El Contingente

Tras la pesadilla

Salgo corriendo de la mansión junto con Hannah directo al hotel donde están nuestro equipaje, aunque es más difícil por el enorme tráfico de Washington D. C. en un fin de semana. Recorremos las calles esquivando vendedores ambulantes y magos callejeros que me piden ser el voluntario para sus trucos. Llegamos rápidamente al hotel y antes de cruzar la calle, un taxi me salpica de lodo, lo cual me enoja aún más. Me meto al hotel, y al llegar a mi habitación, que incluso sigue con las luces encendidas. Lo bueno fue que solo saque el traje y un conjunto para ir al centro comercial. Meto todo en mi maleta y cambio el mojado traje en una bolsa plástica y me pongo unos jeans de mezclilla y una playera blanca, y me pongo la primera sudadera que veo. En la entrada Hannah me espera con una falda verde pastel y un suéter azul claro.

Nos vamos en taxi a la estación de trenes, y después de pagar mucho dinero por un simple viaje en taxi, compramos los boletos y esperamos el tren. Descansamos después de tanto estrés y comemos dulces que venden esperando el tren.

 

 

 

Me encierro en mi habitación del tren junto con Hannah. Desde el asunto de la cena no nos hemos separada. No sé por qué me sentía abrumador la idea de tener novia. Pero ahora que lo medito no es malo, ni nada por el estilo. Se siente muy genial, aunque llevo como 5 horas siendo el novio de Hannah. Gracias a dios, el tren se movió cuando Hannah y yo trajimos nuestro equipaje. No hemos hablado mucho, después de todo Noah me traiciono y arruino el que yo crea que era el mejor momento. Cuidando que en el vagón que esta entre el mío y el del restaurante este totalmente vacío para evitar que me vean. Esta vacío. Es hora de pasar silenciosamente.

 Abro la puerta del restaurante lo menos posible para no llamar la atención. No está vacío, pero no es como que este muy lleno. Creo que hay un máximo de 5 personas. Rápidamente corro a la sección del bufete y verifico que nadie me haya visto utilizar mis poderes. Solo hay 2 viejitos y 3 niños jugando con una pelota. No, nadie lo hizo. Agarro la suficiente comida para mí y para Hannah y acelero hasta mi cuarto con Hannah para evitar miradas. Ambos nos dividimos la comida y agarramos nuestra mitad de la pizza.

— Gracias por ir al restaurante, ¿estás seguro que nadie te vio?

Asiento y le digo:

— No creo, el vagón estaba casi vacío y tuve mucho cuidado, además, todos estaban demasiado distraídos para hacerme caso.

Mientras nos acabamos toda la comida que traje, nos compartimos historias de nuestras vidas, color favorito y postres que amamos; y alergias, solo para evitar accidentes. Entre las cosas que hablamos están mi gran relación amistosa con John, las amigas que Hannah dejó y más cosas que extrañamos.

Para cuando estamos acabando el plato de espagueti, ya sabemos casi todo del otro. Sé que a Hannah odia las montañas rusas, al igual que yo; que su color favorito es el naranja, mientras que sabe que el mío es el verde; su postre favorito y el mío son los waffles con helado, y que ella es alérgica a las almendras. Ambos tomamos un trozo de espagueti, y sin saberlo, terminamos con nuestros labios chocando. Otro beso, y se siente genial. Ahora que lo noto, estoy muy sonrojado. Cuando nos separamos no dejamos de reírnos, creo que ya iniciamos con la recreación de escenas románticas de manera indirecta. En serio esto si va a una buena dirección.

— ¿Y qué haremos al volver? —es lo que dice Hannah, cuando abro mi maleta para sacar ropa limpia—. Quiero decir, no sé cómo les diremos sobre el desastre de la cena

— No lo sé, tal vez les diremos de manera lenta. Decir todo de un tirón haría que no lo interpreten bien. En primer lugar, les diremos sobre nuestra relación.

— Exacto, pero lo de la cena será para otro día

Saco un pantalón de mezclilla y una playera limpia, en serio no soporto la ropa que llevo puesta, sudada y arrugada. Tengo tanta urgencia que me quito el saco y la playera a toda prisa, y Hannah nota la marca. Esa marca ha quedado al descubierto.

— Axel, ¿qué es esa marca? ¿te tatuaste? —me pregunta muy confusa y no la culpo, es decir, tengo una marca. Creo que en este momento tengo que contar todo.

 

 

 

— La historia es algo larga, pero si quieres escucharla, te contare todo —ella asiente, así que inicio la historia—. Después del accidente, me desperté en una sala de hospital, al lado de una rara maquina plateada y de sonidos raros... —antes de seguir con la historia, Hannah se para y vuelve en un minuto con un lápiz y una libreta naranja con detalles rojos, después me hace un gesto para que siga con la historia—. Primero vino un doctor diciendo cosas sobre el accidente y sobre John, y me pregunto si notaba algo raro. Le dije que no y que todo era normal excepto mi vista, ya que antes no veía muy bien. En fin, cuando llego mi asesor, me dijo algo sobre mis poderes. Y sinceramente no le creí a la primera y pensé que estaba loco. No fue hasta que trato de tirar un objeto personal, que me di cuenta de mis poderes. Más tarde, cuando me cambiaba de ropa, me di cuenta de que tenía esta marca. Hasta el día de hoy no sé qué significa o porque está ahí. Sinceramente he dejado de lado investigar qué es eso.

— No pasa nada. El asunto de la marca lo podemos investigar cuando lleguemos a la academia —dice Hannah de una forma muy calmada, después agrega—.  Hablando de la máquina que dijiste, es muy sospechosa que la pusieran en tu cuarto de hospital.



#1890 en Ciencia ficción
#12544 en Otros
#2015 en Acción

En el texto hay: armas biologicas, poderes, héroe

Editado: 22.10.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.