A lo lejos aparecen miles de personas, o en su mayoría. Salto por la compuerta y me impulso hacia abajo, hacia la puerta metálica abierta. Después de que Hannah salga del cuarto, salimos corriendo por los pasillos esquivando los pedazos de vidrio y las zonas en llamas. En una parte llegamos a una encrucijada. Un montón de vigas están tapando el paso. Un ataque de alucinaciones, pero esta vez son de el mismo tipo que vi, el tipo rubio usando su mano con destellos de pixeles para destruir una pared al mismo tiempo que mi marca brilla otra vez. Lo imito y de manera sorprendente un montón de pixeles hace que las vigas desaparezcan y dejando los bordes siendo consumido por los pixeles.
— ¿Cómo lo hiciste?
— Lo vi en una alucinación.
Seguimos corriendo por los pasillos y por suerte llegamos al segundo piso. Antes de que pueda pisar la escalera, estalla en pedazos y dejando un cráter. Desesperado, volteo y analizo a mi alrededor buscando una manera de salir, lo que es muy difícil por los derrumbes que hay en casi todo el pasillo. Hannah me señala una ventana, y al acercarme se ve la gran altura a la que esta del suelo. Como no tengo opción, abro la ventana y saco las piernas.
— Tenemos que saltar.
— Son cinco o seis metros, podríamos morir.
— Puedo utilizar mis poderes para atraparte
Antes de que ella conteste salto por la ventana, y sin importar la gran altura pienso en caer de pie. A dos metros caigo más despacio como si la gravedad no existiera. Hannah se asoma por la ventana y al verme de pie y sin ningún daño, salta de la ventana y de la misma manera cae al suelo de la misma manera. Ahora que ambos estamos afuera del edificio en llamas veo como el jardín y el terreno del enorme parque de la escuela se ha convertido en un campo de batalla. Incluso el piso está lleno de grietas, lo malo es que hay una entre Hannah y yo. Esta grieta se ilumina, de seguro hay una tubería o cableado por abajo. Antes de que estalle empujo a Hannah al otro lado. Y entonces de la grieta sale una línea de fuego y después una enorme explosión que me lanza cinco metros atrás. Cuando me levanto muy dolorido, no alcanzo a ver a Hannah por el fuego intenso. Pero rápidamente ella empieza a gritar.
— ¡Axel! ¿Estás bien?
— Hannah, ve a un lugar seguro. Hallare una manera de salir, no te preocupes.
— ¡Es un ataque! Nos enseñaron a defendernos y defender a los demás.
De repente, un montón de criaturas raras se acercan a mí. Parecen zombis con su “rostro” protegido por un casco de metal. En la parte de la boca hay un agujero de donde salen unos tentáculos verdes y al gritar se ve su dentadura redonda, teniendo varias hileras de dientes. Todos tienen un traje de una pieza en color verde grisáceo con una insignia rectangular
— No puedo quedarme más tiempo, está lleno de monstruos.
— Te veré en cuanto pueda. Cuídate mucho.
— Está bien, ten mucho cuidado, son muchos.
Me voy corriendo evitar a cada una de esas criaturas y los enormes escombros que hay por ahí, enfrente de mí una criatura humanoide aparece en frente de mí. Esta tan cerca que puedo ver “M. Johnson” en su insignia. Para evitar el combate le lanzo un golpe de pixeles, mandándolo a volar. Continuo mi camino y al cruzar la puerta recorro una banca para evitar que entren tan fácil. A diferencia del edificio principal este está intacto y en silencio aterrador. A pesar de que podría verse seguro corro sigilosamente hasta subir al segundo piso. Me voy por los bordes hasta llegar a la décima puerta, la de mi habitación. Busco rápidamente en mi habitación que podría utilizar, pero solo encuentro las botas de Bytronic tiradas a media habitación, aunque aprovecho que son muy cómodas y prácticas para ponérmelas rápidamente al serme más útiles que mis tenis de tela en un estado casi deplorable.
Salgo de la habitación para salir del otro lado del edificio. Todo va bien hasta que llego al primer piso, donde se encuentra un underson, pero de color morado y con más espinas en las partes donde no hay huesos. El underson se lanza contra mí y lo esquivo, pero una de sus garras rasga mi hombro dejando correr la sangre a través de mi traje. Le doy un golpe de pixeles y después de levantarse se lanza contra mí y para evitar más heridas, uso mi hipervelocidad para salir del edificio, esas criaturas son más resistentes de lo que pensaba. A punto de llegar a la salida, veo que alguien la ha bloqueado con estanterías y una maceta con una planta intacta, solo me queda lanzar un golpe de pixeles para volar la puerta.
Después de salir me dirijo a la batalla y a lo lejos veo el gimnasio en llamas y a punto de derrumbarse, lo más horroroso es los gritos que provienen del lugar. Me doy cuenta que me salve por poco. Si Grayson y yo no hubiéramos continuando con la falsa pelea no hubiéramos sobrevivido. Me salve por casualidad. Golpeo a las criaturas con tentáculos, que apodo como podridos, a la vez que avanzo por los jardines en llamas. De la nada me surge un pensamiento de culpa por esas personas antes de transformarse en podridos.
Mientras mis pensamientos de culpa se van, aparece uno de los podridos frente a mí, pero es diferente, es más pequeño que los otros y en su insignia está grabado el nombre” Z. Couson”. Conozco ese nombre. Es Zain, lo han convertido en un podrido. Voy hacia el corriendo, pero antes de golpearlo se encoje de tamaño. De alguna manera ha conservado sus poderes. El podrido, Zain, se ha hecho del tamaño de un rociador que hay en el jardín. Trato de golpearlo pensando que su tamaño reduce su resistencia. Le doy un golpe, pero el crece de tamaño, lanzándome lejos de él. Rápidamente me acerco a Zain y cuando el tiempo se hace lento golpeo su casco en muchas partes para romperlo y poder acabarlo. Cuando me detengo su casco estalla y veo su rostro, o lo que ha quedado de él. Me da náuseas y vomito por ver en lo que se ha convertido. Tiene el cerebro expuesto y los músculos se han tornado morados, en ciertas partes conserva algunos pedazos del cráneo. Tomo del suelo un pedazo de su casco que está muy afilado, y cuando Zain se recupera corro rápidamente haca el, pero entre ambos aparece un holograma de Connor. Me detengo rápidamente, haciendo que me resbale y caiga en la tierra, raspándome los codos. Sin tener tiempo para levantarme, Connor me arrebata el trozo de metal.