Para retroalimentar su plan, el conde y la princesa acudieron sin demora a la biblioteca.
—Como recordarán, Scarlett los acompañará para buscar a las personas que yo les indique, pues ella explorará en sus mentes la ubicación de las gemas. Hecho eso, apenas entreguen la gema a su portador, los contactaré.
—¿Y cómo te avisaremos que lo hemos logrado?
—Mi amiga Meg me avisará de ello —dijo Romani—. Scarlett me pondrá en contacto con ustedes para realizar el tratado.
—De acuerdo.
—Volviendo al plan, su primer destino serán las tierras de Rojena. La persona a la que buscarán es el duque Antoine Gringoire, miembro de la corte.
—Scarlett les contará lo demás en el trayecto. Buena suerte — dijo Howl.
Al día siguiente, Ryan y Dame acudieron con su ayudante, quien utilizó sus dagas para abrir un portal que los llevó su destino. Las construcciones de Rojena tenían un estilo peculiar, pues su decoración estaba compuesta por piedras rojizas y enormes rosales. Sin duda, la ambientación de ese lugar era cálida y peculiar.
—Espera —dijo Scarlett—. Antes de ingresar, debes invocar un hechizo más. Arroja tu bastón hacia el cielo y grita ¡Máscara!, así nadie notará tu presencia como conde.
Ryan acató las ordenes de Scarlett, y obtuvo rojizos y ardientes ropajes. Su bastón también cambió de forma, convirtiéndose en una espada dorada. Al infiltrarse en la aldea, Ryan observó que los habitantes vestían con ropas similares a las suyas, mismos atributos visibles en la rojiza plaza.
—¿Buscan a Antonie Gringoire? —preguntó una señora.
—Así es.—Oh, no se encuentra aquí. Está justo al norte del castillo.
Tras acudir a la localización, Ryan y Scarlett dieron con su objetivo, mas él no compartía los atributos de los Rojenos. Su pelo no era rojo, sino castaño, y rus ropas eran de un tono gris, pero su destreza con la espada resaltaba.
—¿A qué han venido aquí? —preguntó Antoine.
—Señor, por designio de la princesa, solicitamos que nos acompañe.
—Hace años que nuestra alianza terminó, ¿por qué debería escucharlos?
—Porque su pueblo podría correr el mismo riesgo que la capital —intervino Ryan.
—¿Te conozco?
—Temo que no.
—Yo digo que sí. Tu anillo ya lo había visto antes —insistió Antoine— ¿Qué te parece si hacemos una pelea?
—¿Qué?—Si tú ganas, iré con ustedes. Si yo gano, me darás ese anillo.
—Jamás.—Bien, si así lo quieres, me retiro.
Desesperado, Ryan tomó por sorpresa a Antoine, pero él evitó el ataque, desatando una pelea de espadas. A pesar de que Ryan estaba cerca de herir a su oponente, él lograba esquivarlo.
Aprovechando la distracción de Antoine, Scarlett se acercó para tomar su cabeza, y él obtuvo una visión especial, donde recordó su identidad como portador de la gema monarca, e incluso logró ver el paradero de la misma.
—Está aquí, la gema está en lo profundo del castillo —dijo Antoine—. Gracias, Scarlett. Lamento lo que te hice, caballero, pero Gama nos necesita.
El duque y sus amigos ingresaron al subterráneo del castillo, pasando por una oscuridad que Dame apenas podía opacar. Fue complicado, pero todos llegaron a una sala particular, donde un pequeño pedestal custodiaba el tesoro deseado.
El sello solo podía ser eliminado por magia amgina, misma que Scarlett invocó con sus dagas para liberar tanto a la piedra como al Toeluma de Rojena: Drago.
—¿Qué es lo que sigue?
—Revelarte quién soy —dijo Ryan, transformándose en el Conde elegante.
—Así que eres tú. Me emociona verte en carne y hueso.
—Es hora de continuar —añadió Scarlett—. Sir Antoine Gringoire, le concedo el broche de Drago, la gema del fuego. Con este broche, brindará su servicio a un bien mayor.
—Entendido —dijo el hombre— ¡Drago, poderosa gema del fuego, concede tu energía!
Con esas líneas, Antoine retomó su verdadera identidad: Monsieur rojo. Sus ropas y su cabello recuperaron sus tonos rojizos, y su broche volvía a ver la luz del día. Sin embargo, cuando todos salieron del lugar, Rojena estaba en caos, pues un dragón gigante estaba atacando.
Ante tal amenaza, Antoine invocó alas de fuego para elevarse, e hizo que su espada ardiera en dicho elemento. El conde y Scarlett se unieron al combate, y mientras la dama invocaba sus portales, su protegido se movía en ellos para atacar.
Durante el combate, el equipo notó que el punto débil de la bestia era el cristal en su pecho, así que Antoine le arrojó su fuego, provocando que el monstruo se debilitara. Aprovechando el momento, Ryan pudo dar el golpe de gracia.
—¡Gracias, muchas gracias! —gritaban los habitantes de Rojena.
—Pueblo de Rojena —habló Antoine— la profecía de la reina de Gama se está cumpliendo. Con la aparición del elegido por el anillo, la unificación de los doce dominios será un hecho. Se los pido, ¡Mantengan su fe en el conde y la princesa!
El pueblo seguía gritando de alegría, a la vez que Ryan reparaba los daños con su cronoquinesis, dejando tras de ese hechizo varias mariposas. Después, Scarlett hizo aparecer su lira para invocar una ilusión de la princesa.
Editado: 12.10.2024