Cuando el equipo acudió a los límites de la capital de Gama, varias hordas de monstruos se habían esparcido por cada rincón. Los crepusculares, insectos de cristal y todos los enemigos que el equipo enfrentó estaban listos para la llegada de su líder.
—No puede ser.
—El tiempo se agota, si Amelie obtiene el poder de la luna violeta, será demasiado tarde.
El grupo se dividió, de modo que cada uno reuniera a los miembros de la Corte cromática, pues se habían esparcido por el reino, tratando de mermar las fuerzas de la amenaza.
—¿Qué hacen aquí? —preguntó Ryan.
—No se preocupen, los demás están en el castillo.
—Vengan rápido, el hechizo necesita concluirse.
Tras escuchar las órdenes del conde y Dame, todos se dirigieron al palacio, mientras seguían combatiendo a las huestes de monstruos. En el camino se encontraron con Ronin y Romani, a la vez que la luna se dejaba ver entre los nocturnos cielos, anunciando que el tiempo se estaba agotando.
Luego de que todos se reunieron, acudieron a la torre más alta, espacio donde Plumette también esperaba para completar el hechizo.
—¿Qué debemos hacer ahora? —preguntó Antoine.
—Antes que nada, debo preparar mi poder —dijo Romani, invocando su transformación como princesa— ¡Howl, poderosa gema del enigma, concédeme tu energía!
—Ahora que la princesa ha expuesto su auténtico poder Amgino, es hora de empezar con el conjuro —comentaron Howl y Plumette.
—Cada uno recitará su poder, mientras otra gota de su energía se depositará en el bastón del conde. De ese modo, despertará la luz definitiva que le ayudará.
—¿Y luego de eso?
—Luego de eso, finalizará lo que empezamos —comentó la reina, parándose frente al conde.
—Estamos preparados —finalizó Dame.
Una vez formado el círculo, todos se tomaron de las manos, recitando el poder de su gema. “Fuego... Sonido... Fuerza... Talento... Paz... Tierra... Coraje... Viento... Hielo... Agua... Emoción... Júbilo... Que nuestros dones se fusionen con los tuyos, y despierten el resplandor que ansía salir de tu interior, elegido por la gema de la luz”, fueron las palabras que cada miembro recití, liberando gotas de enegía, mismas que volaron hacia el bastón del hombre.
—Falta poco —dijo Romani—. Cuando la esfera de cristal brille como las estrellas...
—Su poder superará al de los doce dominios —interrumpió Amelie, apareciendo para intentar detener el conjuro con un ataque, mismo que Ronin logró esquivar.
—¿Tú otra vez?
—Mis súbditos me hicieron ver que, si quieres que todo salga bien, lo debes hacer tú misma. Oh, ¿qué tenemos aquí? Al fiel bufón.
—Este poder jamás caerá en manos como las tuyas.
—¿No? Explica este escrito —comentó Amelie— “Aquel que reúna el poder de los doce dominos, podrá entregar ese poder al sol de sus allegados, o a la brillante luna del destierro, llevándolo a encerrar a los no elegidos en el frío del olvido”.
—¡Es mentira!
—Es su decisión, a menos que quieras a una marioneta ciega.
—¡Jamás! —gritó Ryan— Tus manipulaciones se acaban aquí.
—¿Manipularte? No, yo vine a pedirte perdón —dijo la mujer—. Fui tonta al subestimarte, no vi lo que te había hecho, pero ahora veo que eres mejor que cuando te conocí.
—No te atrevas a...
—Por favor, Ryan, te pido perdón por lo que te hice, abro mi corazón para ofrecerte mi poder y que juntos reinemos como lo merecemos.
Cerrando los ojos, el hombre meditó en lo que podría pasarle a Gama si escogía ese camino. Amelie no sabía cómo reaccionar, Romani seguía contemplando, mas Ryan, tras unos segundos de silencio, gritó su respuesta, elevando su bastón para finalizar el conjuro.
—¡No caeré otra vez!
—¡Ingrato! —respondió Amelie, preparando su ataque, hasta que un gran brillo iluminó la sala, la luz liberada por el anillo de Ryan—. Imposible.
—Es un milagro.
—Es el poder absoluto del conde elegante —dijo Dame.
—¿Ryan? —preguntó Romani al ver al conde con los ojos cerrados. No obstante, cuando los abrió, emanó un brillo similar a brasas ardientes.
—Je, se los advertí.
—Madame Mal, que el Creador selle nuestro destino —dijo Ryan— ¡Dispersen las tinieblas y ataquen!
Aunque Romani no entendía aquellas palabras, prefirió enfocarse en su objetivo, la derrota de Amelie. Todos usaron sus poderes para hacerle frente a Madame Mal, pero los poderes básicos de Ryan se habían amplificado, trayendo gran ventaja, hasta que la mujer fue arrojada hacia la sala del trono. En señal de que su poder se había estabilizado, la luz dorada se esfumó de los ojos de Ryan.
Amelie hizo que su sombrilla brillara, trayendo a sus ejércitos hacia el castillo, provocando que el grupo se enfrentara a aquellas bestias. Para su suerte, la dama pudo distraer a sus rivales, logrando disparales varios proyectiles a los elegidos por las gemas monarcas.
—¡Cuidado! —gritó Ronin al percatarse de la trampa, logrando que Ryan y Romani esquivaran los proyectiles.
—¿Qué ha hecho?
—¿Están bien?
Los elegidos entraron en control mental por parte de la Sombría, ya que emitieron un aura oscura, y sus ojos volvieron blancos en su totalidad. Gracias a ello, todos rodearon a Amelie para preparar otro conjuro, el mismo que le dio a Ryan su poder.
Ronin corrió para tratar de detener a la maligna, pero ella invocó una armada de caballeros oscuros, mismos que inmovilizaron al trío, de modo que pudieran contemplar el triunfo de su rival.
—Es inútil lo que pretendes, tu gema no puede absorber ese poder.
—¿Y quién les dijo que esta es la auténtica Spider-Blanche? ¿Acaso no saben de los sacrificios a los que fue sometida?
—¿Qué?—Así es, mis dulces almas —explicó Amelie—, ahora que mi gema puede obtener más poder mediante este hechizo y la luna violeta, su bufón elegante y usted, princesita, ya no serán ningún obstáculo.
—¿Cómo te atreves? —añadió Ryan—. Todo lo que has hecho, todos a los que has lastimado, ¿cómo pudiste?
Editado: 12.10.2024