Permanezco en un estado de shock por un momento. El dolor que la hoja provoca en mi cuerpo es agudo, y se vuelve peor cuando Admiral retira la daga.
Poco a poco, el color abandona mi cuerpo. Mi cuerpo tiembla, las energías se marchan de mi ser, por lo que caigo de rodillas al suelo. Me cuesta trabajo respirar, y todo a mi alrededor se vuelve confuso.
—¡No! —escucho a Cyan gritar. Entonces vuelvo los ojos hacia Admiral, quien con una seña indica a los soldados que eliminen a mis amigos.
En ese momento alcanzo a escuchar que el ascensor sube hasta el cuarto de controles y percibo que se abre la puerta, lo que toma por sorpresa a los presentes. De este emerge un ave enorme que comienza a atacar a los soldados Marrón.
Justo después de la entrada del ave, ingresa al cuarto de control una persona que me hace dudar de la veracidad de lo que mis ojos ven. Se trata de León; pero, ¿cómo es esto posible? Hace unos momentos luchaba por su vida, y ahora se encuentra sano y salvo, listo para pelear. No logro entender qué es lo que sucede. ¿Es real, o acaso mi mente es engañada por la falta de color en mi cuerpo y el efecto del cristal Acrom?
Veo cómo León libera a Cyan y a la oficial Scarlett de las manos de los soldados Marrón que los sujetaban. Los otros dos soldados acuden a ayudarlos, mientras que Admiral se dirige a la reyerta con su daga en mano.
Debilitado, me siento contra la pared, cierro mis ojos por un momento debido al intenso dolor y solo escucho en lo que se ha convertido el conflicto.
—¡Flint! ¡Flint! —me habla Cyan lleno de desesperación, y abro mis ojos con pesadez—. Resiste, amigo; buscaremos la manera de curarte. Tenemos que parar esta pérdida de color —señala, para luego quitarse su pañoleta del cuello y colocarla sobre mi herida—. Presiona con fuerza —ordena.
La máquina —mascullo con debilidad. Cada segundo que transcurre pierdo más color, y respirar y hablar se torna cada vez más pesado.
—Flint, no es momento de…
—No pierdas el tiempo conmigo. Cada segundo cuenta.
—No quiero dejarte —menciona entristecido.
—Estaré bien —aseguro. Es lo que me queda por hacer para tranquilizarlo y conseguir que se enfoque en su labor.
Cyan exhala resignado y entonces asiente, muy a su pesar, para luego retirarse al tablero de control.
Mientras continúa una lucha en la que León y la oficial Scarlett comienzan a tomar ventaja en contra de sus adversarios, pues cada vez quedan menos, Cyan comienza a averiguar cómo funciona el panel de control de la máquina con la intención de apagar la máquina.
Con sumo esfuerzo, procedo a levantarme del suelo. Es una pésima idea, pues al instante me siento mareado y pierdo el balance, por lo que me sujeto de las paredes.
—¡Flint! ¿Qué intentas hacer? —pregunta Cyan todavía más preocupado, y se acerca a mí.
—Te ayudaré —explico.
—No, no, por favor; tienes qué descansar y reponerte —insta Cyan, quien intenta que me siente.
—Sé cómo hacerlo —susurro—; sé cómo apagarla —añado, y Cyan se llena de asombro.
—Debiste comenzar con eso —expresa con rapidez, y entonces me ayuda a llegar hasta el panel de controles—. ¿Qué tengo qué hacer? —pregunta.
—Ese botón —señalo a uno que se encuentra apartado en la esquina superior izquierda—, presiónalo —ordeno, y Cyan obedece—. Ahora, el tercero de la segunda fila —continúo, y Cyan así lo hace—, luego el segundo de la cuarta fila, y de nuevo el tercero de la… —alcanzo a decir antes de que mis ojos se cierren por la debilidad. Mis piernas tiemblan y dejan de sostener mi peso, por lo que casi caigo al suelo de no ser por Cyan, quien me detiene.
—Te agradezco por la ayuda, Flint, y sé que tus intenciones son buenas, pero prefiero que dejes de esforzarte pues solo te harás más daño —reclama Cyan, quien me deja de nuevo sentado en el suelo donde me encontraba—. Yo me haré cargo de ello —aclara.
Ante tales expresiones solo me queda suspirar resignado, así que me quedo allí mientras intento recordar la combinación de teclas que Admiral usó para apagar la máquina. Todo en mi mente se vuelve confuso y comienza a dar vueltas, lo que complica más la situación.
Percibo que Cyan continúa en sus intentos, y mientras tanto la pelea continúa. Ya solo quedan dos soldados, pues León, con la ayuda de la oficial Scarlett, acaba de derribar a otro, y Admiral, quien hasta ese momento solo había atacado en un par de ocasiones.