Aliado
- Presidenta es hora. – Interrumpe Luisa.
- Adelante es su momento. – Expresa el hombre frente a Lorena con una mirada intensa e inexorable. – Esta es mi tarjeta si le interesa mi amistad llámeme. Créame le conviene. – Dice el hombre girándose sobre sus talones para irse de allí, pero después de dar un paso se detiene y sin voltear dice. – Por cierto, Maximiliano Montenegro se fue hace un momento en compañía de su amada esposa, según veo no le era para nada interesante tan magno acontecimiento. Aun cuando es algo tan importante, Al parecer es demasiado frio y cruel con hermosas damas como usted. – Finaliza el hombre con total calma, sin decir más se marcha haciendo que Lorena casi se saque sangre de sus manos por empuñarlas con fuerza y absoluto odio.
- Vamos. – Dice Lorena dirigiéndose al escenario, debe mantener su sonrisa, no se puede permitir demostrar debilidad, eso jamás, pero se promete que Sofia pagara caro por entrometerse en su camino y arruinar sus planes. Maximiliano debería estar allí en ese momento, pero no, él se había ido con ella con Sofia Villareal, su esposa. Pensaba con ira Lorena. – Guarda esta tarjeta y averigua todo lo que puedas de ese hombre. – Dice antes de subir.
- Si señora. – Responde rápidamente Luisa mientras tomar la tarjeta.
- ¿Dónde esta el presidente Montenegro? – Pregunta en voz baja el padre de Lorena. – Se supone que el es el invitado especial que iba a subir para el discurso. – Ese era el plan que Lorena había trazado, sabía que, si Maximiliano era nombrado para subir durante el evento, no se negaría y así le demostraría a Sofia cuán importante era todavía ella para Maximiliano, pero todo se arruino.
- Al parecer tuvo una emergencia. – Comento Lorena con algo de pena, obviamente su padre no sabía que Lorena en ningún momento notifico a Maximiliano que tenía tan importante tarea.
- Es una pena, entonces le pediré al joven Alcázar que sea el quien haga la presentación, también es alguien muy influyente en el país. – Dice Eulices el padre de Lorena.
- Esta bien. – Acepta ella, aunque duda que Rafael quiera aceptar, sin embargo, es su padre quien va a hacer la solicitud, por lo que le sería un poco más difícil negarse.
Mientras tanto un hombre veía por las ventanas de su vehículo la oscura noche, los pensamientos arremolinaban su mente, por lo que su chofer y mano derecha le pregunto.
- ¿Se encuentra bien señor? – Consulta mirando al frente, sabiendo que el hombre sentado en la parte trasera del vehículo, esta encerrado en el pasado nuevamente.
- Claro que si Jorge, ¿Por qué no lo estaría?, estoy seguro que Lorena Álvarez será una gran aliada, es una mujer muy astuta, sabe usar sus armas, es solo que el estúpido amor que tiene por Maximiliano Montenegro en ocasiones no la deja pensar bien, pero para eso estoy yo y ella sin saber me va a ayudar a destruirlo. – Sonríe, pero es una sonrisa sin sentimientos, ni siquiera alegría por su perfecto plan.
Jorge asiente, pero en el fondo sabe que aun cuando su jefe cumpla con su venganza seguirá sin ser feliz, porque eso no le devolverá lo que perdió. Además, él sabe que en realidad Maximiliano Montenegro no es culpable, las cosas simplemente sucedieron así, pero no hay ninguna forma de que su jefe entienda eso, es posible que en el fondo lo sepa. Aun así, su necesidad de que exista un verdadero culpable opaca todas las demás opciones.
Sin imaginarse nada de toda aquella situación Maximiliano parqueaba en su casa con una gran sonrisa, bajando del vehículo para dar la vuelta y abrir la puerta de Sofia tomando su mano, ella seguía muy desconcertada por todas las acciones de Maximiliano de esa noche, todo era demasiado extraño para ella, el no dejaba de mirarla con una gran sonrisa que también iluminaba sus ojos y ya no entendía nada.
Ambos entraron a la casa ya no había nadie, todos los empleados fueron enviados a su descanso ese fin de semana, normalmente se turnan, pero esta vez el abuelo Sebastián decidió que todos tomarían su descanso, su plan era mas que obvio para Maximiliano sin embargo no dijo nada, pues para ese punto el es el mas interesado en que los planes de su abuelo funcionen, por su parte Sofia no estaba enterada de ello, ella solo pensó que todos estaba durmiendo.
Una vez entraron a su habitación Sofia ya no pudo más.
- ¿Qué está pasando contigo esta noche? – Pregunta Sofia con tono peligroso y mirada inquisidora, mientras se cruza de brazos poniendo su postura mas firme, esta decidida a obtener una respuesta y no dejarse engañar por ese hombre.
Al verla Maximiliano sabe que es hora de hablar, porque cuando Sofia decide tomar el control de una situación las cosas solo se hacen a su manera y esta vez el no esta dispuesto a que solo ella decida, antes quiso pensar que no le importaba, pero ahora está seguro que, si ella decide alejarse o en el peor de los casos irse el simplemente no podrá con ello, por lo que dio un largo suspiro y se sentó en el mueble frente a la cama dirigiéndose a ella.
- Siéntate. – Pidió casi en suplica, con la intención de bajar un poco las barreras de Sofia.