El Contingente

La conspiración

—¿Axel? —dice una voz a mi espalda, así que me separo de Hannah.

Encuentro a Griffin algo incómodo a nuestras espaldas, y esta vez va vestido de una manera más informal a comparación de la última vez que lo he visto, hace una o dos semanas. Lleva una chaqueta café y unos jeans de mezclilla, pero lo que más resalta es su playera con el logo de “let me live”, jamás me imagine que fuera fan de esta canción. Después de tanto silencio incomodo hablo para preguntar porque está aquí, y él me responde.

— Debido al asunto de tus poderes debo informarte más a fondo sobre las medidas que se usaran para que aprendas a utilizar ambos poderes. Necesito que me acompañes a mi oficina, lo siento por interrumpir su… cita. Este tema es importante.

— Entiendo, solo me cambio a unos zapatos para caminar y voy —me volteo hacia Hannah y le susurro—. Lo siento, supongo que nos veremos mañana.

Tras despedirme de Hannah me pongo mis zapatos normales y dejo esos patines tal y como estaban en su respectivo espacio. Una ventaja de no tener que cerrar los ojos es ver la ruta exacta de este lugar a la escuela. Durante el camino se me ocurre preguntarle por su ausencia, aunque por ser mi asesor no significa que debe de estar detrás de mí todos los días no lo he visto desde mi primer día de clases, ya casi son dos o tres semanas desde ese día.

— Oye, ¿Por qué no has estado presente últimamente?

— Sinceramente es… —al parecer lo he incomodado un poco, debe de ser un tema personal—. Lo que pasa es que estoy negociando mi jubilación, creo que he estado haciendo este trabajo desde hace 25 años, lo cual requiere mucho trabajo y a mis cincuenta años ya es algo pesado para mí.

Al llegar a la oficina de la directora me veo forzado a no decir más para que la reunión no tenga una conversación personal, aunque está cerrada y con las persianas abajo. Griffin se mete a la oficina y me ordena que me quede en la pequeña sala de espera. Tal vez sea una junta de maestros o una junta con un ejecutivo por la privacidad, no ha de ser nada interesante, mejor tomo uno de los libros en un pequeño librero cerca de la entrada. Inspecciono el libro, que aparentemente es de detectives, e inicio a leerlo.

Cuando estoy en la página cincuenta se escucha un golpe fuerte, seguramente en un muebla de madera, acompañado con un grito que entiendo como “¡tú no sabes nada!” lo que me resalta más es que no es de Griffin, y menos de la directora con su aguda voz.

Sí, ya sé que Griffin me dijo que me quedara en la sala de espera, pero ese grito es imposible de ignorar, me acerco a la ventana para escuchar más sin importar lo malo que sea, es un como un reflejo, y entre el diminuto espacio entre las persianas, me sorprende ver al impresionante y misterioso jefe de RedCell, Thomas Campbell, un millonario que es el sucesor del tipo que tomó la decisión de reabrir la compañía, siempre y cuando el gobierno los tenga muy vigilados. Me impresiona mucho que este aquí, en una escuela especial de héroes con pocos accidentes. Es la primera vez que lo veo, pues yo jamás lo vi en esa incomoda cena, probablemente en su casa, mansión o lo que sea. Lo que más destaca es su traje negro como si fuera a algún evento después de esta conversación. Tiene un cabello muy oscuro y peinado con gel para el cabello. Es muy imponente y gigante debido a su forma robusta y alta, fácilmente podría aplastarme al pisarme.

— Estoy pidiendo un simple favor. Necesito unos cuantos chicos AR para unas pruebas, solo son 10. Nadie notara su ausencia.

— ¡Definitivamente no! —es la directora que luce demasiado enojada y se ha levantado de su escritorio—. Todos estos niños tienen valor y derechos, no son conejillos de indias. ¡Tienen vidas por vivir, y ninguna parte involucra ser un experimento!

¿Chicos para qué? Creo que han vuelto para hacer experimentos bioterroristas, y lo más preocupante es que están buscando a los de mi tipo, los AR. Solo espero que no sea uno de los desafortunados que los secuestren para sus oscuros propósitos.

— Yo sugiero iniciar con un chico recién llegado que he visto por ahí —oh dios, está a punto de decir la primera víctima, que no sea yo—. Su nombre es… —que no sea yo —. Axel Montgomery.

¡Maldita sea! Me quieren secuestrar. Tengo que evitar todo esto. Después de todo la compañía no ha aprendido su lección después de destruir más de medio continente.

— ¡No! Axel no será de tu propiedad ni ninguna otra persona —la directora realmente está enojada, aunque también parece estar a punto de llorar, me está defendiendo como si fuera su hijo—. ¡No quiero verte jamás en este lugar! No me interesa las enormes cantidades de dinero con las que quieres comprarme.

— Si no estás dispuesta a colaborar, tendré que tomar ciertas medidas. Es por un bien necesario, pero si no quiere apoyarme como ha dicho, la dejare reflexionar sobre su decisión, pero recuerde que todo tiene consecuencias —él suspira y antes de despedirse de la directora suelta una risa maliciosa, una similar a la del padre de Hannah Buenas tardes señorita Hearts.

De pronto se acerca a la puerta, lo cual me alarma. Salto directamente a la silla donde deje el libro y cuando el picaporte de la puerta está girando, rápidamente saco mis audífonos y me los pongo. El jefe de RedCell, junto con dos asistentes, pasa enfrente de mi sin siquiera mirarme; y un minuto después entra el entrenador entra al mismo tiempo que Griffin me llama.

Es algo incómodo ver como la Directora Hearts trate de verse feliz y calmada cuando sé que no es tan cierto.

Después de una hora tan incómoda, todos mis profesores llegan al acuerdo de expandir únicamente los entrenamientos con el entrenador Shaz a dos horas tres veces por la semana, para no saturarme. El primero en salir es el entrenador, que sale corriendo con la excusa de que siempre se ejercita a las siete, y después Griffin y yo salimos, pero antes de cerrar la puerta la directora me llama. Me despido de Griffin y me siento enfrente del escritorio y de la directora. Ella cambia su expresión de alegría a una de preocupación y me advierte casi susurrando.



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En el texto hay: armas biologicas, poderes, héroe

Editado: 22.10.2022

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