Con mi misión definitiva, me acerco al Alpha a toda la velocidad que puedo, y con la distancia correcta lo golpeo en la espalda, haciéndolo caer. Le aplico un movimiento de lucha que John me enseñó con el propósito de defenderme, combinándolos con lo poco aprendido en la Academia; mi esfuerzo no importa si puede evadir mis ataques con tanta facilidad, incluso se da el lujo de devolverme los ataques, lo poco aprendido en la academia es lo único útil.
— Yo también conozco los movimientos, Axel. Yo te los enseñe paso a paso —suelto un golpe de pixeles, y la suelta una ráfaga de rayos, haciendo que los pixeles y los rayos se desintegren—. Sé cómo piensas, cada movimiento que haces, solo vas a aplazar tu derrota, no eres rival para nadie.
Necesitaré una buena estrategia si no quiero perder, no soportaré más humillaciones, menos de él, un soldado sin nombre de RedCell usando mis inseguridades en mi contra. No, debo encontrar su debilidad, ponerme a su nivel no servirá de nada si no lo hago caer, pero parece no tenerla. Tengo que ganar, cueste lo que cueste. Todo por Hannah, es lo que ella habría querido.
— Ríndete, Axel. Así como lo haces siempre que no estoy ahí para que no metas la pata.
Lo más difícil es mantenerlo con vida, pero incapacitado para romper su casco, y cortarle una extremidad no es opción, se desangraría. En eso se me ocurre una gran idea. Combo de poderes. Si combino ambos poderes podría incapacitarlo. Alpha lanza otra ráfaga de rayos, y ahí noto su debilidad, no puede lanzar ataques continuos, lo deja agotado. Dejo que me lance otra ráfaga y entonces me lanzo sobre el con una velocidad tan enorme que todo se paraliza a mi alrededor, lanzo un golpe de pixeles directo a su estómago, y después lanzo un bloqueo que lo dejara en el piso el tiempo suficiente para destruir su casco. Todo sale bien y me enfoco en mantener el bloqueo el mayor tiempo posible.
Entre jaloneos del Alpha, descubro que su casco está pegado al traje naranja que lleva. El casco de color rojo lleva una V con una línea a la mitad en tonos naranjas simulando el logo de RedCell partido a la mitad. Tiene un visor rectangular y con bordes en forma de v invertida y con un respirador en forma rectangular que baja hacia el cuello. Si no puedo quitarle el casco, tendré que destruirlo. Formo una espada de pixeles en mi brazo derecho y de un golpe parto el casco en 10 partes. Y tras el casco está él, esta John sonriendo satisfactoriamente.
— Eres muy hábil, debo decir —sin el casco su voz vuelve a la normalidad, pero no vuelve a ser el John de antes. Sus carcajadas me aterran por lo que John se ha convertido, en un monstruo, un humano que consideraba como un hermano retorcido al punto de perder toda humanidad —. Pero, te equivocaste de lugar.
Lanza una ráfaga de rayos que mandan a volar. Y a mi alrededor veo a todos combatiendo a los podridos, que no dejan de llegar. Lo que me destruye más, es ver como Rick carga el cuerpo de Hannah en sus brazos mientras está llorando. El Alpha, John, me toma del cuello del traje, alzándome en el aire mientras Carga otra ráfaga de rayos en su mano. En su rostro se ve una gran satisfacción, en lo divertido y satisfactorio que le será matarme.
Cuando levanta su puño, queda paralizado y se arrodilla repentinamente, soltándome y dejándome caer en la tierra. John respira aceleradamente y cuando me mira, se ve aterrorizado y muy triste
— Axel, perdón… yo no quise. Me controlan, te quieren vivo. Soy un idiota por matar a tu novia.
— John, no me engañes. No sé si creer en ti.
— Por favor, mátame —creo que lo dice en serio, pero no sé si puedo hacerlo, ha cruzado todos mis límites, si está en lo cierto no podría perdonarlo, es demasiado para mí—. No quiero pelear con mi mejor amigo al quien lastime. Axel, mátame
John vuelve a caer al suelo, teniendo convulsiones y gritando del dolor, ¿qué debería hacer? Puede que lo controlen, su desesperación no se puede fingir, no de esa manera. Claro que siendo parte de RedCell me engañe, sabe que soy vulnerable y lo usa a su favor, me resulta imposible decidir. Espero que vuelva a la normalidad, pero cuando levanta la cabeza, vuelve a ser el mismo sádico que mata sin piedad.
— ¡Cierra la boca! Inútil —su respiración se tranquiliza y me mira con una mezcla de enojo y felicidad—. Y en cuanto a ti, no creo que debas saber más, ¡así que muere!
Lanza un gran golpe, rompiéndome la nariz y haciendo que sangre mucho. Lo golpeo en el estómago y se va hacia atrás. Trato de inventar estrategias para debilitarlo, lo golpeo en la cabeza, pero él me golpea en las costillas. Después de agotarse por lanzarme una poderosa carga de rayos, voy hacia el para dejarlo inconsciente. Él no se mueve, como si estuviera inconsciente, pero sé que está viendo y escuchando todo, solo está agotado. Aprovecho para darle un golpe en el corazón y dejarlo inconsciente. Pero antes de mover la mano, el me encaja una daga envenenada en el costado.
Muy adolorido, camino hacia atrás. Esta herida me duele más que las demás, y el veneno deja la sangre que sale de los bordes de color verde, igual que el Creator en el parque. Me cuesta respirar, mis esfuerzos empeoran mi situación.
— Una dosis más potente que el de la vez anterior para que lo disfrutes más —fue el que estaba en la sala de videojuegos, el que soltó el monstro.