‒Ustedes tendrán que esperar un poco hasta que ellas acaben…‒ dijo Oliver acercándose a Sebastian cuyo cuerpo yacía bocabajo recostado sobre el sofá, no se dirigió del todo hacía Géminis que descansaba sobre el sillón con la cabeza hacia atrás sobre el espaldar.
‒Ha sido toda una travesía‒ dijo Sebastian levantando la taza de chocolate frío ‒lo que paso con…‒
‒No, por favor‒ interrumpió Oliver ‒no quiero saberlo‒ sus palabras cortaron cualquier conversación referente a lo que sucedía en el mundo oculto tras el suyo, su madre le había advertido que solo debe saber lo necesario, de alguna forma era feliz así, saber demás era indagar en ciertas cosas que el mundo ha ocultado por alguna razón por eso se limitó a lo esencial por saber.
‒Perdón, a veces se me va la olla‒ dijo Sebastian acomodándose por octava vez.
‒Lo único que quiero saber es si ¿Esto…‒ titubeo Oliver ‒esto es el fin del mundo o algo parecido?‒
‒Aún no lo es, pero no te preocupes haremos todo lo necesario para impedirlo por ahora tenemos que recobrar fuerza y dirigirnos al espejo de tu novia‒
‒Yo lo traeré en cuanto llegue mi madre‒ corto Oliver decidido a ayudarlo en todo lo que pueda.
Sebastian no dijo nada más, entendía por qué él hacía las cosas en especial callar todo lo relacionado con su mundo.
‒Lo siento‒ susurró Oliver.
‒Na tranquilo chico, sé por qué lo haces, y es por ella ¿verdad? O me equivoco‒
‒Ella es mi mundo, mi todo y es mejor que no sepa nada de esto, aunque aquel mundo del que la quiero alejar a veces aparece…‒
‒No tienes que explicármelo, yo haría lo mismo en tu lugar, solo ten seguro que estarán bien, aunque una cosa‒ se dio la vuelta mirando al techo ‒por nada del mundo suban al crucero‒ susurró antes de descansar un poco.
‒¿El crucero?‒ se acercó Oliver confundido ‒¿Cuál crucero? A Zoé no le sienta mucho el mar‒
‒Solo no lo hagan‒ musito antes de quedarse dormido.
Oliver veía a Sebastian adormilado entre la realidad y un mal sueño, que se reflejaba en las expresiones de su mirada.
‒Aquí esta‒ interrumpió Zoé acercándose por el pasillo, traía en las manos una canasta con la ropa de Sara y Raquel ‒los pondré a lavar en seguida‒ se dirigió a Oliver ‒me dices donde dejo tu mamá el detergente–
‒En el lugar de siempre‒ respondió él tomando las tazas de chocolate que volvería a recalentar en el microondas ‒ahí está donde siemp…‒ corto al notar la mirada de su novia, a pesar de que ella no decía una sola palabra podía leerlo en su expresión, unos ojos confundidos y su respiración intranquila.
‒Vamos, tengo que dejar esto también, te explicaré un poco y de paso pedirte un gran favor‒
Zoé y Oliver se alejaron por el pasillo ‒Ya vuelvo‒ anuncio a lo lejano.
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Editado: 05.12.2021