Han transcurrido algunas horas desde que el ejército Marrón partió al combate contra el ejército Rojo de Croma. Mientras esto sucedía, el campamento comenzó a ser desalojado por completo. Sirvientes, soldados, y demás personas que allí se encontraban comenzaron a marcharse en la misma dirección que el ejército Marrón, incluidos los Verde. Poco a poco, el lugar se convirtió en un pueblo fantasma. Quedaron pocos en el lugar; unos cuantos soldados y sirvientes para cuidar el sitio mientras los demás regresaban de la batalla.
De pronto, León vuelve su mirada hacia la ventana de la prisión durante un momento, y comienza a silbar con intensidad, acto que a más de uno de nosotros parece inusual y que llama la atención de los guardias.
—¿Qué es lo que haces? —interroga uno de los guardias Marrón que se asoma a la rendija de la puerta.
—Solo silbo para no aburrirme —responde León con calma, y el guardia solo exhala y se retira.
—¿Intentas llamar a «Cloud»? —pregunta Floresta en susurros, y León asiente —¿Para qué?
—Tengo un plan —responde en voz baja, y continúa con su actividad.
Instantes después se escucha un aleteo en la ventana de la prisión seguido de un llamado de ave. Era «Cloud», el ave de presa de León.
—Ven aquí —llama León, y el ave trata de ingresar a la prisión por la ventana. Por desgracia, es muy grande, y no logra atravesar los barrotes.
—¿Qué es lo que sucede ahora? —pregunta el guardia al asomarse por la rendija, y al ver al ave en la otra ventana de inmediato abre la puerta para ingresar.
En ese momento León lanza un silbido corto y agudo. El ave vuela desde la ventana y aparece momentos después por la entrada principal, justo donde se encuentra el vigilante.
Con las garras vueltas hacia el frente, aterriza sobre el soldado Marrón y comienza a rasguñar su rostro y picotearlo con gran fuerza. Desorientado, el guardia entra a la celda y comienza a dar vueltas por el lugar mientras «Cloud» lo ataca. León aprovecha para sujetarlo con la cadena de sus grilletes alrededor de su cuello y lo derriba al suelo donde comienzan a forcejear. Luego hace otro llamado y «Cloud» detiene su ataque para comenzar a buscar algo entre las pertenencias del guardia. El soldado hace grandes esfuerzos por quitarse de encima a León y al ave, pero cada vez que lo intenta, este lo sujeta con más fuerza.
Luego de un momento de búsqueda, en el que el pájaro toma varias de las pertenencias del soldado, extrae de este las llaves de los grilletes.
—¡Eso es! —exclama orgulloso, y entonces llama a «Cloud» para que le entregue las llaves.
«Cloud» entonces se acerca a él y deja caer las llaves cerca de su mano.
—¡Libérense ustedes primero; yo trataré de detenerlo el mayor tiempo posible! —habla León con gran esfuerzo mientras el soldado, que todavía permanece consciente, lucha para escapar su agarre.
La oficial Scarlett asiente, y presurosa se inclina y las toma para abrir sus grilletes.
Con sus brazos y piernas liberados, la oficial Scarlett arroja las llaves a Cyan mientras se dirige donde se encuentran León y el soldado Marrón.
—¡Libérense ustedes, tengo que a ayudarlo! —grita ella, y pasa a tomar una cadena con grilletes para atar con esta al soldado.
La oficial Scarlett prende al soldado de manos y pies y entonces León lo suelta de su agarre. El soldado deja caer su cuerpo, todavía con vida, exhausto y debilitado al grado que no puede hacer esfuerzo alguno para moverse. Para ese momento ya nos hemos liberado todos de nuestras ataduras y nos preparamos para salir del encierro.
—¡Se aproximan más soldados! —señala Dijon alarmado luego de asomarse.
Una flecha pasa muy cerca de su rostro y se clava en la puerta, lo que lo obliga a regresar dentro de la celda aterrado.
—Seguro los atrajo el alboroto de nuestro intento de escape —contesta la oficial Scarlett, y entonces toma la espada del soldado que acaban de detener, preparada para pelear de ser necesario.
—Nosotros los detendremos —menciona León, y hace una seña a su ave para que suba a su hombro—; les daremos el tiempo necesario para que puedan escapar.
La oficial Scarlett asiente, «Cloud» levanta el vuelo y León corre fuera de la celda. Nosotros permanecemos en la entrada, atentos a lo que sucede, y vemos a León arremeter contra la poco más de media docena de soldados que se quedaron en el campamento.
Con un silbido, León ordena a «Cloud» para que vuele hacia ellos, y el ave se arroja en feroz embestida contra uno de los soldados. Por medio de su pico y sus garras hiere su rostro, y luego vuela para asestar otro ataque a un soldado distinto. León, por su parte, los ataca con su gran fortaleza física, y sin problemas logra derribar a más de uno de ellos.