Cuando Chaska regresó, el pasillo estaba en silencio. Demasiado silencio ni el murmullo de los sirvientes ni el roce del viento a través de los tejidos rompía aquella quietud.
Illary estaba sola, de pie junto a una columna, con los brazos cruzados y la mirada fija en un punto indeterminado del suelo. Chaska tragó saliva.
— Ñusta Illary—la llamó con cautela.
Ella levantó la vista. Ya no era la princesa dulce que él conocía, ni la joven protectora que solía sonreírle a Suma para tranquilizarlo.
Era otra versión de ella misma: la Illary que cargaba secretos heredados, responsabilidades pesadas… y, en ese momento, una rabia fría que quemaba en silencio.
—¿Dónde está Suma? —preguntó sin rodeos.
—En… en sus aposentos —respondió Chaska, incómodo—. Me dijo que estaría bien.
Illary entrecerró los ojos, como si pudiera ver más allá de las paredes de piedra, como si pudiera seguir los pasos de Suma solo con pensar en él.
—No está bien —murmuró, más para sí misma que para Chaska
—Ñusta Illary… ¿quién es exactamente Wayra? —preguntó al fin, incapaz de seguir caminando a ciegas—. ¿Qué fue lo que pasó entre él y Suma?
Illary inhaló hondo. El sonido no fue suave; fue un suspiro herido pero tenía que mencionar este tema
—WWayra es guardia—dijo con voz baja—. Y algo más que eso
Chaska sintió un vuelco en el estómago y Illary continuó
—Mi padre lo tomó como pupilo cuando era joven, cuando vio a vio a Suma le pareció hermoso, lo protegió… fue al templo para verlo ya que antes suma era Hualp’a casi vivían uno para el otro. Pero… —frunció el ceño— …hubo un día en que algo se quebró. Algo que Suma nunca quiso contar
Chaska tardó un momento en procesarlo. No sabía si lo que sentía era celos, enojo o una preocupación que no sabía disimular.
—¿Y tú crees que Wayra… le hizo daño? —preguntó, con la voz más tensa de lo que pretendía.
—No lo sé —admitió—. Pero sé que Suma dejó de dormir tranquilo desde la última vez que estuvieron juntos. Y sé que no tiembla de esa forma por nada.
—¿Por qué volvió entonces? —susurró Chaska.
Illary alzó el mentón, recuperando esa elegancia dura que solo mostraba cuando algo la inquietaba de verdad.
—Porque el Sapa Inca le dio una orden —respondió—. Y si mi padre lo ha llamado… significa que habrá problemas más grandes y eso significa que va a estar melodíando aquí
—¿Qué hacemos ahora?
Illary lo miró con una firmeza inesperada.
—Tú —mencionó— a partir de ahora no lo dejes solo, tal vez lo busque
El corazón de Chaska dio un brinco—¿Crees que Wayra irá a verlo?
No hubo respuesta pero sabia que lo vería ya que el está obsesionado con Suma
—Corre —ordenó ella.
Chaska salió casi de inmediato, el pecho apretado, el paso veloz.
Mientras avanzaba por los corredores, solo una idea cruzaba su mente:
«Suma estaba solo Suma estaba temblando.
Y Wayra había dicho que lo extrañaba»
El eco de sus propias pisadas resonó en el pasillo, cada vez más rápido, más urgente y cuando llegó a la puerta de los aposentos de Suma....staba entreabierta. Como si alguien hubiese entrado sin anunciarse
temblorosa como un latido. el pasillo, silencioso, parecía observarlo. Juzgarlo. Empujarlo hacia adelante. Chaska apoyó la mano en la madera.
—Suma… —susurró, casi sin voz—. ¿Estás ahí?
Empujó la puerta con cuidado.
El interior estaba en penumbra. Las cortinas echadas, el aire cargado de incienso fresco. No escuchó sollozos, ni pasos, ni respiración alterada.
Solo un murmullo bajo. Un murmullo que no pertenecía a Suma, cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, lo vio.
Amaru estaba de pie junto a la ventana la luz tenue perfilaba la silueta ancha de sus hombros, el contorno de su quijada firme, la sombra de su cabello recogido con descuido. Sus manos, normalmente relajadas, estaban cerradas en puños tensos a los costados del cuerpo.
No estaba en posición de ataque… pero tampoco en reposo
Era como un puma agazapado: quieto, pero peligrosamente despierto, Chaska sintió un estremecimiento.
—AwkiAmaru… —murmuró, entrando un paso más—. ¿Qué esta haciendo aquí…?
—Llegaste rápido —dijo al fin, con una voz baja, ronca, cargada de algo que no supo descifrar
Chaska miró alrededor el jergón de Suma estaba revuelto. El tejido que usaba para cubrirse estaba tirado en el suelo. Una vasija rota yacía en la esquina, como si hubiese sido derribada por un movimiento brusco Pero Suma no estaba.
—¿Dónde está? —preguntó Chaska, avanzando un poco más—. ¿Lo viste? ¿Estaba contigo?
—Sí —respondió–Estuvo aquí.
El corazón de Chaska se hundió y se elevó al mismo tiempo.
—¿Está bien? —preguntó, casi sin aire.
Amaru cerró los ojos un instante, respirando hondo por la nariz.
—Asustado —admitió al fin—. Muy asustado.
Chaska sintió una punzada en el pecho
—¿Por Wayra? —soltó
La reacción de Amaru fue inmediata: los músculos de sus brazos se tensaron, su espalda se volvió rígida, y algo oscuro cruzó su expresión.
—No pronuncies ese nombre aquí —gruñó, con una dureza que no estaba dirigida a Chaska, sino al aire mismo—. No frente a él
—¿“Frente a él”…? —repitió, mirando alrededor—. Pero Suma no está.
—Se fue a ducharse –respondió
Chaska al escuchar se calmó un poco, por un momento pensó que se le sucedió algo grave mientras que el estaba ausente
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Holi, solo vengo a decir los significados de la palabras para los que no saben
Hualp’a: joven varón que tenía relaciones con otros hombres, según la visión de los españoles
Ñusta: Hija del Sapa Inca o de algún miembro importante de la realeza.
Ahora si me voy, nos vemos la otra semana también quiero mencionar que también haré una historia del virreinato del Perú omegaverse