El comienzo de un nuevo destino

Capítulo 6

Celeste.

Las cortinas estaban abiertas haciendo que la luz del sol me cegara levemente por unos minutos, al removerme por toda la cama y estirarme me siento en la cama soltando un largo suspiro.

Recorro toda la habitación con la mirada, pero esta se detiene en un punto fijo: el sofá nuevo.

Un sofá lo bastante grande para acostarse y dormir en el, se veía bastante cómodo y suave, era de un color pastel muy hermoso. En definitiva este sofá hacia la gran diferencia en esta habitación, sobre todo porque estaba al frente de la televisión, que por lo que se, la habían arreglado ayer.

En el sofá habían demasiadas bolsas de distintos tamaños y colores.

Me acerque a verlas mas de cerca y me lleve la gran sorpresa de que en ellas había ropa y libros, una gran variedad de libros.

Seguí rebuscando entre las bolsas y me lleve la impresión de que había maquillaje, una gran cantidad de calzado, útiles de aseo y hasta toallitas higiénicas. En la misma bolsa que estaban las toallas higiénicas habían tampones y copas menstruales, lo que me sorprendió mucho ya que no esperaba que el supiera este tipo de cosas.

¿Cómo es que consiguió todo esto? ¿Sera que tiene novia?

Si tiene novia, ¿Cómo es que no la eh visto o escuchado ya? Digo, llevo aquí casi una semana, imposible no haber escuchado algo a estas alturas.

Al ya haber revisado todo me dispuse a ordenarlo y guardarlo en los cajones, perchas y estantes correspondientes.

Deje lista la ropa que usaría encima de la suave eh inmensa cama, para meterme a bañar con agua caliente.

Al ya estar lista lista envuelvo mi cuerpo y cabello en diferentes toallas, tome una crema que venia en una las bolsas para esparcirla sobre todo mi cuerpo. Tomo otra crema especialmente para rostro, me esparcí de este en el rostro, luego me puse bloqueador solar en todo el cuerpo y rostro.

Al ya terminar de echarme la variedad de cremas, me dispuse a ponerme un poco de maquillaje, que consiste en: base, iluminador, delineador, rímel y un brillo labial.

Tome la ropa que había dejado lista para ponerme en la cama y me dispuse a colocármela, terminando por ultimo; las zapatillas.

Me siento tan feliz de poder cambiarme de ropa aun asi no vaya salir, pero poder cambiarme y bueno, ahora también tengo pijamas de gran variedades; escotados, cortos, largos, abrigadores y desabrigados.

Mire toda la habitación y al fin veía mas cosas, por ejemplo: en la estantería algunos libros, en los cajones y percheros; la ropa y en el baño, maquillaje, cremas, útiles de aseo personal y lo que se usa cuando te llega la menstruación.

Me senté encima del sofá rosa que habían puesto ayer en la habitación (a petición mía y de Alexander), apenas puse mi trasero en el pude sentir lo suave que era. Totalmente relajante, al igual que los cojines peluditos que poseía aquel sofá.


 


Localice el control remoto arriba de la mesita al frente mío, que también estaba frente al televisor. Prendo aquel y me llevo una gran sorpresa, dejándome desconcertada. ¡Alguien había puesto ya las cuentas de Netflix y Amazon!

¿Alguien me podría explicar por que fui bendecida al despertar hoy, pero los demás días de mi vida no?

(...)

Ya estaba instalada en el sofá con una manta que encontré en uno de los cajones y viendo una serie de 3 capítulos llamada; Drácula.

La serie era totalmente genial, pero lo único malo era que tenia escasos capítulos y solamente tenia una temporada. Pero lo bueno era que había visto una serie que me llamo demasiado la atención, se llamaba "the vampires diaries" y por lo que vi ¡Tenia 8 temporadas!

Me sentía afortunada, sobre todo porque Alexander no venia a molestarme en todo el día, pero me estaba muriendo de hambre, ya que vi la hora en la TV y eran las 4 de la tarde y yo aquí sin haber probado bocado en todo el rato que llevaba despierta.

Ya llevaba horas despiertas. ¡Solo quiero comida, ¿Es tanto pedir Diosito?!

Para mi suerte-o bueno, algo de ello-la puerta de la habitación en la que me retenían se estaba abriendo, por lo que rápidamente puse en pausa el ultimo capitulo de la serie que había descubierto hace unas horas y fije mi mirada atentamente a la puerta.

Para mi impresión; no era Alexander, si no una señora del servicio, lo supuse por la ropa que llevaba puesta.

-Hola-dijo ella amablemente.

-Hola-dije amable tomando una mejor posición en el sofá.

No hay que dar malas impresiones, eso lo tengo mas que claro, puesto que a mi madre nunca le gusto la idea de que tuvieran mala impresión de nosotras.

-Tome asiento si gusta-dije en un tono cordial al ver que la señora del aseo se quedaba parada solamente viéndome.

-Oh no, muchísimas gracias pero no vengo a eso, señorita.

Parpadee varias veces antes de responder-Disculpe mis palabras, ¿Pero entonces a que a venido?-dije en un tono curioso mientras me acomodaba en el sofá mirándola con intriga.

-El joven Alexander me a pedido que la venga a buscar para que bajar a comer, señorita.

-¡Al fin!-exclame haciendo sobre saltar un poco a la señora de limpieza-Oh, disculpe si la asuste-me disculpe-Por cierto, ¿Cómo se llama?

-¡Oh! Lamento no haberme presentado antes. Me llamo Carmen, es un placer conocerla, señorita Celeste.

Me levante de mi asiento y le tendí la mano en forma de saludo-El gusto es mío, señora Carmen.

Ambas estrechamos las manos, por mi lado estaba sonriente ya que al fin podía hablar con alguien que no fuera Alexander.

-Por favor dígame Carmen-dijo cortes.

-Esta bien, Carmen-dije aun sonriente.

Ambas bajamos hasta el gran comedor de la mansión, donde ya estaba Alexander posicionado en su puesto.

Tome asiento y la señora de limpieza, digo, Carmen, ya se había ido.

-Gracias-fui la primera en hablar.

El no pronuncio palabra alguna, solo se dedicaba a comer, algo inusual en el puesto que siempre me mantiene hablando y molestando con cualquier cosa.



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En el texto hay: peligro, secuestro, verdades

Editado: 11.06.2021

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