El Conde Vrej [saga Vrej#1]

Capítulo 2

— ¡Ibran! —  mi voz retumba por toda la casa, pero el susudicho no aparece por ningún lado.

Recorro toda la casa y ni señal hay de Ibran.

— Es que si necesitará un médico aquí quedaría como cucaracha seca con las patas hacia arriba por que el señorito doctor se ha ido de paseo.

— Stefano, me arde la oreja de tantos insultos — levantó la cabeza y lo veo prácticamente suspendido en el techo de la sala de visita.

— ¿Ahora vuelas? ¿Debo esconder las escobas?

Su risa retumba por toda la sala.

— No vuelo, estoy suspendido por una cuerda, como puedes ver Fred me sostiene — mis ojos vuelan al susudicho quien me sonrió mientras sujetaba la cuerda.

— ¿Qué rayos haces ahí? — levanta una brocha y me muestra que está pintando.

— Necesita pintura, tú esposa ha estado refunfuñando por que dice que ella jamás permitió que está casa se mirará descuidada, así que por el bien de mis oídos he decidido pintar.

— No hables de ella — caminó de arriba hacia abajo — Ella está muerta.

— Se ha marchado molesta — me encogó de hombros.

— A lo que venía ¿Qué rayos significa que en mi puerta se encuentre una gran fila de gente que viene por el empleo?

Ibran suspira escandalosamente y con ayuda de Fred empieza a descender.

—Necesitamos una cocinera — lo veo molestó.

—No quiero una mujer en esta casa Ibran, ¡lo sabes!

Él se ha quitado el turbante y su cabellera negra como el ala de un cuervo esta algo desordenada.

—He enfermado no una vez sino tres veces del estómago.

Ruedo los ojos.

— ¡Cocina tú!

— Quiero vivir más tiempo Stefano y soy consciente que me envenenaria yo mismo al cocinar.

—La quiero lejos de mi — miró con rabia el techo — Falta aquella esquina por pintar.

Salgo de la sala de visita y como en dos zancadas estoy fuera de la casa.

Caminó lentamente y me asomo para ver el frente de la casa, la fila es mas larga aún. Niego con la cabeza al escuchar las voces escandalosas... parecía un gallinero.

— ¿También sientes que no tienes esperanza de obtener el puesto? — doy un salto al escuchar la voz a mi espalda.

— ¿De qué hablas? — me giró y me topo con un par de ojos grandes que prácticamente ocupan todo su rostro.

— Del puesto para cocinera — suspira y pasa su mano por su falda — Hay muchos candidatas.

— ¿Por qué no estas en la fila como todas las demás?

— Ya me iba a la casa — asiento.

— Te das por vencido — sonrió con ironía.

— No, iba por unos panecillos, pasaré todo el día aqui y ya mis tripas rugen como un toro embravecido, he dejado mi puesto guardado — levanta un pie el cual está desprovisto de su zapato.

Sin desearlo sonrió por el ingenio de la chica.

— ¿Y tú? ¿Si te das por vencido? No me digas que le tienes miedo al Conde Vrej — Frunzo los labios y decido que está mujer es impertinente.

— Una dama jamás habla de nadie.

Ella sonríe y en sus mejillas se forman dos hoyuelos.

—No habló del Conde... deseo conocerlo, aunque el puesto no sea mío.

Enarcó una ceja y la veo con cautela.

— ¿Por qué quieres conocer al conde?

— Él sin saberlo acabó con una banda que violó a mi abuela y mi tia — desvió la mirada — Quería matarlos con mis propias manos, pero obviamente no hubiera logrado hacerles daños, pero apareció el conde.

— ¿Cómo sabes lo que hace el conde? Puede ser un rumor, un inventó muchacha.

— No lo creo — ella levanta el dobladillo de su vestido y avanza, pero se detiene.

—Suerte en la entrevista de trabajo.

— ¿Cómo te llamas?

— Irina — sigue su camino.

Horas después.

Estoy muerto — sigo pelando mi naranja mientras Ibran sigue quejándose — Y faltan aún por entrevistar, ¡hazlo tú Stefano!

Chupo la naranja y niego.

— Es tu idea, hazlo tú — me giró, pero veo que uno de los chicos hace pasar a Irina, ella no se detiene a mirar a ninguna parte, pareciera que lleva alas en sus pies, me apresuró y me ubicó en un rincón detrás de una pesada cortina.

— Hola, Conde Vrej — asomo la cabeza para ver la escena, ella está casi encima de la mano de Ibran ya que la està llenando de besos — Gracias por hacer justicia.

Ibran está luchando por rescatar su mano, pero Irina la sostiene con fuerza.

— Le ha concedido el descanso a mi abuela y mi tia con su venganza.

— Yo no... — Ibran abre la boca, pero lo interrumpo.

— ¿Qué andas en la canasta muchacha? — ella se separa de la mano de Ibran quién esconde su mano para evitar otro ataque de besos.

— Panecillos milord — extiendo la mano y llevó uno a mi boca, sin desearlo cierro los ojos al sentir el delicioso sabor.

— Están sabrosos, ¿Quién los preparó?

— Yo los hice — mi mano a atrapado otro panecillo, de reojo veo a Ibran quién ya los està probando y esta deleitándose con ellos.

— Irina, quedas contratada — ella abre la boca, pero su mirada vuela hacia Ibran.

— Milord ¿estoy contratada?

— Ya dije que lo estás.

Ella suspira y mira a Ibran quién tiene la boca llena.

— Conde Vrej

— Creo irina que no me he presentado, yo soy el conde Vrej.
 




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