HADES ÖZDEMIR PRIDE
Acostado en el marco de la puerta observaba como jabonaba su cuerpo, era como ver una diosa bajo una cascada siendo el centro de la belleza del bosque por que como ella no habría otra.
Tenía todo el poder para no dejarla salir del país, podría hacerla desistir de su vuelta a Bolivia pero sería un egoísta, ella necesita alguien que la cuida que la rosa que es, una extraña rosa negra que florece en los campos de Turquía.
Yo estaría dispuesto a hacerlo, pero con los problemas que tengo sobre los hombros no seria bueno; los abuelos molestando por que contraiga matrimonio, la posesión como el nuevo CEO de Empresas Özdemir, la investigación sobre la muerte de mis padres y mi tía jodiendo que acepte la vicepresidencia de PrideMotors Inc. que mi madre biológica me dejó es mucho.
—¿Piensas quedarte ahí todo el día?
—Con la vista que tengo no necesito pensar, sólo actuar —dejo caer la toalla que estaba alrededor de mi cadera y camino hacia ella, estando cerca puedo apreciar sus mejillas coloradas las acaricio y beso cada una— Prometo no hacer nada malo, se que vamos tarde al hotel.
—Eso ni usted mismo se lo cree señor Özdemir —golpea mi brazo divertida aún con un brillo triste en sus ojos, hace como media hora recibió una llamada que quito el brillo que sus ojos volvieron a tener cuando la hice mía.
—Me ofende, soy un hombre puntual y controlador —beso su hombro mientras mis manos se pasean por su figura, esa que me tiene hipnotizado— Por eso mismo llegaremos tiempo que su delegación termine de desayunar.
—Puntual y controlador —murmura asintiendo, me pasa el shampoo y lavo su cabello con mucho cuidado.
Terminamos está ves de ducharnos sin ningún contra tiempo, aunque ganas de hacer perder su vuelo no me faltaba, por eso mismo me encontraba en mi despacho ya listo tratando de concentrarme mientras leía algunos informes y esperaba a que ella bajase.
—Hades ¿podemos hablar?
Levanto la vista de los papeles y encuentro a mi dolor de cabeza en las últimas semanas.
Había encontrado a la chica perfecta para esposa y madre de mis hijos, Cassidy, pero estaba dispuesta a dejarla a un lado con tal de no verla sufrir a causa de lo que me rodea, estar a lado mío es estar viviendo en el infierno.
—No tengo mucho tiempo señorita Arslan, así que sea breve.
—Acepta el matrimonio, por favor, fuimos amigos y tambien novios —camina hasta quedar solo separdos por mi escritorio está más delgada y pálida de la última vez que la vi— Olvida el pasado Hades, estoy embarazada y no quiero que le pase nada a mi bebé.
—Ahora piensas en tu bebé —digo con rabia teñida de rencor mientras me levanto de mi silla— ¡Tu no pensaste lo mismo hace tres años cuando abortaste a mi hijo, por que debería pensar en el tuyo, ahora!
—Hades... yo, ¡yo no estaba segura de que lo querías!
—¿Ah sí? Entonces por que carajos no me preguntaste, tu sola tomaste la puñetera decisión —golpeo la mesa molesto recordando como de la manera más tonta me entere, me ilusione y luego ese mismo día, él ya no existía— ¡Era mi hijo! Y no, no te voy a ayudar ¿Dónde está su padre, eh?
—¡Mi hijo no tiene la culpa! No seas un insensible —sus ojos vidriosos me demuestran que la he lastimado, pero ella lo hizo no una vez, sino dos veces— Él no lo quiere, me dijo que lo aborte.
—Pero mira que interesante es la vida, yo quería a mis hijos y estaba dispuesto hasta casarme contigo sólo por ellos, por que amarte nunca lo hice —relamo mis labios con diversión— Y ahora el papá de tu bebé no lo quiere, que irónica es la vida, Vanu Arslan.
—Eres un maldito, Eda tenía mucha razón al decirte que nunca tendrás amor y que sólo causas destrucción en todos los sentidos, Hades, perfecto nombre para ti, dueño de lo inframundo.
—Me satisface saber que lo tengas claro, ahora retirate que aquí eres indispensable.
Comento con voz fría mientras acomodo las mangas de mi camisa negra.
—Ya lo veremos Hades, mi bebé pondrá de mi lado a tus abuelos, recuerda aún no eres CEO de Empresas Özdemir para mover el mundo a tu antojo.
Sale de la oficina, con una sonrisa de insuficiencia en sus labios, haciendo que gruña y me sirva un trago de whisky, lo bebo de golpe sintiendo el ardor en mi garganta.
Esto no me puede pasar, debo encontrar al maldito que dejo embarazada a Vanu y tener en control de todo y si así debo aceptar parte en la empresa de mi madre biológica, lo haré.
—¡Dije que te retires! No te saldrás con la tuya maldita arpía —levanto la vista de mi trago y veo a una Cassidy asustada a lado de la puerta, murmuro una maldición— Persefone, lo siento. Es hora de irnos.
Subimos al auto juntos, está vez mi chofer nos llevará hasta el hotel, el clima está con ganas de joder mi día más de lo que ya está y a comenzado a hacerlo, miro a Cassidy para olvidar mi tormento y veo cono ella aprecia las gotas de agua que caen sobre la ventanilla del auto, sonrio inconsciente y suspiro.
Editado: 09.09.2020