El Congreso

Capítulo 21

 

 

Confié mi corazón al susurro del viento y al resonante ritmo
Tómalo con calma, tómalo con calma
Siente este momento, déjame escuchar el sonido ahora
Sólo cantalo, solo cantalo.

 

La luna y las estrellas brillan en el cielo nocturno
Nuestras preocupaciones son cosas muy pequeñas
El corazón se envolvió en el vacío una vez más
Desatalo, seré yo mismo se tu misma.

 

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CASSIDY MOORE DÍAZ

El tacto de Hades quemaba, cada caricia suya me volvía débil ante él, mi cuerpo quería más, pedía más, me sentía como una muñeca a la que el podía manejar a su antojó.

Desde que inició el Congreso y cruzamos miradas, vi que sus ojos me prometían muchos cosas, tantas que era difícil pensar que si lo que me proponía estaba bien.

La mano de Hades ascendía cada vez más hacia mi zona sensible que palpita por sentir su tacto frío, acarició sobre la tela de encaje mi centro el cual estaba húmedo, un gruñido de Hades hizo que quiera cerrar las piernas pero el lo evitó, me sentía nerviosa, ansiosa y deseaba que el siguiera con su toques suaves y pausados.

—Señor, llegamos —pronunció el chofer haciendo que hades maldiga por lo bajo en turco.

Alce mi rostro que estaba sobre su hombro al escucharlo, en su voz ronca podía notar lo afectado que estaba al igual que yo o mucho más.

—Cassidy —mumuro al ver lo que intentaba hacer, quería besar su cuello pero no lo permitió. Su mano que había estado dando leves caricias entre mis pierna ahora estaba sobre su miembro acomodando su erección.

Mis mejillas se sentían calientes al haber presenciado aquello, siempre que había visto a un chico acomodar está parte de su anatomía decidía mirar a otro lado pero hoy quise mirar y saber a lo que me enfrentaba.

—Hey, vamos —comento con una sonrisa en sus labios, al parecer se había dado cuenta que vi lo que hizo, baje del auto un poco incómoda por la humedad entre mis piernas.

Hades se veía salvajemente fuera de control y me encantaba, entramos a la casa tomados de la mano ambos con la respiración aún agitada, caminamos por los distintos pasillos de la casa hasta llegar a su habitación.

—Dime que estas segura de esto, que cuando te vayas no te arrepentirás —susurro en mi cuello donde al comenzar la noche el habia dejado un beso.

Por mi mente pasaron las palabras de mamá, de la abuela, de Helga, de mis hermanos y las de papá.

¿Quería esto?. Sí.

¿Me arrepentiria?. Quizá.

¿Tendría la oportunidad de ver a Hades otra vez?. No se.

Pero estaba segura de que hoy quería disfrutar, olvidar las reglas que yo misma seguía al pie de la letra por complacer a otros, hoy haría caso por una vez a mis instintos dejando de lado la razón.

—Estoy segura.

Esas dos palabras fueron suficientes para que Hades cierre la puerta a nuestras espaldas y me lleve hasta el centro de la habitación. Comenzó a dejar pequeños besos en mi cuello buscando el cierre del vestido que la parecer no encontraba, ya que era uno de esos invisibles.

—¿Me ayudas? —reí por el tono usado en su voz, parecía un niño sin su dulce. Lleve mis manos hasta el cierre y le ayude a bajarlo, sentí la respiración de Hades en mi espalda mucho más cerca que hace unos momentos, sus labios volvieron a pegarse en mi piel se sentía suave, sentía que lo hacía como si quisiera que este momento fuera único para mí, para ambos.

Sus manos comenzaron a bajar el vestido desde la parte de mis hombros, su tacto suave me ponía la piel de gallina me hacia querer más, sus labios tampoco se quedaron quietos, mientras el vestido iba dejando más piel descubierta Hades se encargaba de no dejar un espacio sin un beso de sus labios. Terminó de quitar el vestido como de llenar mi cuerpo de besos, quería cubrirme el cuerpo nunca había estado así con un hombre, la sonrisa que Hades tenía en los labios me hacia saber que le gustaba lo que veía y sobre todo que le gustó mi sorpresa, llevaba puesta la ropa interior de encaje rojo que me había regalado.

—Quiero hacer las cosas despacio, quiero hacerte disfrutar —hablo con voz ronca mientras se quitaba el saco— Pero tu me lo pones difícil.

Pase mi lengua por mis labios y trague saliva sentía la garganta seca, en sus ojos podía ver el deseo que tenía de poseerme en alma y cuerpo, a los pasos que iba lo estaba logrando tenía todos mis sentidos puestos en él, camine unos pasos sobre el vestido que yacía en el suelo lleve mis manos hasta su camisa y comencé a desabotonar uno por uno los botones dejando leves caricias y besos en su cuello.

—Mierda —lo escucho gruñir y llevar sus manos a mi cintura haciendo que lo rodee con mis piernas sintiendo el bulto que quiso esconder cuando estábamos en el auto, un jadeo se escapó de mis labios que fue acallado por sus labios que me besaban con necesidad, mordió y chupo mi labio inferior al momento que mi espalda chocaba con la cama.




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