El color de tu Recuerdo

Capitulo 18

Capitulo 18

Asher

De camino a la escuela, la velocidad lenta de mi auto No era casualidad. La verdad, estaba buscando una excusa para encontrarla. Cada esquina, cada tramo del camino, escaneaba con la mirada esperando verla aparecer. Aura siempre caminaba por esta ruta, y aunque me repetía en la cabeza que solo quería evitar llegar demasiado temprano, en el fondo sabía que me estaba mintiendo a mí mismo. Necesitaba verla.

Pero ese día no apareció.

Cuando llegué, en lugar de entrar de inmediato, me quedé junto a la verja de la entrada. El bullicio de los estudiantes entrando y hablando a mi alrededor me resultaba lejano; estaba demasiado concentrado observando la calle, esperando ver su figura acercándose. No sabía qué iba a decirle si la encontraba. Ni siquiera tenía un motivo claro… solo la necesidad de que estuviera allí.

El timbre sonó, un sonido agudo que me recordó que estaba a punto de perderme la primera clase. Me extrañó aún más su ausencia: Aura siempre era puntual, incluso teniendo que caminar todo ese largo trayecto para llegar.

Entré al edificio, esquivando a los que iban en dirección contraria, cuando me encontré de frente con Katy. Como siempre, apareció con esa sonrisa que parecía más ensayada que espontánea, y con un tono de voz cargado de dramatismo calculado.

—Asher, amor, te extrañé todo el fin de semana. No me llamaste ni me enviaste mensajes… —dijo, estirando cada palabra como si estuviera recitando una tragedia.
—Quizás estabas más ocupada en otras cosas —contesté, apenas prestándole atención, porque había visto a Kevin y a una de las amigas de Katy pasar a nuestro lado.
—Claro que no, amor. Para ti siempre tengo tiempo… y más ahora que nuestras familias ya definieron nuestras carreras —añadió, aferrándose a mi brazo con un gesto posesivo.

Ella seguía hablando sobre acuerdos familiares, compromisos futuros, cosas que parecían interesarle más a nuestros padres que a nosotros. Yo, en cambio, tenía la mente en otro lugar… o mejor dicho, en otra persona. Una chica de ojos color avellana que últimamente aparecía en cada uno de mis pensamientos.

Al entrar al salón, mis ojos la buscaron instintivamente. La encontré casi al instante, pero su reacción me desconcertó. Apenas nuestras miradas se cruzaron, Aura bajó la vista de inmediato. No fue solo eso… sus mejillas estaban enrojecidas y sus ojos, hinchados, como si hubiera estado llorando hace poco.

Un impulso me empujó a caminar hacia ella, pero me contuve. Katy estaba a mi lado, y sabía perfectamente lo rápido que las palabras podían transformarse en rumores… y en llegar a oídos de mi padre.

Durante toda la clase, Aura no dijo una sola palabra. Tenía la cabeza gacha, los dedos entrelazados sobre el escritorio, y sus hombros levemente encogidos. En un par de ocasiones noté que apretaba los labios, como si estuviera conteniéndose para no llorar. Pensé en las veces que había visto moretones en sus brazos, y un mal presentimiento me recorrió. Sin embargo, algo en mi interior me decía que no era solo eso… que había algo más.

Cuando la clase terminó, no perdí tiempo. Me volví hacia Katy y, con la excusa más creíble que encontré, le dije que debía reunirme con Aura para el trabajo final de ciencias. Ella hizo un puchero teatral, me soltó el brazo y se marchó con sus amigas, sin dejar de girarse para mirarme como si quisiera recordarme que estaba molesta.

Me acerqué a Aura. Estaba guardando sus cosas a toda prisa, como si quisiera escapar del aula.
—Hola, Aura. Quería decirte que, si quieres, podemos ir a almorzar… —dije, intentando sonar casual, aunque por dentro estaba inquieto.
—No, gracias, Asher —respondió sin mirarme, su voz baja y triste.
—Si no quieres ir a la cafetería, podemos ir a comer a otro lugar…
—Asher, ¿puedes seguir ignorándome, por favor? —me interrumpió.
La miré, desconcertado. Ella continuó, con un tono cargado de dolor y amargura:
—Sigue como estabas antes… riéndote de mí e ignorándome con tu novia. ¿Sí?
Sus palabras me golpearon como un puñetazo. Sentí que el aire se espesaba entre nosotros.
—Aura, por favor… —murmuré, dando un paso hacia ella.
—No, Asher. No quiero hablar contigo. Prefiero que sigamos como antes.
Guardó el último cuaderno en su mochila y la cerró con un movimiento brusco. Se puso de pie, y antes de girarse para marcharse, dijo:
—El proyecto de ciencias… te entregaré mi parte la próxima semana. Trabajaré por mi lado y tú por el tuyo. Gracias por entender… y lo siento.
Se alejó sin mirar atrás. La vi caminar hacia la puerta, y tuve esa sensación incómoda, casi dolorosa, de que algo se estaba rompiendo entre nosotros… y yo ni siquiera sabía qué era ni cómo había empezado a quebrarse.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.