El condor y la llama

El beso del Awki

La luz ya había perdido su brillo dorado cuando Suma y Chaska regresaron al corredor principal. Las antorchas recién encendidas proyectaban sombras largas que se movían con cada corriente de aire. Chaska caminaba más lento que antes, con la mente aún atrapada entre las palabras de Suma y la mirada del Awki.

Suma lo notó enseguida.

—Suspiras demasiado para alguien que lleva solo un día aquí —comentó, con un tono que buscaba aliviar la tensión

—. Ven, antes de que te pierdas otra vez en los pasillos. A esta hora, todos van a bañarse o a cenar. Es mejor que te adecúes al horario.

Chaska parpadeó. —¿Bañarse? No sabía dónde…

—Claro que no —dijo Suma con una sonrisa leve—. Por eso te estoy llevando.

Avanzaron por un corredor más ancho, donde el olor a hierbas secas y ceniza húmeda flotaba en el aire. A cada lado, puertas de piedra daban acceso a distintas salas del servicio, pero Suma no se detuvo hasta llegar a un cuarto decorado con artes rupestres en las telas que colgaban en las ventanas

—Aquí —dijo, haciéndole un gesto para entrar.

El interior era una sala cálida, iluminada por braseros pequeños. Al fondo, unas piletas de piedra parecían llenas de agua tibia que caía desde un canal del techo. Se escuchaban murmullos lejanos y pasos, pero nadie estaba cerca en ese momento.

Chaska dio un paso dentro y miró alrededor, un poco intimidado.

—¿De verdad puedo usar esto? —preguntó, bajando la voz—. No quiero meterme donde no debo.

—Puedes —respondió Suma con suavidad—. Todos los aprendices y los servidores usan estas piletas. Solo mantén el lugar limpio y respeta el espacio de los demás. Eso es todo.
Chaska asintió, aunque seguía rígido, como si temiera tocar algo que no debía.

Suma soltó una risita apenas audible.

—¿Nunca has usado una casa de baños del palacio, verdad?

—En mi ayllu nos bañábamos en el río —admitió Chaska, rascándose la nuca—. Y si estaba muy frío… pues no había más remedio.

—Aquí no tendrás ese problema —respondió Suma—. El agua viene de un canal que baja desde los manantiales calientes de más arriba. Te vas a acostumbrar rápido.

Suma avanzó y le mostró una pequeña banca de piedra, un estante con telas limpias y un cuenco de arcilla lleno de hierbas trituradas.

—Esto es para perfumar el agua —explicó—. Solo un poco basta. Y esas telas son para secarte. Puedes dejar tu ropa en estas cestas.

Chaska miró las cestas, luego la pileta, y finalmente a Suma.

—Gracias… Si no fuera por ti, estaría aún dando vueltas por esos pasillos.

Suma hizo un gesto con la mano, como restándole importancia, aunque en sus ojos brilló algo cálido.

—Te vas a perder varias veces más —admitió con una sonrisa tranquila—. Pero, mientras esté cerca, prometo encontrarte antes de que termines en la sala del Awki a la hora equivocada.

Chaska soltó una risa nerviosa. —Eso sí que sería un desastre.

—Lo sería —dijo Suma, riendo también—. Y no quiero que te castiguen antes de aprender a hacer siquiera un nudo.

Hubo un breve silencio, uno cómodo. Suma dio un paso hacia atrás, listo para retirarse.

—Bien, te dejo para que te bañes con calma. Estaré afuera por si necesitas algo.

Pero antes de cruzar el umbral, se detuvo y se giró, mirándolo de nuevo.

—Chaska… —dijo en tono más bajo—. El palacio puede ser frío. No dudes en pedir ayuda si algo te confunde. Nadie nace sabiendo caminar entre estas paredes.

El joven sintió algo aflojarse dentro de él, como si una piedra menos pesara sobre su pecho.

—Lo haré —respondió—. Gracias, Suma.

Suma inclinó la cabeza, su sonrisa suave regresando por un instante, y salió.

Chaska se quedó solo con el murmullo del agua tibia.
Por primera vez desde que había llegado, sintió que podía respirar sin miedo.

Y mientras dejaba la ropa a un lado y se acercaba a la pileta, pensó en algo que lo sorprendió a sí mismo:

Quizá… no todo en el palacio era fuego.
A veces, también había manos dispuestas a guiarlo sin quemarlo.
agua tibia le envolvió los pies primero, luego las piernas, hasta que Chaska se sumergió por completo con un suspiro que no supo que estaba conteniendo. La calidez le recorrió la espalda, aflojando la tensión de las horas pasadas bajo la mirada severa del Awki. El vapor ascendía en hilos suaves, mezclándose con el aroma de las hierbas.
Se lavó despacio, como si cada movimiento le ayudara a sacar de su cuerpo un poco del miedo y la incertidumbre que llevaba acumulados desde su llegada al palacio.
Cuando terminó, tomó una de las telas limpias y se secó. El silencio lo arropaba, tan diferente del bullicio de los servidores y los pasos solemnes de los nobles.

Pero, al vestirse, notó algo extraño la puerta había quedado entreabierta y, del otro lado, Suma no estaba solo.
Chaska se acercó con cautela. Suma hablaba con alguien en voz baja, apenas un murmullo. Al doblar la esquina del pasillo, Chaska reconoció la figura que lo acompañaba:

Era el Awki Amaru Qhapaq.

La sorpresa lo detuvo, pero ni el príncipe lo habían visto todavía.

—…no era mi intención retrasarlo —decía Suma, su tono sereno pero tenso—. Solo quería mostrarle dónde está cada cosa.

—Lo sé —respondió el Awki. Su voz era firme, pero no dura—. Sin embargo, no olvides tus deberes, Suma. Eres aprendiz, no su guardián.

—No pretendo serlo, mi señor —dijo Suma, inclinando la cabeza.

Amaru lo miró en silencio por un momento, con esa mezcla de firmeza y ternura que solo él sabía sostener. Dio un paso hacia Suma y, con una mano suave, levantó su mentón para que lo mirara.

—Suma… —murmuró—. No tienes que agachar la cabeza conmigo.

El muchacho lo miró, sorprendido por la cercanía. Amaru sonrió apenas, una sonrisa tranquila, cálida, que desarmaba cualquier defensa.

—Has hecho más de lo que cualquiera habría hecho. Y te lo agradezco.

Antes de que Suma pudiera responder, Amaru se inclinó y rozó su frente con un beso suave, casi reverente, el aire pareció detenerse. Suma parpadeó, el calor del gesto todavía vibrando en su piel, sin saber si debía hablar… o simplemente dejar que ese momento lo envolviera.



#508 en Novela romántica

En el texto hay: romance, boylove

Editado: 17.11.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.