Planes y señales
- ¿Has podido averiguar algo nuevo? – Pregunta Lorena cruzando su pierna elegante mientras toma un café en un hermoso lugar, con la mirada fija en su acompañante.
- No, la verdad que no, solo rumores, pero nada confirmado, Sofia sigue siendo la vicepresidente de Corporación Montenegro y no hay nadie que confirme que los haya visto discutir o tratarse mal. – Responde con frustración Saul
- Eso no significa nada, aun no entiendo cómo es que terminaron casándose cuando habíamos logrado romper su vínculo y alejarlos completamente. – Recuerda con absoluta molestia Lorena, su magnífico plan había funcionado muy bien, pero no sabe cómo es que al final el resultado fue completamente inesperado.
- Es verdad, yo aun no elimino del todo la posibilidad de que haya sido por negocios, desde su matrimonio los Montenegro han podido intervenir en Industrial Villareal y respaldar a Sofia, sin importar que ella aún no ha tomado su lugar en la empresa. – Expone Saul, lo que deja pensando a Lorena, pues si su matrimonio fue por un acuerdo podría facilitarle la situación, pero nada garantiza que aun cuando así haya sido, no se convirtiera en real después, ya que aun cuando se había asegurado que se odiaran terminaron casados.
- Debemos investigar muy bien los pormenores, si sabemos cómo llegaron al matrimonio, sabremos qué hacer para separarlos nuevamente, durante este tiempo solo pude implantar uno que otro espía en la empresa, pero nada más, debía viajar para consolidar mi poder en la empresa, ahora estoy totalmente de regreso y hare que Sofia me recuerde. – Los ojos de Lorena brillan con maldad, ella sabe lo hermosa que es y bien que sabe usar eso a su favor, a su parecer es imposible que Sofia se puede comparar con ella, así que ser la nueva señora Montenegro no debería ser un trabajo difícil si ella pone todo su empeño y se lo demostrara.
- Tienes razón, también creo que ya es momento que Maximiliano se acuerde de mí. – Dice Saul curvando sus labios en una sonrisa perversa.
Mientras los planes contra el que sin que ellos supieran casi extinto matrimonio Montenegro Villareal se trazan, los implicados están sentados frente a frente en el frio estudio de la mansión matrimonial de la joven pareja y no es porque el clima este frio ese día, es solo que llevan más de cinco minutos sentados allí y ninguno de los dos ha dado el primer paso para iniciar tan importante conversación. ¿Por qué?, ni ellos lo saben, o más bien no lo quieren admitir.
Pero ambos en el fondo son conscientes de que no quieren revelar lo que su corazón esconde y tampoco saben cómo llevar esta platica protegiendo esos secretos ocultos, además sin que ellos mismos lo adviertan en el ambiente está presente el miedo, si se preguntan ¿a qué?, sencillo, miedo de que esta sea la última oportunidad de estar así de cerca.
Por un momento Maximiliano se perdió en sus pensamientos, dos años de casados sin hablarse en privado y ocho años desde la última vez que compartieron un momento feliz juntos, como extraña esos tiempos, si tan solo todo fuera como en ese entonces, cuando día a día compartían, estudiaban, salían y disfrutaban el tiempo juntos sin embargo la mirada fija de Sofia sobre él lo vuelven a ese momento, donde sinceramente no sabe que debería decir.
Sin poder darle más largas a la situación, nuevamente es Sofia quien toma la iniciativa, no se puede permitir dudar, mucho lo hizo ya en años atrás, ahora solo debe ver por su futuro y mantener su corazón seguro es la principal misión.
- Bien, ¿para qué me has llamado?, creo que esto es absolutamente innecesario, eres un hombre ocupado y yo también, seamos prácticos. – Dice Sofia con voz fría, sin ninguna emoción en ella, a lo que Maximiliano siente nuevamente que ella solo hace lo que le da la gana sin siquiera preguntarle, claro en ese momento el no admitiría que también es su culpa, pues nunca cuestiono sus decisiones, ni mostro la más mínima importancia a esa mujer frente suyo, quien sigue siendo su esposa.
¿Qué si tuvo sus razones?, claro que sí, pero nunca se lo ha dicho ni a ella ni a nadie.
De pronto desde el fondo de su corazón quiso rezar por un milagro, algo que le diera un mínimo de oportunidad para resolver el enredo en su cabeza y corazón. Algo que parecía imposible, pero tal vez lo hizo con tanta devoción que Dios se apiado de él, cuando un sonido en la puerta los interrumpe, cuando Maximiliano da el pase, Martha entra para informar que su abuelo el señor Sebastián Montenegro esta allí.
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