Ya era el comienzo de la tercera unidad, después de que se aproximó un fuerte desconcierto en una de las oficinas del centro TEC, Eduardo comenzaría su primera misión oficial. A pesar del tiempo que había transcurrido desde que fue notificado y aceptado en las F.E.C.S.J., él aún no contaba con el rango "2". La mecánica que tenía el SJ para dejarlo subir de rango no era tan fácil de comprender. Pero, sobre todo, No podía dejar pasar que muchos de sus compañeros fueran elevados hasta el rango "3" por hacer algunas cosas que hasta él hizo y no le afecto en lo más mínimo.
Con un poco de decepción y sin saber que decirle a Raquel sobre que su situación es la misma que cuando se conocieron. El sólo pensar que ella creyera que su compañero es un perdedor, le hacía sentir mal. Pero, como debía de priorizar la misión y luego lo demás, dejo por un lado todo y termino de guardar todo lo que necesitaría. Al ser una misión importante, sus maletas estaban contenidas en un espacio especial que las hacía más fácil de llevar a cualquier lugar, sin mencionar que el peso se reducía con grandes resultados.
Al salir del centro SJ, Eduardo sólo portaba su mochila y uniforme, que consistía en una camisa blanca, un suéter gris con el logotipo en el lado derecho, y un pantalón azul marino. Al ser llevado en autobús, con muchos otros que iban a diferentes lugares, se encontraba viendo el camino por donde pasaba hasta quedar dormido, lo que era mejor para él debido a que se mareaba fácilmente durante los viajes. Pero, a pesar de quedar profundamente dormido, no tomo en cuenta que iba solo y nadie lo despertaría al llegar a su parada.
Eduardo, despertando, se encontraba dentro del autobús ya vacío. Miró hacia ambos lados y no se podía ver a nadie ni al chofer. Levantándose, se dirigió hasta la puerta de enfrente, esto después de haber intentado abrir la de atrás sin éxito alguno. Trato de abrir la puerta sin llegar a ningún resultado. Se acercó al asiento del chofer con la esperanza de encontrar algún botón o forma de salir. Las ventanas, que sería la opción más obvia, no eran más que una simple ilusión. Luego de un buen rato, regreso a su lugar decepcionado y con un "ah~" dejo escapar su estado de ánimo.
Recostándose en su asiento, abrió su mochila en busca de unas galletas que traía consigo. Comiendo las galletas, pensó – No sé porque me pasa esto. Creo que no podré llegar a tiempo ahora – se volteó en dirección del respaldo del asiento – como desearía que alguien me ayudara en este momento – sarcásticamente dijo – como si alguien se diera cuenta de que no estoy y me encontrara en este momento. Abriría la puerta y diría... – Raquel – Ah, aquí estas – Eduardo, levantándose precipitadamente, miró en dirección de la puerta delantera y dijo – ¿Cómo es esto posible? – Raquel inclino un poco la cabeza al lado derecho y respondió calmadamente – ¿de qué hablas?, si he venido a buscarte – Eduardo – Pero si todavía no es hora de que nos veamos y has aparecido de repente – Raquel – si te gusta este lugar, es mejor que me vaya y te deje encerrado nuevamente – se dio la vuelta y comenzaba a salir. Eduardo, alzando la mano izquierda, mientras que con la derecha tomaba su mochila, grito - ¡espera!, no es lo que quise decir. Es que no me esperaba que alguien llegara tan pronto por mí – Raquel, deteniéndose a mitad de las grada, dijo – no me conoces. Además, somos compañeros y debemos de cuidarnos – en voz baja – además no puedo esperar a conocer cómo será nuestra primera misión – Eduardo – ¿qué fue lo último que dijiste? – Raquel, dirigiendo su mirada a Eduardo – si no te apuras vamos a llegar tarde – Eduardo – está bien. Ya voy – se apresuró en salir.
Siendo ya las siete de la noche, se presentaron ante la oficina donde recibirían los detalles de la misión que llevarían a cabo. Al entrar, se les fue entregada la en un documento los detalles de la misión y el lugar donde lo harían. Los maestros que se encontraban en aquel lugar, les resolvieron algunas de sus dudas y también de los recursos con los que contarán para terminar la misión. Lo interesante es que, a pesar de ser de primer año, eran los primeros en conseguir una misión en sus niveles actuales.
Retirándose de ahí, se dirigieron hasta la habitación donde se quedaría Eduardo. Raquel lo acompaño debido a qué Eduardo se podría perder fácilmente al ver tantos caminos, por lo menos en lo que conocía el camino o terminara la misión, lo que pasara de primero.
Dejando a Eduardo en su habitación, Raquel estaba a punto de irse cuando él le ofreció darle algo como agradecimiento por su ayuda. A pesar de que Raquel se negó, la insistencia de Eduardo terminó convenciéndola. Raquel, entrando a la habitación, tomo asiento en la sala de recepción. La cual aún se preguntaba Eduardo como era posible contar con tal sala siendo tan sólo un estudiante. Pero, en esta ocasión, era muy conveniente.
Sirviéndole un poco de leche y unas galletas, Eduardo comenzó a hablar con Raquel de lo que harían para resolver el dilema de esta misión. Raquel, sacando los documentos que les entregaron, dijo – Miras esto – Eduardo – mh – Raquel – esta es la empresa que iremos a ver. Al parecer se ha llegado a notar una leve baja en sus ingresos. Pero, como no ha sido investigado a fondo, no se puede encontrar el error con mucha precisión. Por tal razón nos han pedido investigarlo antes de que este deje de ser algo inofensivo a algo irreversible – Eduardo – Yo no puedo creer que nos dejaran una misión como esta para que lo resolvamos nosotros – Raquel – no sé cómo eres. Pero, en mi caso, he aprovechado las clases que he recibido para completar con éxito lo que se nos ha entregado – Eduardo – Bueno, por cómo te ves, puedo decir que eres de las personas que toman todo con mucho control – Raquel – gracias – Eduardo pensó – No era por querer hacerte un alago – Raquel – mañana iniciaremos nuestra operación. Así que duerme bien y nos veremos enfrente del comedor de la sede del TEC – Eduardo – claro –. Los dos, sonriendo, pensaron en las posibilidades de ganar con esta misión su nuevo rango.
Editado: 22.12.2020