Por fin

Narra Rosalie:

Era pasada la medianoche, y Emmett y yo estábamos cazando a sesenta millas de casa. Cuando nos llenamos de satisfacción, nos tomamos un descanso sentados junto a un lago negro. La luna se reflejó maravillosamente en el agua.

"Escucha", comenzó Emmett. "No soy de los que hablan de sentimientos ni de nada... pero, solo quiero que sepas que te esperaré para siempre si eso es lo que se necesita. Por para siempre, quiero decir literalmente".

Le sonreí. Era muy dulce cuando llegó el momento. "Gracias", dije.

Sonrió y jugueteó con los dedos. Lo hacía cada vez que se ponía nervioso. No pude poner mi dedo en por qué estaría nervioso.

"Estoy aburrido", dijo Emmett. "¿Quieres luchar?" sonrió maliciosamente.

"Si no te refieres a luchar desnudo y sexualmente", me reí.

"¡No lo hago! Quiero decir, solo una lucha juguetona".

Sacudí la cabeza. "No, gracias",

"¿Ascarado?" se burló.

"¡Por supuesto que no!"

"¡Entonces vamos!"

Sacudí la cabeza vigorosamente y metí la nariz en el aire.

De repente, se lanzó contra mí, me cogiendo con la guardia baja y cayendo al suelo. Me reí de él mientras me sonreía mientras estaba encima de mí. Empecé a inclinarme para besarlo, y tan pronto como nuestros labios se cepillaron el uno al otro, sonreí y lo empujé, cambiando de lugar con él. Ahora yo era el que estaba arriba.

"Me enamoré de nuevo", sonrió. "Muy bien. Esta vez ganas",

Me levanté y leté la mano para que la tomara. No me importaría que me volviera a poner encima de él.

Narra Emmett:

Tomé su mano y me puse de pie con facilidad. No le dejé ir la mano, ni siquiera un momento después de que me ayudara a levantarme. No iba a dar otro beso. Me habían rechazado tres veces y con cada rechazo, reducía mi autoestima en alrededor de un setenta por ciento. Así que me quedé allí, sosteniendo su mano con fuerza y mirando sus hermosos ojos dorados.

Me miró como si estuviera indefensa y desesperada; como si no pudiera resistirse. Le sonreí y, por extraño que parezca, ella me devolvió la sonrisa.

Entonces, ella hizo algo que no podría haber esperado, incluso si lo viera venir. Ella sonrió mucho y empujó sus labios hacia los míos apasionadamente. Ella me sueltó la mano mientras yo colocaba la mía a cada lado de sus caderas y puso una de sus manos en mi cuello y la otra en mi cabello, tirando ligeramente de ella. La acerqué más a mí, cada vez más cerca hasta que nuestros cuerpos no pudieron acercarse más. Envolví mis brazos alrededor de su cintura y esperaba que el beso nunca terminara. La quería mucho, mucho.

Cuando ella se alejó, perseguí sus labios con los míos, sin que se rompieran, y sostuve el beso aún más tiempo.

El beso duró alrededor de un minuto, pero se sintió como solo medio segundo. Cuando nos separamos, nos sonrejimos el uno al otro y la llevé a un abrazo aún más fuerte. Por fin.