El Congreso

Capítulo 12






 

Hades Özdemir Pride

Llevaba conduciendo hace media hora o más por las calles de Estambul desde que salimos del hotel, conocía muchos lugares y el mejor para despejarte, y  olvidar todo lo que tienes en mente es un hermoso castillo a las afueras de la cuidad pero no podía llevarla tan lejos. Así que me decidí por el parque Kadiköy el corazón de unos de los distritos más bulliciosos y alegres de la zona asiática de Estambul.

Estaciono el auto en una de las calle cerca de un lugar de comidas.

Giro mi rostro hacia ella y la observo, se ve frágil, dolida, el poco maquillaje que traía ya no queda nada de rastro por el llanto incontrolable a causa de lo que le dijo aquel imbécil.

Limpia su rostro con las mangas de la camisa que traía, así que extiendo mi pañuelo para que limpie su rostro ella lo acepta y limpia lo mejor que puede.

-Gracias -murmura extendiendo su mano con el pañuelo hacia mi.

-Es todo tuyo -ella me mira a los ojos y niega- Porfavor, tengo muchos de ellos.

-Esta bien, sólo por hoy.

-Vale, ahora bajemos que irás a cambiarte, Persefone -mumuro esto último para mi, bajo del auto y puedo notar la indecisión de ella al no querer bajar, así tomo rápido los dos bolsos y la caja con el regalo que le hice de la cajuela.

Me acomodo con los bolsos, y del mío sacó las gafas de sol que estaban en el  bolsillo pequeño de este, doy unos pasos hasta quedar a la altura de la ventana y tocó con los dedos.
Mueve su cabeza preguntando el "Qué", así que para no atrasar más las  cosas abro la puerta.

-Me ayudas Cassidy, este hombre no es perchero -ella se gira hacia mi y al verme intenta quitarme la caja pero soy más rápido y lanzó los lentes de sol a su regazo.

-Gracias... me devuelves la caja -asiento y sonrío al ver que le quedan muy bien mis gafas. Asi sabrán que es mía aunque aún no lo sea, se que soy un posesivo pero Cassidy emana pureza que quiero convertir en perversión.

-A unas casas está la casa de mi nana, iremos a cambiarnos y todo el día será nuestro.

-¿Qué estas loco? Y... y ¿las conferencias? -grita mientras me mira y luego sus mejillas se colorean de un rojo muy bonito.

-Hare un excepción por hoy y te hablaré todo lo que mi abuelo iba a hablar y con imagen reales.

Ella asiente y me deja ver su trasero enfundado en aquel vestido hasta tres dedos arriba de su rodilla.

Espero poder aguantar hasta la conferencia.

-Hades... -la escucho murmurar incómoda y con un advertencia pero chico contra un poste que tenía el nombre de las calles.

-Mierda, estúpido poste -paso mis mano por la parte afectada y escucho la risa de Cassidy, que me hace frunci el ceño- ¿Me cuentas el chiste?

Ella le saca la lengua y sigue su camino.

-Deja de mirar mi trasero así no serás víctima de postes y otras cosas.

Apenas termina la frase y mi cabeza que está dolida por el golpe del poste ahora es por una maceta, que se encuentra en el suelo deshecha y yo con tierra en la cabeza.

-Solo por hoy haré lo que me pides, los días siguientes a esto no prometo nada, Cass -susurro esto último en su mejilla para luego besarla y seguir con mi camino, de frente y sin distracciones a casa de Zeinep.

Llegamos a casa de mi nana sin ningún percance más que mi dolor de cabeza y la tierra en mi cabello.

Terminó de bañarme, enrollando la  toalla en mi cadera, asomo mi cabeza  por la puerta del baño y algo que no me gusta de las casas tradicionales turcas es que cuando sales del baño todos te pueden ver con un toalla cubriendo tu escultural cuerpo.

Salgo al no ver muros en la costa y voy corriendo a la habitación que Nana nos prestó donde cierro la puerta y escucho el grito agudo de Cass.

-¡Me asustaste imbécil hijo de tu mamá!

Habla furiosa, pero es lo que menos me importa al verla con la mitad de la ropa deportiva puesta; los pantalones y el top deportivo, sus ojos recorren mi cuerpo mientras muerde su labio, para luego girar su rostro y cubrirlo con sus manos.

-Puedo posar en la cama y sólo con boxer, Persefone, así te duraría más una imagen.

-Callate y ponte tu ropa. -dice con los dientes apretados.

-Es su orden madame -dije burlón mientras me colocaba los boxers y toda la ropa deportiva.

Camine descalzo hasta donde ella ya que no se había movido de su lugar, respire su aroma y deje salir el aire de mis pulmones haciendo que chocara con su espalda, intento irse pero la detuve colocando mis manos en su cintura, sintiendo su piel suave bajo mi tacto frío.

No se lo pedí ella sola lo hizo, giro hacia mi dejando ver su hermoso rostro y sus mejillas sonrojadas,  podía sentir su respiración pesada al igual que la mía, subió su mirada mientras sus manos iban ganando terreno en mis brazos para terminar en mi cuello, comenzó a jugar con algunos mechones húmedos de mi nuca se sentía tan bien  que quería dejar mi cabeza recostada sobre su hombro y besar su cuello.

No se en que momento o como, pero me encontraba dando cortos besos en su cuello mientras ella seguía con aquel trabajo de peinar mi cabello con toques tan suaves que me traían como un loco, quería más, quería bajar mis manos más abajo pero no podía así que sólo  acaricie su cintura dejándome embaucar por su pureza.




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