía cómo protegerla aún.
Pero lo haría.
Aunque tuviera que mentirle a todos.
Aunque tuviera que traicionar los planes de mi padre.
Aunque tuviera que enfrentarme al futuro que me habían impuesto.
Porque por primera vez, sentía que mi vida me pertenecía.
Y quería luchar por la única persona que me hacía sentir vivo.
Editado: 08.07.2025