Al día siguiente, Ryan y Dame volvieron a acudir con Romani para saber sobre su próxima misión.
—Conde, Dame, la siguiente región a visitar es el desierto de Amob-Ar.
—Esta vez será difícil, pues ahora que el antiguo portador es rey, no será sencillo hablar con él —añadió Howl.
—Entendido.
Apenas Scarlett y Ryan llegaron a su destino, el hombre no tardó en activar su máscara. El traje de Ryan estaba compuesto por una capucha que envolvía su cara, mientras el resto de sus ropas marrones le ayudaban a resistir tal temperatura.
Al llegar a la ciudadela, el hombre vio la misma se asentaba alrededor de un oasis, y que las construcciones poseían hermosos ornamentos. Sin embargo, esa sorpresa se esfumó cuando un grupo de guerreras aparecieron, con el fin de escoltar a ambos personajes con el rey.
Estando frente al monarca, Ryan y Scarlett notaron que era el hombre a quien Romani deseaba encontrar, aquel a quien todos llamaban Osiris el Grande.
—Majestad, debe haber un error.
—¡Silencio! —gritó Osiris.
—Amo, ellos son los vulgares traidores —dijo una adivina.
—¿Disculpa?
—Las estrellas dicen que un hombre y una mujer de apariencia rojiza tratarán de derrocarme, cosa que no permitiré.
—¿De qué habla?
—¡Silencio, tu emperador habla! —gritó el hombre— ¿Qué sugieren que haga?
—Su osadía no merece quedar impune.
—No —dijo la esposa del rey—. Tratemos de averiguar si sus motivos son o no lo que las estrellas nos dicen.
—Tengo una mejor idea —comentó Osiris—. Si ustedes dos logran vencerme en combate, ganarán su libertad. De lo contrario, su sangre correrá en los jardines.
La adivina vio con enojo a la reina, y mientras el rey se preparó para la prueba, Ryan y Scarlett fueron llevados a la arena de combate, donde Osiris los esperaba con tigres atados para asustar a sus rivales.
No obstante, el rey no contaba con los poderes de Ryan, quien se transformó en el Conde elegante para pelear, logrando vencerlo. La adivina observó tal hazaña, y tras ver al caballero del anillo, incitó los tigres a que intentaran devorar a Ryan, Scarlett y Osiris.
Aquel ataque desveló la cobardía del rey, quien huía de los tigres sin parar, cosa que llevó a que Ryan y Scarlett intentaran protegerlo, hasta que la reina intervino, portando una lira dorada cuyas melodías calmaron a los tigres. Cada nota de esas cuerdas hacía que los felinos se alejaran del trío y comenzaran a caminar alrededor de la mujer.
—Ahora lo entiendes, ¿no?
—¿Qué? —Osiris volvía a hablar con egolatría.
—Cuando tu ego entra en vulnerabilidad, se destroza y deja ver tu cobardía.
—¿Cómo te atreves a...?
—Si no fuera por mí y tus supuestos traidores, habrías sido devorado. Cumple con la parte del trato, libéralos y quedará olvidado lo que pasó aquí.
—Está bien, pueden irse —dijo Osiris, viendo la firmeza de su esposa.
—Oh, antes de que suceda otra cosa —dijo Scarlett, tocando la cabeza de Osiris para recuperar sus recuerdos sobre el paradero de su gema.
—Scarlett, eres tú... Espera ¡La gema! La gema está en la cima del palacio —no obstante, la respuesta de Osiris fue detenida cuando, en compañía de un monstruoso ejército, emergió un tornado de arena.
—¿Será otro ataque?
— Lo mejor será buscar la gema de inmediato —dijo Osiris—. Ustedes vayan por ella, mis tropas y yo nos encargaremos de esas bestias.
—Pero es arriesgado.
—Por favor, espéralos —añadió la reina.
Ryan y Scarlett tuvieron que apresurar su búsqueda para partir con Osiris y su ejército, cosa que, si bien lograron, no facilitó la situación, pues el rey negaba el apoyo brindado por su gema. Una vez todos llegaron a la ubicación del tornado, el mismo se esfumó, dejando ver a la adivina de Osiris.
—¿Tú?
—Me equivoqué al pensar que usted acabaría con esos dos, amo. Sus acciones han sido una pérdida de tiempo para los Novo-Sombríos, pero ya pagarán por ello.
La bruja procedió a elevar un enorme cristal, mismo que liberó un humo negro que envolvió a la mujer. Aquella masa dejó ver a una cobra gigante que atemorizó a todos, mas la criatura acompañó a su ejército para atacar Amob-Ar.
—Si esa cosa llega a la ciudad, todos morirán —dijo Osiris—. Todo esto es culpa mía.
—Basta —respondió Scarlett— aún no es tarde para hacer lo correcto. ¿Quieres ser mejor persona? Olvida tu ego y ayuda a los que necesitan de ti. No sé si sigas siendo el hombre que ganó la amistad de la princesa, pero sé que aún hay auténtica fuerza en ti. Levántate y pelea.
—Tienen razón —dijo Osiris, tras un momento de silencio y autocrítica— aceptaré su ayuda.
—Osiris el Grande, te concedo el colgante de Coraza, la gema de la fuerza. Con este colgante, has de brindar tu servicio a un bien mayor.
—Coraza mía, has vuelto —dijo Osiris tras colocarse el colgante y ver a su Toeluma, el león Coraza—. Es hora de empezar ¡Coraza, poderosa gema de la fuerza, concédeme tu energía!
Con esas palabras, Osiris recuperó sus poderes y su verdadero alias: Vigor ámbar. Su armadura pasó a convertirse en ropajes de tono ámbar, sus manos fueron adornadas con brazaletes dorados, y parte de su cabello se tornó anaranjado.
Y armado con una cimitarra, Osiris siguió a la cobra gigante, mientras sus tropas acudieron a enfrentarse a los monstruos. El rey elevó sus manos para invocar un anillo de arena que encerró a su enemiga, a la par que Scarlett arrojó la magia de sus dagas para debilitar a la bestia, quien cayó para dejar ver su enorme cristal.
El conde lo destruyó y la criatura se esfumó con sus esbirros, trayendo la victoria de Amob-Ar, y un aprendizaje por parte de Osiris al entender la responsabilidad de ser rey: estar dispuesto a luchar por los demás y no por simple ego. Fue con esta lección que, tras comenzar el comunicado por parte de Romani, el rey ejecutaría su alianza.
Editado: 12.10.2024