Aarón Sanders
2045
Despierto con tierra a mi alrededor. He sobrevivido a la bomba, cuando me levanto veo que pocos han sobrevivido. No veo por ninguna parte a Alicia, mi novia. Lo único que veo son escombros y destrucción. Es entonces cuando escucho ese terrible sonido, el de los undersons. Desde su propagación me he mantenido alejado de esas bestias con sus garras tan enormes como una televisión
— ¿Hay alguien aquí con vida? —murmuro evitando gritar, esas horribles criaturas naranjas tienen un oído súper-desarrollado seguramente por su falta de ojos—. ¿Alguien está consciente?
Otra vez se escucha ese sonido, el rugido de esas criaturas horribles, pero esta vez lo escucho atrás de mí. Desafortunadamente dos criaturas están detrás de mí, listas para atacar. Intuitivamente empiezo a correr para evitar morir destrozado por esas criaturas. Recorro los senderos donde alrededor hay montones de escombros formando una especie de barrera o pared. A lo lejos veo un edifico prácticamente intacto de RedCell, la compañía farmacéutica dominante de lo que antes era América. Trato de correr lo más rápido que puedo, pero una criatura salta y me encesta un golpe en el costado, dejándome una herida horrible. A pesar de la herida, no pierdo las esperanzas y corro sin importar el penetrante dolor. Es entonces cuando sucede lo extraño. Inicio a correr a gran velocidad, tal vez más rápido que la luz. No me detengo y veo como las criaturas van alejándose de mi vista rápidamente, y descubro a la par que dejo una estela azul a mi paso, justo como un rayo. Finalmente veo al edificio enfrente de mí, es ahí cuando decido parar, algo que termina haciéndome caer. Algo raro es que ya no siento nada de dolor, y cuando me acerco la mano a donde estaba la herida, descubro que ya no está ahí. Ha desaparecido completamente. He de suponer que también está incluido en tener superpoderes, eso creo.
Cuando alzo la vista al edificio veo que unos cuantos tipos están saliendo, en su mayoría vestidos de rojo con una gorra, pero solo hay uno que destaca. Al frente de todos se encuentra un tipo rubio con unos jeans, una camisa blanca y una bata de laboratorio, lo que me alerta es que uno de sus brazos está expuesto por unos grandes cortes en la ropa, pero también tiene un gran rasguño en el brazo expuesto que se ha tornado de color naranja intenso, como el de un amanecer. De repente levanta aquel brazo afectado para señalarme y gritar algo que no comprendo. Después de un minuto, todos los demás inician a dispararme. La única opción que me queda es correr hacia otro lugar, escapando. Salgo corriendo utilizando mi nueva habilidad, algo que es muy útil. Estos años de guerra me han enseñado sobre la supervivencia, tras el desastre enorme de los undersons. Todo está en ruinas o es poco inestable en todo el continente americano, por lo que necesito encontrar un refugio lo más antes posible. Los únicos edificios que hay en la zona son muy inestables para estar totalmente seguro. Los soldados que mandó aquel rubio me siguen persiguiendo a pesar de mi gran ventaja, aprovechando la evidente falta de refugios. Muy nervioso por la horrible situación que estoy pasando, inspecciono rápidamente todo lo que hay a mi alrededor para saber dónde me puedo esconder de aquellos soldados. A lo lejos veo una casa que se ve estable, pero necesito perder a los soldados lo más rápido posible. Cuando están cerca de alcanzarme giro hacia la derecha del y me dirijo a un granero en pedazos donde está un grupo de undersons. Estos notan nuestra presencia y cinco de esas criaturas salen a perseguirnos, y matando a los soldados que tienen más cerca, arrancándoles la cabeza de una forma muy sanguinaria. Cada vez hay menos soldados detrás de mí.
— ¡Apunten al objetivo! —exclama el que parece ser el líder de aquellos soldados.
Los únicos 5 soldados restantes levantan sus armas con luces azules hacia mí. Y empiezan los disparos. Con mis nuevas “habilidades” esquivo todas las balas con mucho esfuerzo, una de estas balas pasa cerca de mí, y veo como estas son de un color azul oscuro, muy alegada de las balas normales, por lo que una herida de bala podría ser lo menos preocupante. Cuando quedan menos de 5 soldados, alcanzo a ver una casa solitaria que se ve estable y que podría ser un buen refugio. Otro underson ataca a dos soldados, cuyos gritos me ponen más nervioso. No volteo para evitar ver como el underson destroza a esos dos, y sigo fijándome en aquella casa que está a menos de un kilómetro. Volteo impulsivamente, y de manera sorpresiva solo queda un soldado, solo queda el que ordenó dispararme. Agradezco que ya no hay ningún monstruo persiguiéndonos, ya que están más que ocupados devorando los múltiples cadáveres de los soldados. Me acerco más a la casa y entonces una gran punzada de dolor me desconcentra, haciendo que caiga al suelo, dejándome a merced del soldado. El soldado se acerca y me apunta con una sonrisa malévola. Al escuchar el sonido del disparo alzo la mano en un instinto de defensa. Pero en vez de morir, el soldado cae al suelo y con una bala similar a la que tienen en la cabeza.
— ¿Qué? Pero yo no…
Miro mis manos sin saber qué ha ocurrido. El tipo estaba apuntándome, es imposible que no haya muerto. Creo que es parte de mis “habilidades”, que aparecieron después de la explosión nuclear. Siento otra punzada de dolor en la pierna, y esta vez me preocupa. Me han disparado en la pierna, y la herida no ha sanado. Viendo que no hay ningún peligro subo poco a poco al pórtico de la casa para evitar que la herida empeore mucho más, y después entro en ella. La casa está lo suficientemente estable para evitar que se caiga. El sujeto rubio, sé quién es. Era el líder actual de la empresa farmacéutica RedCell, y él que ordeno mi muerte. Así que es cierto, RedCell no es tan inocente como parece.