El comienzo de un narco

Cap 13 ⛓️ El golpe del silencio

El sonido del motor se apagó frente a la mansión. Me quedé un instante dentro del auto, respirando hondo antes de salir. No esperaba que nadie estuviera esperando mi llegada, pero al abrir la puerta principal, lo primero que vi fue a mí padre.

Él me esperaba en el vestíbulo, de pie, con los brazos cruzados y el rostro ensombrecido.

—Por fin llegas Haeseung, te estaba esperando.

—Si padre, he llegado.

Él me observó en silencio unos segundos, hasta que esa calma suya se quebró en un destello de furia.

—Dime, ¿Dónde diablos estabas? ¿Por qué tardaste tanto? Contesta y no se te ocurra mentirme

—Estaba con un amigo, no es nada importante.

—¿Un amigo? —repetí, con una sonrisa amarga —. ¿Y desde cuándo sales con amigos?

—¿Por qué lo dices, padre? —Pregunté, con algo de miedo.

—Porque ya sé exactamente con quien estabas —repliqué, dando un paso adelante —. ¿De verdad creíste que no me enteraría?

No entendía cómo, pero algo en el tono de mí padre me dejó sin palabras.

—Padre, yo...

—Te vieron Haeseung... Tu estabas cenando con ese chico. Dos hombres, en un restaurante, riéndose como si fueran una maldita pareja. ¿No sientes vergüenza?

—No tiene nada de malo... —respondí apenas, era como si tuviera un nudo en la garganta.

—¡Cállate! —ordene y entonces el primer golpe llegó sin aviso. El sonido seco del impacto resonó por todo el vestíbulo.

Retrocedí tambaleándome, sujetando mi mejilla.

—Padre... Por favor déjame explicarte, escúchame, eso no es así...

El segundo golpe me hizo caer de rodillas. La rabia en los ojos de mi padre era casi animal, una mezcla de ira y desprecio.

—Me avergüenzas, Haeseung. ¡Eres una decepción! ¡Un idiota que no entiende lo que su apellido representa!

El tercer golpe fue el más fuerte. Apenas alcancé a ver la furia en el rostro de su padre antes de que todo se volviera negro. Y finalmente mi cuerpo no resistió más y se desplomó en el suelo.

_______

Desdé arriba, escuché gritos fuertes y golpes, que provenían de la planta baja. Deje lo que estaba haciendo y corrí por las escaleras. Cuando llegue al vestíbulo, lo primero que vi fue a Haeseung desplomado y a Saijin respirando con rabia.

—¡Señor! —Grite, corriendo hacia Haeseung —.¿Qué ha hecho?

—No te metas Taeyeon.

—¿Cómo no hacerlo? Es tu hijo.

—Ese muchacho, que dice ser mi hijo, está provocando la ruina del negocio. De mi negocio.

—¿Qué ha hecho este chico, para que lo hayas maltratado de esta forma?

—Esté inútil, estaba con otro chico. ¿Sabés lo que pasaría si se llega a saber esto? ¡Si se entera el enemigo que mi heredero se pasea con otro chico! O ¿Qué sería de mis compradores? todo estaría acabado.

Lo miré en silencio, sorprendido, con una mezcla de rabia y dolor.

—¿Por eso lo ha golpeado? ¿Por miedo a lo que digan los demás?

—Por respeto. Por el apellido. Por mi familia —Apreté los puños con rabia —.No voy a permitir que este imbecil tire todo a la basura, por un tipo cualquiera.

Baje la mirada, respirando hondo. Lo observe unos segundos, sosteniendo aún el cuerpo de Haeseung en mis brazos.

—Aveces señor, un no elige a quién amar —susurré con voz tensa —. Ni cuando, ni dónde.

Subí en silencio las escaleras con Haeseung en brazos. Lo llevé hasta su habitación y lo recosté con cuidado. Le acomoda el cabello, y con cuidado le limpie la sangre del labio.

Me quedé un largo momento observándolo, con una mezcla de ternura y tristeza.

—Tu no te mereces esto Haeseung...

Luego baje a la cocina a preparar algo de te. El vapor del té llenaba el aire mientras mis pensamientos lo ahogaban.

Por respeto. Por el apellido. Por mi familia.

Repetí mentalmente y de pronto, esa frase comenzó a doler.

Cuando volvía con la taza de té, miré a Saijin, él seguía de pie frente a la ventana, con las manos apoyadas en el marco.

—Señor —hablé con miedo —. Dígame, ¿Por qué lo hizo? Siento que debe haber otra razón y no solo esa.

Saijin no respondió de inmediato. En su lugar exhaló con fuerza, como si buscara las palabras correctas para justificar algo injustificable.

—Ese muchacho... —comencé a decir en voz baja —. No sabe lo que está en juego. Tu sabes lo que ellos dirían si ven a mi hijo con otro hombre. No quiero que la gente piense cosas extrañas sobre Haeseung. Mi intención no era lastimarlo...

Lo observé en silencio. Las manos me temblaban apenas, pero logré mantener la mirada fija en él.

—Pero él necesitaba entender, que para la gente, esto es algo anormal y si eso se llega a saber, no me imagino lo que pasaría, todo estaría perdido. Mis aliados, mis compradores y mi reputación... Solo por tener a un hijo gay.

El silencio era denso, incómodo, apenas interrumpido por el sonido del viento colándose entre las cortinas.

—¿Y crees que eso era razón suficiente, para dejarlo inconsiente?

—No entiendes Taeyeon. ¡Todo lo que tengo, todo lo que he construido con esfuerzo, puede venirse a bajo si él mancha el apellido! No lo puedo permitir.

Lo escuché atentamente, pero ya no lo miraba de la misma forma que antes.

—Antes de irme, dígame ¿Quién fue, el que le dijo lo del joven?

—Taegyung. Por cierto Taeyeon, dile a Haeseung que saldremos en una hora.

—Bien... —maldito Taegyung, infeliz.

Por un instante, el hombre frente a mí no era el mismo que alguna vez me había prometido protegerme sin importar que, ni el que me había hecho sentir querido, aunque fuera en secreto. Era otro: alguien que odiaba lo que él mismo había sido conmigo.

Y ahora que lo pienso bien...

¿Él me hubiera aceptado? Sé que me rechazó… pero, ¿solo fue por el negocio? ¿O realmente una relación como la nuestra le repugna?

El té en mis manos ya se había enfriado. No dije nada más. Simplemente bajé la mirada, conteniendo el temblor en su voz, mientras en el fondo sentía cómo algo dentro de él se rompía por completo.




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