El comienzo de un nuevo destino

Capítulo 1

Quedan pocos días para volver al instituto y yo estoy en Latinoamérica, para ser exactos: Viña del mar, Chile.
 


 

Preferí salir de California, Estados Unidos y Norteamérica para pasar mejor mis vacaciones, aquí nadie me conoce y eso me da mucha tranquilidad, no quiero encontrarme con un conocido en mis vacaciones de este año. Año que esperó sea mejor que todos los demás.
 


 

Hoy es mi último día aquí en Viña Del Mar y la verdad es que no quiero irme de aquí, todo es muy hermoso y sobre todo, florido, demasiado florido.
 


 

Aquí en la noche es mas hermoso aún, hasta se me hizo costumbre ir todas las noches de mi estancia a caminar a las playas de Viña y alrededor, recorrer los lugares y a veces nadar, aunque el agua del mar es tan jodidamente helada, al igual que el de las cascadas y ríos.
 


 

¿Ustedes sabían que el mar no es hombre, sino que es mujer y qué realmente se le dice la mar? Ahora entiendo porque dicen: La marina. Porque es la y no el, pero todos tenemos la costumbre de llamarla el.
 


 


 


(...)

Son las 5 de la tarde aquí en Chile y ya estoy en el aeropuerto, esperando a que llamen por mí vuelo, vuelo que no quiero tomar porque este fabuloso lugar de verdad que me encanto, pero no puedo darme el gusto de derrochar más dinero del que ya tenía planeado gastar.

Esperó que mi hermana, mi madre y padre estén pasando bien sus vacaciones en Cancún, ya que yo fui la única que quiso venir aquí y no estar allá con ellos. Pero deben entender que ya es costumbre ir a Cancún cada vez que podemos y que ya casi me aprendo todo el recorrido de memoria.

Al ver que iba a demorar tomar el avión de regreso a EE.UU me dispuse a buscar un lugar donde pueda comer ya que había almorzado hace un par de horas y me empezaba a dar un poco de hambre. Al encontrar un lugar donde podía y había comida de mi gusto, me puse en una fila para poder pedir mi orden.

Al cabo de unos minutos pude pedir mi pedido de pizza, ya que lo demás no me gustaba o simplemente no me llamaba la atención. 

Justo a tiempo de tener mi porción de pizza en mano llamaron para ir al avión, donde hay más comida, ya que una porción de pizza Napolitana claramente no me iba a dejar satisfecha. ¿Quién tendría el estomago tan pequeño para estar satisfecho con una porción de pizza?

De camino al avión choque con una persona de vestimenta totalmente oscura que le acompañaba con una gorra béisbol negra que dejaba cubiertos casi por completo sus ojos, pero por lo que pude notar, el tipo no estaba nada mal. Tenia un cuerpo trabajado. Tez trigueña media. Barba que le habría estado creciendo recientemente. Ojos color marrón oscuro al igual que el color de su cabello. Y por ultimo: pestañas largas.

¡Choque con un maldito dios griego! 

Hizo un gesto de disculpas y se fue, lo seguí con la mirada hasta que le perdí de vista. Retome mi camino al avión tranquilamente. Al introducirme en el me puse en mi asiento al lado de una chica pelirrubia y de una ancianita con una cantidad de canas, demasiado visibles.

Me coloque los audiófonos y puse la música a todo volumen, sabía que este viaje iba a hacer demasiado largo asi que luego de colocar la música me dispuse a dormir un par de horas.

(...)

Llegué a casa después de casi 24 horas en el avión de regreso a California, Estados Unidos.

Abro la puerta de mi habitación para dejar allí mis cosas y dejarlas donde deben estar, ya que sino lo hago ahora, luego no lo hare. Pero antes de empezar a deshacer mi maleta y guardar mis cosas en su lugar correspondiente, mi celular vibro avisándome que me llego un mensaje, lo saco de mi bolso y prendo aquel.

Mensaje nuevo.

Alee - 19:22 PM: ¿Cómo te fue en tú viaje, hermanita?

Celeste - 19:23 PM:  Me fue súper, gracias, pero preferiría hablarlo en persona. ¿Cuándo vuelven?

Alee - 19:23 PM: Mañana por la mañana. Me tienes que poner al día con todo, eh.

Suspire y deje el móvil de lado. No respondí a su último mensaje y así estuvo bien, me dispuse a seguir lo que tenia planeado hacer para luego descansar, ya que los viajes suelen ser cansadores aún así no hagas nada, además que el trasero te comienza a doler si estas mucho tiempo sentado.  

(...)

Ya era de mañana y mis padres junto a mi hermana habrían de estar por llegar en cualquier momento.

Mientras tanto estaba en el desayunador con mis típicas tostadas con aguacate, te a temperatura media, un jugo de naranja y frutos secos. Puede ser mucho, sí, pero como el desayuno es la comida más importante de el día, debía comer mucho entonces. Así estaba más fuerte y con mas energía en todo el día. 

Después de terminar mis tostadas y mi te, mis padres e hermana habían llegado. Me levante del desayunador y me dispuse a ir a saludarlos.

—¿Como les fue en el viaje?—pregunte curiosa mientras los ayudaba con sus maletas.

—Nos fue muy bien, es una lastima que no hayas ido con nosotros, cariño.—la señora que me tuvo y crio, acaricio mi mejilla con dulzor.

—Mamá, ya hablamos de eso, además, ustedes fueron los que no quisieron ir conmigo a las maravillosas playas de Chile.—dije en tono de reproche y algo triste al recordar que prefirieron Cancun en ves de ir conmigo a conocer nuevos lugares.

—Sí, lo se, tienes razón. Mejor me calmo.—levanto las manos en son de paz.

Sonreí tranquilamente retomando asiento en el desayunador para acabarme el jugo y los frutos secos. Alejandra se sentó a mi lado mirándome mientras subía y bajaba las cejas repetidas veces.

—¿Qué?—dije con la boca llena.

—¿Qué pasó en Chile, hermanita?—dijo con un tono de picardía.

—No paso nada, solo me relaje y nada más.—me detengo unos segundos—aunque ayer choque con un chico. Te hubiera gustado, supongo.—dije con desinterés, la verdad es que sabía que jamás volvería a ver a ese chico. ¿Para qué prestarle atención a algo que no iba a volver a suceder?



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En el texto hay: peligro, secuestro, verdades

Editado: 11.06.2021

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