Al día siguiente, Ryan y Romani, en compañía de Ronin, partieron a su siguiente destino, las cordilleras de Celecyan. Mientras Romani abría un portal, Ronin no podía creer lo que había visto, desde ese hechizo hasta la ciudad que los esperaba.
Ryan volvió a invocar su hechizo de máscara, obteniendo ropas de color turquesa y con bordes redondos, simulando la forma de las nubes, pues tanto los edificios como los habitantes de Celecyan compartían esos atributos. Aquella ciudad se veía peculiar, desde los edificios oscuros con espirales azules hasta las plataformas con vegetación, sin mencionar los imponentes picos.
—¿A quién debemos buscar?
—A Alya Vind —respondió Romani—. Debemos tomar varios globos.
Lo que Ryan y Ronin no sabían es que, para llegar de una sección a otra, debían tomar varios caminos en esferas flotantes, de modo que todos pudieran ejecutar la búsqueda. Todo lucía normal hasta que, en uno de los jardines, el trío dio con una chica de piel canela, ropas grises y con un cuaderno en mano.
—¿Qué está haciendo? —preguntó Ryan.
—Nada —respondió la chica, ocultando su cuaderno.
—¿Usted es Alya Vind?
—S-sí, pero, ¿qué desean?
—Necesitamos su ayuda para buscar... —decía Scarlett antes de ser interrumpida.
—¡¿Al príncipe lechuzo?!
—Amm, no —comentó Ronin—. Para algo más.
—Perdón por mi entusiasmo.
—¿Quién es ese príncipe? —preguntó Ryan.
—Una antigua leyenda que mis ancestros solían narrar —respondió Alya, mostrando su cuaderno—. Se dice que es un caballero capaz de convertirse en cualquier ave, y que ejerce su labor como maestro de los vientos.
Los dibujos y explicaciones de Alya hicieron que Scarlett pensara de inmediato en una de las investigaciones de su madre, cosa que también sucedió con Ryan tras recordar aquel libro que halló en la biblioteca. Ambos estaban dispuestos a escucharla, hasta que Ronin interrumpió la plática.
—¿Y si no existiera tal personaje?
—Eso me han dicho todos —respondió Alya, bajando la cabeza.
—Tengo una idea —dijo Scarlett— nosotros también estamos buscando un legendario objeto por aquí.
—¿Qué tal si nos ayudas a encontrarlo? Quizás también hallemos algo sobre ese príncipe.—¿En serio?
—Sí —respondió Scarlett, abrazando a Alya para devolverle sus recuerdos.
—¡La gema! Ya recordé dónde está, en ese molino —dijo Alya, señalando el objeto ubicado en lo más lejano de la cordillera.
Los cuatro personajes acudieron a dicho lugar, pero no tenían idea de cómo atravesar, pues no había ninguna esfera que llevara hacia ese molino. En eso, Ryan notó que su bastón se había convertido en un látigo de perlas turquesas que, tras agitarlo, podía funcionar como una hélice. Gracias a ello, él llevó a Romani hacia el molino, mientras Ronin usó sus cristales de bestiazulli para hacer el mismo efecto y escoltar a Alya.
Una vez todos lograron entrar al molino, tomaron varios tramos cuesta arriba, donde se sintió un inmenso frío. Durante su lucha contra extrañas aves de cristal, todos se prepararon para enfrentarse a lo que pudiera morar en la sala del sello, mas nada ni nadie aguardaba su llegada. Confiada de ello, Scarlett rompió el sello para liberar a la octava gema: Spiral, el búho.
—¡Es hora! —dijo Ryan, convirtiéndose en el conde, y fascinando a Alya tras ver que la promesa de la princesa se había cumplido, quien decidió mirar a Scarlett para escuchar sus próximas indicaciones.
—Alya Vind, te concedo la diadema de Spiral, la gema del viento. Con esta diadema, serás la elegida para servir a un bien mayor.
—¿Crees que les Celecyos acepten lo que se aproximaría con esto?
—Sé que lo harán.
—¡Spiral, poderosa gema del viento, concédeme tu energía!
Alya recuperó sus poderes y su alias: Viento turquesa. Su aspecto gris se coloreó en tonos turquesa, en compañía de espirales azules y listones de color verde, atributos que su arma también obtuvo. Dicho objeto era un a cuerda de oro y perlas con una garra de ave.
Por otro lado, Alya adquirió otra habilidad, una ajena a la vista con los elegidos anteriores.
—¿Qué está pasando?
—¡Puedo volar!
—Los Celecyos podían levitar gracias el poder de los Toelumas —añadió Scarlett.
La plática fue interrumpida por un gigantesco buitre, mismo que apareció para desatar el caos en la ciudad. Todos salieron para acudir con la criatura, percatándose de que era otro Novo-Sombrío, por lo que se dispusieron a atacarlo.
—¿Por qué no se debilita? —dijo Ronin.
—Debemos encontrar un cristal gigante en su cuerpo.
—Pero no tiene nada —respondieron el conde y Alya, tratando de desplumar al buitre.
Parecía que no había nada por hacer, hasta que todos escucharon una ráfaga, misma que anunció la llegada de otro ser. Una figura humanoide y cubierta de plumas apareció, transformándose en halcón para acabar con las tropas del buitre.
Luego de esa hazaña, el ser se acercó al Novo-Sombrío para despojarlo de su plumaje, dejando ver el cristal que el equipo destruyó, logrando así la derrota de su rival. Tras todo eso, Ryan utilizó su cronoquinesis, mientras que Alya vio al ser cambia formas alejándose.
Editado: 12.10.2024